Sorpresivo resultado electoral en Colombia

La elección del domingo no solo dio cuenta de un deseo de cambio de los colombianos, sino que adelanta, además, una segunda vuelta incierta, porque el favoritismo del candidato de izquierda quedó seriamente comprometido.



La primera vuelta de la elección presidencial de Colombia vino a confirmar dos características de ese país: la eficiencia de su sistema de conteo electoral, que permitió tener claro quienes pasarían a segunda vuelta poco después de las 17:30 horas del domingo -sin reclamaciones de fraude ni cuestionamientos al resultado-, y la baja participación de los colombianos en los procesos electorales. De los casi 40 millones de personas habilitadas para votar, solo un 55% decidió hacerlo. Si bien fue superior al porcentaje histórico de participación en primera vuelta y la movilización más alta de votantes en términos absolutos, volvió a demostrar el escaso compromiso de la ciudadanía con los procesos democráticos en la región, allí donde rige el voto voluntario -el porcentaje es similar al de Chile, desde que comenzó a regir esa modalidad.

Pero más allá de esos dos detalles, son otros los puntos de fondo que dejaron en evidencia unos comicios donde el empresario y exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández dio la sorpresa y acompañará al candidato de izquierda, Gustavo Petro, en la segunda vuelta electoral del 19 de junio próximo, desplazando al abanderado de la derecha tradicional, Federico Gutiérrez. El primer punto es que los resultados confirmaron la derrota de los sectores tradicionales, que dominaron la política colombiana en las últimas décadas, tendencia que se ha repetido en varias elecciones recientes. No solo los sectores más afines al expresidente Álvaro Uribe sufrieron un severo revés; tampoco estarán en la papeleta los viejos partidos conservador y liberal. El segundo, y quizá más decisivo aún, es que los colombianos votaron por los dos candidatos que prometían un cambio.

El abanderado de la coalición de izquierda Pacto Histórico promete un giro hacia la izquierda, que de concretarse sería inédito. Nunca un político de ese sector ha ocupado la Presidencia del país, en gran parte por el trauma de más de 50 años de conflicto interno con las guerrillas de las FARC, del ELN y, en el pasado, también del M19, movimiento al que perteneció Petro. Por su parte, su contrincante Rodolfo Hernández, si bien es difícil de encasillar y ha logrado captar apoyo en sectores menos politizados de la sociedad colombiana -con un discurso contra los políticos tradicionales y contra la corrupción-, apuesta a un cambio de estilo, con promesas de corte populista, que han ido desde la anunciada educación universitaria gratuita, hasta un ambicioso plan de vivienda social, la legalización de las drogas y una disminución del IVA.

Al margen de las propuestas, sin embargo, los resultados adelantan una segunda vuelta más abierta que si hubiera pasado el candidato de la derecha tradicional Federico Gutiérrez. El triunfo de Gustavo Petro, que muchos daban por seguro hace algunas semanas, hoy aparece seriamente comprometido. Según los sondeos previos al primer turno, Rodolfo Hernández era el candidato más competitivo frente a Petro en un balotaje. El apoyo dado por Gutiérrez al exalcalde de Bucaramanga el domingo le dará sin duda un fuerte impulso a este último, quien además podría conformar un sólido frente anti-Petro, con el apoyo de los demás candidatos derrotados. Más difícil, en cambio, es el panorama para el abanderado de Pacto Histórico, quien deberá salir a buscar los votos que le faltan en esos poco más de 17 millones de colombianos que decidieron no ir a sufragar.

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