Para una nueva Constitución



SEÑOR DIRECTOR:

En su reciente carta, el profesor Gotschlich manifestó como necesario el rol preponderante de los expertos para aterrizar la discusión y la existencia de bases o límites previos que faciliten la discusión. Sin embargo, en una entrevista con La Tercera, el profesor Gómez nos exponía su opinión sobre los riesgos de establecer muchos bordes y límites previos al proceso.

Sea cual sea la opinión que tengamos sobre estas dos importantes temáticas (límites y rol de los expertos), debemos reconocer que la decisión que se adopte sobre ellas implicará una reducción de la discusión democrática que se ha de dar dentro del órgano constituyente. Por ejemplo, establecer como límite que Chile debe ser un Estado unitario impedirá necesariamente deliberar sobre otra forma de organización estatal que exista en el derecho comparado; mientras que trabajar sobre la base de un texto elaborado previamente por “expertos” no elegidos democráticamente, implicará reconocer la existencia de decisiones constitucionales que serán adoptadas y redactadas por personas que no detentan mayor legitimidad (salvo ser designados por partidos políticos que, hipotéticamente, podrían no tener representación posterior en el órgano, como le ocurrió anteriormente al Partido Radical).

La democracia es un valor fundamental al momento de construir un texto constitucional dotado de legitimidad, aspecto relevante si consideramos que sobre él debe construirse un pacto social, por lo que toda decisión que implique su reducción debe estar suficientemente justificada por un interés de trascendencia igual o superior, y siempre que permitan levantar adecuadamente un “piso mínimo” y no un “techo máximo” a la discusión civilizada que se debe realizar.

Gaspar Jenkins

Investigador, Centro Justicia Constitucional, Universidad del Desarrollo

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