Primera dama



SEÑOR DIRECTOR:

Es una buena noticia para la igualdad de género que la primera dama haya acercado la presidencia de los directorios de las fundaciones bajo su órbita a los ministerios afines. Es una buena noticia para la rendición de cuentas que estas instituciones dependan del ministro o ministra cuyo puesto responde a, y está a disposición de, la persona elegida democráticamente para ocupar la Presidencia de la República.

La institución de la primera dama es un ejemplo cabal de que las instituciones responden a estereotipos de género. Las fundaciones a ser traspasadas responden a ámbitos considerados como feminizados, como la cultura, la niñez, las personas adultas mayores y las mujeres, entre otros. Estos temas son clave para el desarrollo y el bienestar de los pueblos. Sin embargo, suelen ser mirados a menos precisamente por estar asociados a estereotipos femeninos desvalorados en nuestras sociedades, precisamente porque las mujeres somos las que estamos a cargo de trabajos no reconocidos ni remunerados.

Que las fundaciones dependieran de la primera dama, cuyo trabajo tampoco es remunerado y es pocas veces reconocido, generaba una asociación simbólica con los tiempos en los que las mujeres de los presidentes de la República se ocupaban de la beneficencia. Las sociedades modernas reconocen como derechos y como política pública lo que antiguamente se consideraba como dádivas. La decisión de Irina Karamanos, de traspasar las fundaciones a los ministerios, aporta al reconocimiento del valor social de los temas estereotipados como femeninos y a la institucionalización de una sociedad de derechos.

Julieta Suárez-Cao

Profesora ICP-PUC, Red de Politólogas

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.