¿Vueltas de carnero?



Alejandro Reyes Vergara es abogado y consultor.

Reclaman ahora contra la moderación de Kast y Boric y el perfeccionamiento de sus programas. Dicen que son “vueltas de carnero”, piruetas que no merecen respeto ni credibilidad. Un rector universitario llego a escribir que “la hipocresía es una virtud en el político o, si se prefiere, un político inconsecuente es un político virtuoso”. Qué contradicción. El milagro que un defecto sea virtud al mismo tiempo. Es recomendar que se haga el mal (ser hipócrita e inconsecuente) para obtener un bien (ser un político virtuoso). ¿Será necesario desprestigiar más la política y seguir espantando a los honestos y prudentes para que la ejerzan? Nos hacen mucha falta.

Mejorar la calidad de los programas, aterrizarlos a la realidad y moderarlos es bueno, lógico y necesario. No es hipocresía ni inconsecuencia; es responsabilidad, prudencia y realismo.

La moderación hacia el centro cae de cajón en esta segunda vuelta. Es indispensable crear mayorías estables que den gobernabilidad, o al elegido lo harán papilla. En primera vuelta el 46% votó por otros candidatos. Es muchísimo. Hay que considerar lo que ellos piensan. También es necesario adecuar los programas para que las leyes que los ejecuten tengan alguna probabilidad de aprobarse en el nuevo Congreso.

La política es “el arte de lo posible”, desde Aristóteles, Santo Tomás, Bismark y Churchill. Un buen político trata de hacer realidad lo que cree deseable y sus objetivos, pero adecuándose a lo posible en la situación concreta. Eso no es hipocresía ni inconsecuencia. Es ejercer la prudencia, la principal virtud en la política. Ser prudente es deliberar y razonar para discernir lo mejor para realizar las ideas y convicciones en cada circunstancia y elegir los medios adecuados para realizarlos conforme a lo que sea posible. Si un político se aferra sólo a sus ideas para ejecutarlas a como de lugar, es un mal político, es un fanático que hará fracasar sus ideas y también al país. Un buen político dialoga, incorpora buenas propuestas de otros. Eso están haciendo Boric y Kast ahora, tratando de mejorar, moderar y aterrizar. Eso no es ser amarillo, oportunista, timorato ni hipócrita. Es sentido común y prudencia frente a una realidad que no es blanca ni negra, si no mucho más compleja. En vez de castigarlos y dudar de sus cambios hay que incentivar y valorar que lo hagan. Lo importante ahora es asegurarse de que los nuevos programas se cumplan. No hay garantías legales ni compromisos políticos claros y explícitos. Sólo la buena fe de los candidatos. No basta. Los mismos candidatos, los partidos políticos y medios de comunicación deben encargarse de que se expliciten los compromisos con los programas nuevos, ahora. Ayudará a la credibilidad de los candidatos y a que voten por ellos muchos ciudadanos que hasta ahora sólo están aterrados de que sus derechos y libertades las corten como un papel, sea con el filo acerado del corvo o el de la hoz.

Gobernar es difícil, pero esta vez será muy complejo. Ni Boric ni Kast creyeron que les tocaría el turno ahora, no se prepararon para ello. Ya ven que otra cosa es con guitarra, y obviamente deben afinarla bien antes de salir al escenario.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.