Uber pierde el rumbo

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Las denuncias de acoso sexual, las investigaciones gubernamentales y las demandas por robo de tecnología provocaron esta semana la renuncia de Travis Kalanick, el polémico director ejecutivo, cofundador y líder de la empresa. Su alejamiento se produjo tras la revelación de un duro informe interno que incluso recomienda limitar el consumo de alcohol y drogas en la compañía para terminar con su tóxico ambiente.




Durante la mañana del 13 de junio, el nerviosismo era notorio en las oficinas centrales de Uber en San Francisco, Estados Unidos. Los empleados se habían reunido para escuchar los resultados de una investigación interna que se inició tras la divulgación de una acusación de una ex empleada. En febrero, la ingeniera en software Susan Fowler había publicado en su blog un ensayo en el que describía las propuestas sexuales explícitas que recibió de uno de sus jefes y cómo el departamento de recursos humanos rechazó sancionarlo, ya que era "su primera ofensa" y porque, además, era un profesional "destacado".

El sujeto incluso amenazó con despedirla por haberse quejado: "Le dije que eso era ilegal y él respondió que había sido jefe por mucho tiempo, que él sabía lo que era ilegal y que amenazar con echarme por reportarlo a recursos humanos no era ilegal". El escándalo fue inmediato y la empresa, que revolucionó los desplazamientos urbanos con su servicio de transporte privado, contrató a una oficina de abogados liderada por el ex fiscal general estadounidense Eric Holder. Su misión era realizar un diagnóstico interno para mejorar las prácticas de la compañía, pero el resultado tuvo consecuencias mucho más profundas.

Tal como señala la revista Time en un artículo publicado este mes y titulado "Uber Fail" (El fracaso Uber), más que entregar recomendaciones el informe plantea que prácticamente hay que hacer un "exorcismo". Son 13 páginas con casi cincuenta sugerencias: por ejemplo, se aconseja entrevistar siempre al menos a un candidato femenino y a otro de una minoría a la hora de llenar un puesto, además de prohibir los romances entre ejecutivos y subordinados y eliminar el consumo de alcohol y drogas en horas de trabajo y en eventos asociados. Según The New York Times y USA Today, esta última medida se incluyó luego que en una reunión global de Uber realizada hace dos años en Las Vegas los empleados ingirieran cocaína en fiestas privadas y que otro trabajador llevara a una prostituta a su habitación y la acusara de robarle. Además, un ejecutivo manoseó a varias empleadas y fue despedido.

El dictamen, que menciona 42 veces el término "diversidad", fue revelado en el punto culmine de lo que varios medios calificaron como la peor crisis en la imagen pública de la compañía, fundada en 2009 y que hoy está avaluada en casi 70 mil millones de dólares, valor superior al de General Motors o Ford. De hecho, la denuncia de Fowler fue seguida por una andanada de revelaciones que según Time fue "tan despiadada que muchos empezaron a preguntarse si Uber vivía una crisis existencial". La bola de nieve comenzó a tomar forma ese mismo febrero, cuando la empresa Waymo –subsidiaria de Google que desarrolla autos sin chofer- demandó a Uber y la acusó de robar tecnología para crear su propia flota de vehículos autónomos.

Luego, en marzo, el Departamento de Justicia de Estados Unidos inició una investigación por el uso del software Greyball, el cual buscaba evitar que el servicio fuera detectado en ciudades donde su operación está prohibida. Como si fuera poco, en abril la viuda del ingeniero estadounidense Joseph Tomas dijo que su marido se había suicidado debido al agresivo ambiente interno de Uber y a inicios de junio más de 20 empleados y ejecutivos fueron despedidos por episodios de acoso sexual.

En esa misma fecha, The New York Times y el portal web Recode también informaron que Eric Alexander, presidente de negocios de Uber Asia Pacífico, había sido despedido tras apropiarse indebidamente de los registros médicos de una estadounidense que en 2014 fue violada por un chofer de la empresa en la India. Según los reportes, Alexander compartió la información con Kalanick y el vicepresidente Emil Michael, quienes consideraron que el relato de la víctima era una conspiración fabricada por un

Entre los analistas de Silicon Valley, existe un consenso de que la raíz del progresivo descalabro de la empresa está en la agresiva y conflictiva personalidad de su cofundador y director ejecutivo, Travis Kalanick (40). "La principal fortaleza de Kalanick es que es capaz de atravesar una pared para lograr sus objetivos. Su mayor debilidad es que cruzará una pared para conseguir sus metas. Es la mejor manera de describirlo", dijo Mark Cuban, dueño de los Dallas Mavericks de la NBA y mentor del cofundador de Uber, en una entrevista en The New York Times en abril.

Ese factor finalmente le pasó la cuenta a Kalanick. Tras la presentación del reporte, el ejecutivo anunció inicialmente que dejaría la empresa por tiempo indefinido para lidiar con la reciente muerte de su madre y para aprender a ser un mejor presidente. Pero este martes, una rebelión de los accionistas lo forzó a renunciar a su cargo y limitarse a ser miembro del directorio. "Amo a Uber más que a nada en el mundo y en este difícil momento de vida he aceptado la petición para hacerme a un lado para que la compañía pueda volver a construir en lugar de distraerse con otra pelea", dijo en una declaración.

En Chile la empresa llegó en 2014 y ya suma 50 mil choferes inscritos, seis mil más que el gremio de taxistas, que al igual que en el resto del mundo se han opuesto tenazmente al servicio. Sin embargo, Uber decidió no comentar sobre el impacto local de los vaivenes de la empresa y sólo remitió a su portal de prensa donde están los consejos elaborados por la firma de Eric Holder y unas palabras de Liane Hornsey, jefa de recursos humanos: "Aunque los cambios no ocurren de la noche a la mañana, estamos comprometidos a reconstruir la confianza con nuestros empleados, pasajeros y conductores".

Un problema de fondo

Entre las controversias más recordadas de Kalanick destaca una entrevista que dio en 2014 a la revista GQ, en la que dijo que su puesto lo volvía tan atractivo para las mujeres que internamente el apodo de Uber era "Boob-er", un término muy sexista. Además, hace dos años Tim Cook, presidente de Apple, lo citó a su oficina tras descubrir que Uber había diseñado un sistema que le permitía seguir identificando y monitoreando celulares iPhone incluso cuando la aplicación había sido borrada. "He escuchado que has roto algunas de nuestras reglas", le dijo Cook a su par y lo amenazó con eliminar a Uber de la App Store si no solucionaba el problema. Kalanick accedió.

Dan Lyons, analista tecnológico y autor del libro Mis desventuras en la burbuja start-up, señala que Kalanick y Uber representan sólo la cara más visible de una perniciosa cultura que permea a varias empresas que en la meca tecnológica de Silicon Valley o sus inmediaciones. En una columna publicada en abril en The New York Times y titulada "Los imbéciles y las start-ups que arruinan", Lyons señala: "No hace mucho tiempo, Uber parecía invencible. Ahora está en caída libre y varios de sus más altos ejecutivos han huido. Las preocupaciones de la empresa nacen por completo de la tóxica 'cultura bro' creada por Travis Kalanick".

¿Qué es este concepto derivado del término inglés brother (hermano) y que también se ha aplicado a incidentes de acoso en Tesla, Tinder y otras compañías tecnológicas? "Básicamente, es un mundo que favorece a los hombres jóvenes a expensas de todos los demás. Una 'compañía bro' tiene un 'presidente bro', usualmente un hombre joven que no tiene mucha experiencia laboral pero se ve bien, es osado y ligeramente amoral. En lugar de verse obligado por los inversionistas a rodearse con ejecutivos experimentados, él toma todas las decisiones por sí mismo", escribe Lyons.

Vivek Wadhwa, profesor de ingeniería en la Universidad Carnegie Mellon y columnista de tecnología en Washington Post, comenta que esa descripción calza con el ambiente interno en Uber: "La empresa representa todo lo malo que hay en Silicon Valley; su avaricia, su cultura, su desprecio por la gente y el sexismo. Se salió con la suya durante mucho tiempo porque tenía demasiado éxito y satisfacía la codicia de sus inversionistas. Ellos sabían que existían problemas fundamentales en la empresa pero decidieron pasarlos por alto. Se necesitaron varios escándalos públicos para que se hicieran responsables", explica a Tendencias.

El académico agrega que los orígenes de esta manera de actuar está en los "inversionistas que apuestan por estos malcriados y les dan dinero ilimitado. Ellos tienen la misma responsabilidad de aquellos padres que ven a sus hijos haciendo cosas malas y los siguen financiando". Para los analistas, esta 'cultura bro' explica los resultados de una encuesta de 2016 que incluyó a 220 mujeres que trabajan en Silicon Valley: el 60 por ciento había enfrentado propuestas sexuales no deseadas, una de cada tres aseguró que temía por su seguridad y el 66 por ciento señaló sentirse excluidas por su género.

Reeves Wiedeman, editor de New York Magazine y autor de varios reportes sobre Uber, dice que el afán de expandirse rápido incide en que este tipo de episodios sea cada vez más común. "Los departamentos de recursos humanos nunca son una prioridad para las start-ups cuando surgen. En el mundo tecnológico, la mayoría de los empleados son hombres jóvenes y para muchos de ellos ese es su primer trabajo. Sin una estructura robusta que proteja a las mujeres resulta desafortunado pero no sorprendente que ellas enfrenten más dificultades", dice.

"Este tipo de situaciones se han vuelto más recurrentes en Silicon Valley, pero es algo que ha existido en otros sectores donde hombres jóvenes se han congregado en lugares de poder, como por ejemplo en las finanzas", explica Wiedeman a Tendencias. Ejemplos sobran: hace tres años Sean Rad, fundador de Tinder, dejó su puesto tras una demanda de una ex ejecutiva a sus colegas por acoso y sexismo. En 2015, la ingeniera en software Kelly Ellis denunció acoso sostenido al interior de Google y ese mismo año Chia Hong demandó a su ex empleador, Twitter, por discriminación de género.

Tras la renuncia de Kalanick, Uber quedó a cargo de una junta de 14 miembros y la empresa busca llenar varios cargos vacantes como el de presidente –el anterior renunció en marzo citando diferencias valóricas- y el de gerente de finanzas, que ha estado vacío por dos años.

Todos estos contratiempos también empiezan a notarse en las finanzas: según informó la agencia Bloomberg, las ganancias de Uber totalizaron 6,5 mil millones de dólares en 2016, pero también perdió 2,8 mil millones de dólares. "Uber podría implosionar dentro de dos a tres años. Su éxito no está garantizado. Así funcionan las cosas en la industria tecnológica. ¿Acaso alguien se acuerda hoy de AOL, MySpace, Altavista o incluso de Yahoo? Uber podría terminar fácilmente en esa lista", afirma Wadhwa.

Otros fundadores tecnológicos que se quedaron sin trabajo

Steve Jobs: En 1985, John Sculley, director ejecutivo de Apple, consiguió el apoyo del directorio de la empresa para despedir a Jobs. Esto, luego de que el fundador de la empresa intentara echar al propio Sculley, a quien Jobs había traído de PepsiCo dos años antes.

Jerry Yang: Fue director ejecutivo de Yahoo entre 2007 y 2009, año en que abandonó su puesto tras ser criticado duramente por rechazar la oferta de compra de 45 mil millones de dólares que presentó Microsoft.

Jack Dorsey: Cumplió el rol de director ejecutivo de Twitter hasta 2008, cuando fue removido del cargo tras una disputa con otro cofundador de la empresa. Volvió en 2011 con el puesto de jefe de producto y en 2015 fue promovido nuevamente a director ejecutivo.

Mike Lazaridis: En 1984 fundó Research in Motion, fabricante de los celulares BlackBerry, y fue codirector ejecutivo junto a Jim Balsillie. En 2012, ambos dejaron sus puestos luego de que los inversionistas exigieran un nuevo liderazgo para salvar a la compañía ante el avance de los teléfonos de Apple y los equipos Android.

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