SEÑOR DIRECTOR:
El patrimonio histórico es una guía interesante para interpretar qué celebramos el 18 de septiembre. En los hechos, conmemoramos la Primera Junta de Gobierno como el inicio de la separación del imperio español. Esa primera generación patriota, intuyó desde un primer momento lo que Iván Jaksic, Premio Nacional de Historia 2020, sintetiza de la siguiente manera: “Chile fue un territorio antes que una nación”. El actual territorio era la colonia más lejana de la metrópoli, gobernada con cierta laxitud, entre otras razones, por una geografía fragmentada por ríos y valles que corrían de cordillera a mar, habitados por pueblos. En el valle del Mapocho estaban los españoles, así como en el Maule los picones. Para ellos, su existencia ocurría de oeste a este, y viceversa.
En ese “Chile horizontal”, la Primera Junta inauguró el esfuerzo de levantar un “Chile vertical”, sobre un territorio independiente, administrado de norte a sur por el Estado nacional, y una población cohesionada en una sola nación. Esa nación no existía, hubo que crearla, inventar sus mitos de origen y darle sentido a su pasado común. El Museo Histórico Nacional guarda el escudo de la bandera nacional creada por José Miguel Carrera en 1812, uno de los símbolos más interesantes del proceso porque refleja el tránsito entre territorio y nación. Se trata de un óvalo con una columna que representa el árbol de la libertad coronada por una estrella solitaria, antiguas alegorías grecorromanas reinterpretadas por la Revolución Francesa para hablar de libertad y república. Un globo terráqueo y una lanza entrelazada con una palma complementan la figura e incorporan el elemento telúrico americano, la “patria grande”, a cuyos costados, junto a la columna, hay dos indígenas, antiguos súbditos de esas tierras, ahora ciudadanos de ese nuevo Chile vertical.
Macarena Ponce de León
Directora Museo Histórico Nacional
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.