Dante Spinetta: "En este disco se nota cierta madurez y todo fluyó sin problemas de ego"
El músico argentino habla con<b> La Tercera</b> del álbum que presentarán mañana en Chile.

Volver al principio para seguir avanzando. Buscar las raíces para encontrar un futuro. Luego de una década de trabajo por separado, Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur sellan el proceso de reencuentro de Illya Kuryaki and the Valderramas con un nuevo disco, cuyo acento está puesto en la recuperación de lo primitivo y la celebración de sus propios orígenes. Un álbum producido por ellos mismos, en el que volvieron a recurrir a sus viejas fuentes sonoras -Prince, el hip hop, el rock argentino- para trece nuevas canciones donde abundan las referencias a los chamanes, la libertad, la vida espiritual y el destino de la humanidad.
"Lo hicimos con esa sensación orgánica y lo grabamos en cinta, con la idea de recuperar eso que tenían los discos antes de la era digital, como los que hicimos en los 90", cuenta el hijo del fallecido "Flaco" Spinetta sobre La humanidad o nosotros, el octavo disco de estudio del dúo argentino y el segundo desde su reunión formal. El mismo que presentarán mañana en Chile, en el Teatro Cariola (ver recuadro) y acompañados de sus viejos compinches de Los Tetas, en una velada que además marca veinte años de relación entre el público local y uno de los últimos sobrevivientes de la era dorada del MTV Latino.
El fin de semana pasado festejaron en vivo las dos décadas de Chaco, el álbum de su explosión continental. ¿Qué papel ha jugado Chile en estos veinte años del grupo?
Con Chile pasa algo especial, que sigue pasando, y es que en general hay mucha más exposición de la música negra. Las primeras veces que iba ponía la radio y pasaban rap, funk y la gente conocía mucho toda la movida. Nosotros allá nos sentimos como en casa porque tenemos muchos amigos, dejando el fútbol de lado (ríe). La verdad es que Santiago es uno de los lugares más funkeros de Latinoamérica, y vamos a encontrarnos con Los Tetas así que la fiesta está asegurada.
A cinco años de su reunión, ¿cómo ve el presente de Illya Kuryaki and the Valderramas? ¿Fue más fácil hacer este disco que el anterior?
Claro, fue muy fluido el proceso de creación de este disco, porque ya como que habíamos perdido los nervios de la vuelta. Cuando hicimos Chances llevábamos diez años separados haciendo cosas muy diferentes como solistas, nos juntamos para ver qué salía y salió increíble. Pero en este caso ya estábamos en alta mar por así decirlo, y por lo mismo decidimos hacer el disco los dos solos, tal como hicimos con Chaco, Leche y Versus. Creo que este es el disco que más tranquilos hemos hecho en nuestra carrera. De alguna forma, se nota cierta madurez, pudimos fluir sin problemas de ego ni de nada.
Ese trabajo orgánico y análogo en el estudio parece ir en sintonía con el mensaje de La humanidad o nosotros. ¿Era ese uno de los objetivos del nuevo álbum?
Sí, totalmente. De alguna manera toda la energía estaba puesta en esa sensación de conectarnos más con el lado espiritual, con el lado lindo de la humanidad. Con este disco tratamos de abrir esa conversación, plantear hacia dónde estamos yendo, qué queremos en nuestra vida. Como sociedad estamos destinados a que nuestra única meta sea ganar dinero, pero nosotros hemos perdido familiares, grandes amigos, de una manera injusta, y nos hemos dado cuenta que hay que vivir la vida de otra manera, que lo importante fueron los buenos momentos, las sonrisas, el amor.
En ese sentido, ¿también había una intención de volver a las influencias esenciales del grupo en este disco?
Claro, en la búsqueda de la intensidad uno vuelve también a ciertas fuentes. Y si bien está el funk latino en temas como Gallo negro, hay una influencia grande del rock argentino en temas como El árbol bajo el agua y en otras canciones medias "spinetteras", porque queremos que esté eso. El mestizaje siempre ha estado pero en este disco cambiamos un poco las proporciones. Acá hay menos rimas pero más melodía y canciones que se pueden tocar sólo con guitarra, que no necesitan toda la parafernalia.
¿De alguna forma se siente portador del legado de Luis Alberto Spinetta?
No es que me sienta un portador, es algo que es parte de mí y no lo puedo negar. Como está en la sangre también fluye, y con Emma somos muy fans del rock nacional en general, de Charly, Fito Páez, Cerati, gente que admiramos desde chicos y que crecimos aprendiendo de ellos.
¿Cómo fue para ustedes la muerte de Prince? En cierta forma fueron quienes replicaron su propuesta en esta parte del mundo.
Prince fue nuestra mayor influencia y la verdad es que fue muy triste, nos dolió mucho, en especial porque fue una muerte accidental. No tiene sentido que se vaya una persona tan luminosa. De alguna manera toda la vida uno estuvo acostumbrado a que Prince sacara un disco cada año, pero cuando esa persona deja de existir te das cuenta del vacío que deja. Son esas personas que vinieron al mundo a iluminar nuestro camino. De hecho, tuvimos la suerte de ir hace un tiempo a su estudio en Paisley Park, algo muy místico, y en este disco al igual que en el anterior trabajamos con Michael B. Nelson, el encargado de arreglar los vientos de Prince durante muchos años.
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