Hay que avanzar un paso, sin retroceder dos



Por Paula Daza, directora ejecutiva de CIPS, Universidad del Desarrollo

En 14 días más se cumplirán dos años y medio desde la llegada del primer caso de Covid-19 a Chile. Durante todo este tiempo, hemos aprendido a convivir con este virus que azotó al mundo entero. A esta altura del partido, es momento de dar un paso más.

Es importante revisar nuevamente el Plan Paso a Paso, que fue una estrategia fundamental para comenzar la desescalada de cuarentena, pero hoy, entre la falta de información de qué representa cada paso y lo obsoleto de algunas de sus medidas, poco se cumple. Y el problema de ese incumplimiento hace que el Paso a Paso pierda de vista su objetivo principal: evitar los contagios.

Lo que es realmente prioritario es revaluar el escenario en las salas de clases. Este invierno el Ministerio de Salud decidió adelantar las vacaciones debido a una red asistencial estresada por otros virus circulantes. Tenemos que evitar estas situaciones y avanzar en una nueva meta: que los niños y niñas puedan, paulatinamente, ir a aprender a la sala de clases sin una mascarilla que interfiera en la comunicación entre sus pares y sus profesores.

Este debe ser nuestro desafío como sociedad.

Para esto es fundamental que se actualicen y revisen los protocolos educacionales. La comunicación de riesgo al interior de colegios es clave, tanto en cómo nos comportamos adentro de la sala, como afuera. Y esto incluye a todo el núcleo familiar. Si avanzamos en quitar la mascarilla a niños, niñas y adolescentes, debe haber medidas de mitigación que vayan en paralelo a estas nuevas libertades. Esas medidas de mitigación están vinculadas con un exhaustivo seguimiento de brotes, testeo y, sobre todo, vacunación.

Sin embargo, pareciera que las autoridades sanitarias no están enfocadas en avanzar en estas medidas de mitigación para tener más libertades en los colegios.  Están quietos. Estáticos. Hace dos semanas comenzó la cuarta dosis de vacunación para niños de 6 a 11 años y, hasta el 16 de agosto, de los casi 150 mil niños aptos para vacunarse, el 88% aún no se vacuna.

No es que sus padres estén en contra de una nueva dosis de refuerzo.  Aquí lo que falla es la comunicación, una vez más, que no anuncia este nuevo hito dentro de la campaña de vacunación y tampoco motiva y educa a los adultos responsables. Precisamente, en la primera semana de clases, respecto a la última de vacaciones, aumentó en 86% los casos Covid-19 en niños entre 6 y 11 años.

Si queremos ir un paso más allá y dar más libertades, tanto en el colegio como en otras actividades, las medidas de mitigación deben implementarse, pero sobre todo, deben funcionar bien.

En materia de vacunación, es importante disminuir los más de 4,5 millones de personas que no están al día con su calendario, como también reducir el 59% de preescolares y el 87% de niños de 6 a 11 años que pudiendo ponerse su dosis de refuerzo, llevan más de seis meses sin su vacuna o el 51% de adolescentes de 12 a 17 años aptos para vacunarse con su cuarta dosis que llevan más de medio año sin hacerlo.

Si estas brechas disminuyen y se logra eficiencia, podremos prosperar, pero hay que hacerlo bien, con medidas de mitigación robustas.

No podemos arriesgarnos a avanzar un paso y retroceder dos.

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