Delincuencia juvenil

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SEÑOR DIRECTOR:

Con consternación vemos cómo la participación de niños y niñas en delitos violentos es una realidad cotidiana en nuestro país. Desgraciadamente, muchos de estos niños tienen relación con el Sistema de Protección a la Niñez, que a pesar de los cambios de institucionalidad y avances legislativos que se han logrado en los últimos años, parece seguir siendo la antesala de una trayectoria delictual que empieza demasiado temprano.

Si bien el objeto del Sistema de Protección a la Niñez es restituir los derechos vulnerados y reparar los daños causados por dichas vulneraciones, existe una fuerte correlación entre la internación de niños en el sistema y su posterior incurrencia en conductas delictuales. Lo anterior tiene un origen en las condiciones de riesgo y vulnerabilidad que presentan los niños, tales como familias poco cohesionadas, grupos de pares involucrados en actividades riesgosas (comportamiento delictivo, consumo de drogas), baja adhesión al sistema escolar, bajo apoyo comunitario, estigmatización, pobreza, etc.

Sin embargo, al momento del egreso del sistema residencial, los jóvenes tienen en promedio 4 años de rezago escolar, 68% consume drogas y 54% está diagnosticado con un trastorno de salud mental. Así, un sistema sin la intervención terapéutica adecuada, sin asegurar estándares básicos de preparación para la vida adulta y a través de procesos de modelación, lo que hace es catalizar estas conductas disruptivas.

No es sorpresa entonces que el 25% de las personas en situación de calle y el 50% de la población penal reporte haber vivido en un centro de Sename.

Es de vital importancia que, más allá de las acciones de prevención de la delincuencia, nos comprometamos con leyes, programas, oferta social y oportunidades para los jóvenes que hoy se encuentran en el sistema.

Blanquita Honorato Lira

Fundación Candelaria Apoya

Ex subsecretaria de la NIñez

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