¿Dónde quedó la dignidad?

Nueva jornada de Manifestacion en Plaza Italia


SEÑOR DIRECTOR:

El estallido social ha sido la crisis social más profunda que nuestro país ha experimentado desde la vuelta de la democracia. Más allá de la violencia, en el transcurso de los hechos, la demanda por “dignidad” logró articular las diversas razones por las que se produjo el descontento ciudadano. Hoy, a tres años de aquel acontecimiento, ¿cuánto hemos avanzado en satisfacer aquella demanda por dignidad?

Definamos primero el concepto “dignidad”. Siguiendo a Amartya Sen, la dignidad estaría íntimamente relacionada con las “capacidades” suficientes para que las personas puedan elegir libremente su destino. Desde un enfoque comunitario, la filósofa Elizabeth Anderson la sitúa en términos de “crear una comunidad en la que las personas se encuentren en un pie de igualdad respecto de los otros”.

Así, me temo que no solo no hemos avanzado, sino más bien retrocedido. Durante el estallido social se cristalizaron exigencias que a la fecha no han sido resueltas. En salud, 1,7 millones de personas esperan una consulta y las demoras se extienden hasta por 600 días. En pensiones, el populismo parlamentario se encargó de desfondar los ahorros previsionales. En educación, el excesivo cierre de escuelas solo exacerbó las brechas existentes y, ante la impasividad de este gobierno, parece que hipotecaremos el futuro de generaciones completas. En vivienda, a raíz de una mala planificación urbana y de la crisis migratoria y económica, los campamentos crecen y el déficit habitacional ya alcanza los 600.000 hogares.

La vida en comunidad también se ha deteriorado. Los barrios más vulnerables sufren con la presencia del narco y de bandas criminales. Al segundo trimestre, los delitos de mayor connotación social habían crecido un 71% interanual. Así, no es de extrañar que las confianzas estén por el suelo. Apenas un 9% de los chilenos confía en el resto (Encuesta CEP, 2022) y un 87% tiene poca o nula confianza en nuestras instituciones políticas (Cepal, 2020).

Ad portas de un nuevo proceso constitucional, necesitamos encontrar estabilidad y un rumbo claro. En este sentido, no alcanzaremos la dignidad en un clima de polarización política e intolerancia, donde aspectos básicos como el respeto y reconocimiento de la humanidad del otro parecieran no existir. Quizás, si reflexionamos sobre el sentido más profundo de esta palabra, podremos empezar a escucharnos y avanzar en la dirección correcta.

Juan José Obach

Director ejecutivo de Horizontal

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