Opinión

Unión Europea y Chile: juntos por una recuperación verde

Por Stella Zervoudaki, jefa de delegación, embajadora de la Unión Europea en Chile

A medida que el mundo resiste el brote de la pandemia Covid-19, y comienza a prepararse gradualmente para enfrentar sus impactos a más largo plazo, los gobiernos y las sociedades deberán tomarse un momento para reflexionar sobre lo que podemos aprender de esta crisis para construir un futuro mejor.

La primera lección es la profunda interdependencia entre nuestros países y regiones y la vulnerabilidad que tenemos a shocks externos inesperados. La segunda lección es que el multilateralismo y la solidaridad mundial funcionan. Muchos gobiernos han unido fuerzas para establecer mecanismos de coordinación e intercambio de información, y han movilizado asistencia a los más afectados y particularmente vulnerables. La tercera lección ha sido la necesidad de aprender de la ciencia y trabajar en base a ella.

Y aquí es donde entra en escena el cambio climático y la degradación ambiental. El Covid-19 es una tragedia humana excepcionalmente grande, y podemos esperar brotes similares en el futuro. Pero la ciencia nos dice que esto es solo una advertencia en comparación con los riesgos existenciales para nuestra civilización asociados con el calentamiento global y la degradación de los ecosistemas. Aplanar la curva de emisiones solo será posible si adoptamos juntos medidas climáticas ambiciosas.

La buena noticia es que podemos hacerlo y debemos utilizar la reactivación económica del Covid-19 para acelerar la transición hacia un futuro más seguro y resiliente. Eso va dar un sentido de dirección a nuestras sociedades y va a guiar a inversionistas, empresas, trabajadores y consumidores hacia la sostenibilidad. No hay tiempo que perder. Es por esto que los planes de recuperación deben diseñarse como una oportunidad única en esta era para “reconstruir mejor” e invertir en una economía del siglo XXI, y no en la economía de carbono del siglo pasado.

Junto con los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea, la Comisión Europea ha vuelto a reafirmar su compromiso con una recuperación verde, digital y resiliente, y ha propuesto que el 25% de su presupuesto se destine a inversiones climáticas en los próximos siete años. Algunas áreas en las que una acción enérgica puede generar grandes impactos son, por ejemplo, la economía circular, la restauración de ecosistemas, el entorno urbano, la movilidad y la energía (energías renovables e hidrógeno limpio).

La UE está comprometida con socios de todo el mundo para dirigir la inversión hacia actividades económicas ambientalmente sostenibles. Estamos disponibles para compartir experiencias, financiar proyectos, explicar nuestras regulaciones y promover nuestros principios. Hay que trabajar juntos para encontrar nuevas formas de superar este desafío colectivo.

La UE y Chile son socios estratégicos en la construcción de un futuro más sustentable. Después cuatro años en el país, puedo afirmar que Chile es uno de los países con mayor potencial en el ámbito de la lucha contra el cambio climático. Es así, como hemos trabajado mano a mano, apoyando fuertemente la presidencia de Chile de la COP25; hemos impulsado proyectos de energías renovables, como el hidrógeno verde, en el marco del concepto de desarrollo en transición; hemos desarrollado instancias de promoción de buenas prácticas y, hacia el futuro, reafirmamos nuestro compromiso de continuar invirtiendo en proyectos que impulsen la carbono neutralidad al 2050, un objetivo compartido por la UE y Chile.

Se trata de permanecer fieles a nuestros valores, escuchar la ciencia, fortalecer nuestras economías y construir un futuro mejor. Simplemente, no hay alternativa a una recuperación verde. 

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