
El nuevo desafío para Trump tras Gaza: buscar la esquiva paz en Ucrania
El mandatario estadounidense recibirá a su par ucraniano, Volodymyr Zelensky, en la Casa Blanca el viernes. Trump insinuó el domingo que podría aprovechar la posibilidad de enviar los poderosos misiles de crucero Tomahawk de fabricación estadounidense a Ucrania, para presionar a Vladimir Putin a que deponga las armas.

Tras el éxito de la primera parte de su plan de alto el fuego entre Israel y Hamas, con la liberación de los rehenes israelíes y los presos palestinos, ahora el presidente estadounidense, Donald Trump, busca conseguir un resultado similar con la guerra de Rusia en Ucrania.
Trump recibirá al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en la Casa Blanca el viernes. Se trata de su tercera visita a Washington desde que el republicano volvió al poder en enero. En sus visitas a Israel y Egipto, el inquilino de la Casa Blanca hizo referencia a la guerra en Ucrania, subrayando cómo, si bien pregonaba sus logros en un conflicto importante, aún mantiene la mira puesta en la resolución de otro.
“Esto le da a Trump una enorme influencia para resolver otros conflictos importantes”, afirmó a The Wall Street Journal Fred Fleitz, quien fue alto funcionario del Consejo de Seguridad Nacional durante su primer mandato. “Ahora ha demostrado ser un árbitro y pacificador eficaz”.

“Después de Gaza, Ucrania es la siguiente prioridad de Trump. Pero lograr la paz con (Vladimir) Putin podría ser aún más difícil”, escribió Nick Paton Walsh, analista de CNN.
Según la cadena de televisión, la primera diferencia es que “con Israel, Trump ha persuadido a un aliado, militarmente dependiente de él, para que detenga una guerra atroz que le ha valido críticas globales. En cambio, Rusia es un oponente histórico de Estados Unidos, dependiente de su principal rival, China, y en lo que respecta a la invasión de Moscú, el mundo muestra una condena algo ambigua”.
“Las cartas de Trump, en lo que respecta a Putin, quizás fueron abstractas desde el principio, pero ahora son limitadas, si no inexistentes. Ya ha probado con alfombras rojas, carisma interpersonal y persuasión económica. Ha habido al menos siete plazos que amenazaban con más sanciones, hasta que Trump decidió que quiere que Europa deje de comprar hidrocarburos rusos antes de imponer alguna medida de ese tipo. Incluso el Kremlin admite que las conversaciones están en una ‘pausa seria’”, indicó la cadena.
Aunque el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró el lunes: “Los contactos a través de los canales respectivos continúan”.
“A diferencia de lo ocurrido con Gaza, Trump tampoco puede declarar que se ha alcanzado un acuerdo entre Rusia y Ucrania y dejar los espinosos detalles para más adelante. Putin ya ha dejado a Trump con las manos vacías una vez, tras las conversaciones en Alaska, y probablemente lo vuelva a hacer ante cualquier otra oportunidad que se le presente para ello”, indicó CNN.
El propio Zelensky intervino el lunes. “Se puede obligar a Putin a la paz, como a cualquier otro terrorista. Incluso Hamas se prepara para liberar rehenes. Si eso es posible, también se puede obligar a Putin a restaurar la paz”, declaró en una publicación en redes sociales.

Si Trump puede sacar alguna lección del acuerdo entre Israel y Hamas para aplicarla a la guerra de Ucrania, según dijeron altos funcionarios europeos al diario The Wall Street Journal, se reduce a una palabra: presión.
Tras el ataque aéreo israelí contra el liderazgo de Hamas en Doha, el 9 de septiembre pasado, Trump presionó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para que aceptara su plan de paz de 20 puntos y lo obligó a disculparse públicamente con el líder de Qatar.
A su vez, Qatar, Egipto y Turquía aumentaron la presión sobre Hamas amenazando con cortar las vías diplomáticas con el grupo islamista y despojarlo de su cobertura diplomática si no aceptaba el plan de paz propuesto. Todo esto, mientras Israel continuaba con un nuevo ataque militar contra Gaza a pesar de la creciente reacción internacional.
The Wall Street Journal señaló que Trump aún no ha ejercido la misma presión sobre Putin. Ucrania y sus aliados en Europa esperan que esto cambie ahora que el inquilino de la Casa Blanca ha visto los frutos de su éxito como negociador en Medio Oriente, y a medida que aumenta su impaciencia con Rusia, tras meses de negociaciones fallidas.
Un funcionario de la Casa Blanca afirmó al periódico que el presidente ha expresado desde hace tiempo su deseo de ver el fin de la guerra en Ucrania, y añadió que Putin ha rechazado reiteradamente las generosas propuestas de paz que habrían beneficiado a Rusia. Washington se mantiene optimista de que logrará que ambas partes detengan lo que el funcionario describió como matanzas sin sentido en el conflicto.
Trump ha impuesto fuertes aranceles a India, un importante socio comercial de Rusia, pero hasta el momento no ha emitido nuevas sanciones importantes ni sanciones secundarias contra Rusia. Funcionarios europeos afirmaron a The Wall Street Journal que aumentar las sanciones financieras contra Moscú es crucial en esta etapa de la guerra, cuando su economía está al borde de la crisis, pero también en transición hacia una economía de guerra a gran escala.

Tampoco ha atacado la llamada “flota en la sombra” de petroleros ilícitos que Moscú utiliza para tratar de evadir los topes de precios del petróleo ruso y generar más ingresos para su maquinaria de guerra.
Según el análisis hecho por CNN, el equipo de Trump, sumido en la “arrogancia” del fin de semana pasado, corre el riesgo de estar “un poco perdido con Ucrania”. Los planes de garantía de seguridad que el secretario de Estado, Marco Rubio, debía formular para Ucrania -planes necesarios solo si se logra una paz duradera- siguen siendo opacos. El papel del enviado especial Steve Witkoff se vio, hasta este reciente éxito en Gaza, reducido. Los aliados europeos han expresado su consternación, incluso un horror descortés, ante la incapacidad de Witkoff para comprender o recordar detalles clave de sus conversaciones con el Kremlin, indicó la cadena.
En la Knéset, Trump pareció ensalzar la virtud de lo poco que Witkoff sabía de Rusia cuando viajó por primera vez al Kremlin, y “creyó que las muchas horas que pasó allí -presumiblemente escuchando las quejas históricas de Putin- eran una muestra de la eficacia del enviado. Pero Putin no se dejará persuadir solo con bravuconería y autocomplacencia”, indicó Nick Paton Walsh en su análisis para CNN.
La frustración de Trump de no poder alcanzar la paz en Ucrania ha llevado a que este último tome un impulso para conseguir más armas. Una delegación ucraniana de alto nivel comenzó este martes una visita de varios días a Washington para negociar acuerdos de compra de armas estadounidenses diseñadas para atacar el interior de Rusia y proteger a Ucrania de ataques aéreos.

Zelensky planea continuar con una visita a la Casa Blanca el viernes, posiblemente para concretar los acuerdos. El mandatario ha estado promoviendo con vehemencia los misiles de crucero Tomahawk de fabricación estadounidense, que reforzarían la capacidad de Kiev para realizar ataques de largo alcance.
Trump insinuó el domingo que podría aprovechar la posibilidad de enviar los poderosos misiles a Ucrania para presionar al presidente ruso, Vladimir Putin, a que deponga las armas. “Podría decir: ‘Miren, si esta guerra no se resuelve, les enviaré misiles Tomahawk’”, declaró Trump a bordo del Air Force One.
La voluntad de la administración Trump de discutir la entrega y el uso de tales armas, algo a lo que el gobierno del demócrata Joe Biden se negó rotundamente, marca un cambio en el enfoque de Washington para poner fin a la guerra, dijeron los analistas.
“Los esfuerzos diplomáticos y las negociaciones de paz fueron el tema principal del discurso público durante mucho tiempo, y cada vez que Ucrania intentó cambiar esa narrativa, no encontró comprensión por parte de sus socios, especialmente de Washington”, dijo a The New York Times, Sergiy Solodkyy, director del New Europe Center, un think tank con sede en Kiev. “Ahora parece que hablamos el mismo idioma”.
La velocidad y alcance de 2.400 kilómetros de los misiles Tomahawk implican que solo tienen sentido si evaden las defensas aéreas y atacan infraestructuras valiosas en el interior de Rusia.
El expresidente ruso Dmitry Medvedev declaró el lunes que el suministro de misiles Tomahawk estadounidenses a Ucrania podría tener consecuencias nefastas para todos, especialmente para Trump.
Medvedev afirmó que es imposible distinguir entre misiles Tomahawk con ojivas nucleares y misiles convencionales tras su lanzamiento, un punto que también ha mencionado el portavoz del presidente Vladimir Putin.
Dmitry Peskov reiteró la posición declarada de Moscú de que el uso de tales armas requeriría la participación de Estados Unidos. “Este es un momento realmente dramático, ya que las tensiones están aumentando desde todos los lados”, declaró el domingo.
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