Política

Johannes Kaiser: “Chile no se derechizó; la izquierda se volvió loca”

El candidato libertario explica su alza en las encuestas y se adentra en la pelea en la derecha. Dice que se acabó la hegemonía de Chile Vamos. Y critica el concepto de “gobierno de emergencia” de Kast: sin incluir la batalla cultural, dice, "simplemente le das un panadol a Chile mientras muere de cáncer".

“Evelyn Matthei es de centroderecha, Kast es de centroderecha. Parisi es Parisi...”, es el recuento que hace Johannes Kaiser sobre cuáles son -a su juicio- las candidaturas que se disputan a su sector. “Jara es comunista, es marxista-leninista. Y me cae bien, pero no les compro el cuento del distanciamiento con el Partido Comunista para hacerla ver como si ella no fuese comunista. No soy tan tonto y tan inocente. Esa es una operación mediática. Ha sido muy bien ejecutada”.

Desde el bus que lo está trasladando en su gira por Chile -y que al momento de esta entrevista está llegando a Chaitén-, el candidato del Partido Nacional Libertario habla de su repunte en las encuestas y se adentra en lo que está ocurriendo en la derecha. En los proyectos en disputa, en el incómodo rol que -según él- plantea su candidatura (cuestión que se vio días después de esta conversación). Y desde ahí critica la falta de identidad de Chile Vamos, pero también el concepto de “gobierno de emergencia” de José Antonio Kast que, según él, se queda corto.

Tuvo un alza en su respaldo a principios de año, después bajó y ahora vuelve a subir. ¿A qué lo atribuye?

En primer lugar, nunca estuvimos tan bajos como dijeron que estábamos, así que un saludo a quienes ponen y sacan candidatos. En segundo lugar, la campaña implacable que decía que nos bajaríamos de la elección debilitó nuestra base de apoyo.

¿Quién hizo esa campaña?

Tengo la impresión de que nació de nuestro propio sector, pero para qué voy a dar nombres. No sé hasta qué punto es el candidato o parte de su equipo, o es indirectamente algo que funciona en su beneficio. Lo estoy viendo ahora de nuevo, después de lo de Evelyn. Estamos viendo de nuevo a los bots actuando de manera completamente descontrolada.

¿Eso dañó sus opciones?

Sí, evidentemente.

Hay encuestas que señalan que está parejo o superando a Evelyn Matthei. ¿Qué está pasando con la derecha tradicional?

La derecha tradicional nunca supo qué quería ofrecerle al país. Ese es el problema esencial. Desde el cosismo de Lavín en adelante han sido inconsistentes en su gestión política y les cuesta muchísimo explicar por qué defienden lo que defienden.

Si no tienes una fundamentación clara de tus posturas políticas, las expondrás cuando no deberías porque no entiendes qué tan importantes son para tu proyecto político. Desde que asesinaron a Jaime Guzmán y con la salida de políticos con más calado ideológico, la derecha se quedó mucho en el cosismo y poco en la defensa de ideales y de un proyecto político más antiguo que nosotros mismos.

¿Y cómo ve a Matthei en este escenario? Ella suele tratarlo con guante blanco.

A Evelyn le tengo mucho respeto, me cae muy bien. La encuentro una persona interesante. Pero tenemos diferencias políticas, que nacen de la frustración de quienes represento con el sector al que antes pertenecimos todos. No nos equivoquemos, todos pertenecimos al mismo sector. Nos hemos ido desgranando por falta de servicio en la colectividad.

¿Esa falta de servicio es falta de identidad, falta de proyecto, de coraje...?

Quizás todo junto. Si uno cree que sus ideas son buenas para el país, no puede renunciar a ellas por pequeñas ventajas negociadoras temporales. Renunciar a tus ideas, es renunciar a hacerle bien al país. Ahí el discurso de Chile Vamos se ha vuelto muy utilitario y no se ha hecho cargo de las sensibilidades de la derecha.

¿Qué futuro le ve a Chile Vamos si la derecha que ud. representa y la de José Antonio Kast terminan ganando terreno electoral?

Es interesante, creo que en segunda vuelta vamos a ir juntos. Veo que puede haber una rearticulación política que haga que, hacia el futuro, las elecciones sean entre lo que hoy es Chile Vamos y la derecha que representamos nosotros. Chile Vamos se ha movido hacia el centro o hacia la centro izquierda. En esencia, podría darse que la extrema izquierda sea reducida a un referente de entre 15 y 20 puntos. Eso sería positivo: dos bloques alternando el poder, sin que la alternativa sea la refundación radical del Frente Amplio y el Partido Comunista.

Pretende ganarle a la derecha tradicional, pero también convivir con ella...

Es que hay necesidades políticas y ciertas cosas en común. Le quiero dar a Chile Vamos la oportunidad de vivir sus proyectos políticos según sus propias declaraciones de principio. Se pueden sentir libres de ser UDI, RN… No tienen que estar acomplejados de ser de derecha. Querían el centro, les gustaba la DC, pero no se atrevían a ir. Ahora pueden ser centro, aunque no están cómodos en ese lugar.

¿Están en el centro gracias a proyectos como el suyo?

Se movieron a una posición que no se justifica con la situación actual de Chile. El centro existe y es inmovilismo político. El centro es útil cuando todo funciona bien, pero desaparece en crisis. Cuando hay crisis, la gente exige soluciones, y ahí reaparece la pelea de las ideas y principios, para dar respuesta a esa demanda.

¿Ud. cree que alcanza le el tiempo para pasar a segunda vuelta?

Creo que es muy posible que pase a la segunda vuelta. Eso tiene que ver con nuestra articulación programática y también porque somos la única candidatura que no ha abandonado oficialmente la agenda valórica. Nosotros seguimos dando la lucha cultural en todos los frentes, porque entendemos que es ahí donde se resuelven los problemas de base, mientras que el resto se hace cargo de temas sintomáticos.

¿Esta elección va a marcar el inicio de un nuevo ciclo para la derecha?

Definitivamente sí. Se consolidará el anclaje de la institucionalidad política y creo que desaparecerán muchos partidos sin necesidad de reforma política. Gracias a la creación del Nacional Libertario, el sistema quedará anclado para evitar un desfonde por la izquierda, como ocurrió en la última década. La falta de un referente sólido en la derecha permitió que Chile Vamos cediera posiciones hacia la izquierda en la búsqueda del centro. Y terminó desfondado el sistema, impulsando iniciativas progresistas woke, como la ley de género. Nuestra existencia los obliga a tensionarse hacia la derecha y con eso se estabiliza el sistema.

¿Su proyecto de derecha libertaria llegó para quedarse?

Nuestro proyecto está aquí desde hace 300 años, pero la última expresión fuerte fue con los Carrera. Ahora creo que sí llega para quedarse.

¿Chile se derechizó?

Chile no se derechizó; la izquierda se volvió loca. Abandonaron a los trabajadores, insultaron símbolos patrios, propusieron la disolución de la unidad nacional, promovieron la desigualdad ante la ley. Esas posturas serían rechazadas por cualquier marxista histórico. Socialmente eran conservadores. La izquierda del Frente Amplio y el PC, acompañada por la agenda de Jara, abandonó a amplias masas de personas que podían tener una crítica de su situación material y de clase al sistema, y les dijeron, ¿sabes qué más? No solamente te voy a dejar pobre y te voy a decir que eres un problema para el clima, y que si te gusta el fútbol eres un insoportable, y que si eres un hombre eres un machista. Además les amenazan convicciones profundas como son la patria, la educación de los niños. ¿Me explico?

¿Entonces los chilenos se volcaron a la derecha?

No, los chilenos se quedaron con quien protege hoy sus intereses. La izquierda se izquierdizó, dejó a mucha gente fuera y esa gente que se quedó sin domicilio volvió a buscar domicilio. Y efectivamente la hemos recogido.

¿Y ese voto es ideológico o simplemente un voto enojado?

Se pueden dar ambos. El hecho de que alguien vote porque está enojado no significa que carezca de ideología. Por ejemplo, puedo votar porque quiero decidir sobre la educación de mis hijos, y eso, aunque sea básico, es una decisión ideológica.

Pero el voto enojado suele ser volátil. ¿Eso lo percibe así?

La volatilidad depende de si las causas desaparecen o no. Si son causas inventadas, como ocurrió en 18-O, ese voto puede perderse cuando la gente se da cuenta que fue engañada. Pero si las causas del descontento son estructurales, no desaparece tan fácilmente. El descontento con Chile Vamos tiene que ver con la gestión política de los últimos diez años. Cambiar eso requiere buena gestión política por un tiempo, no basta con declaraciones.

¿Se acabó el tiempo hegemónico de Chile Vamos?

Sí, claramente. La última elección del Consejo Constitucional, donde los republicanos ganaron por paliza, mostró que la hegemonía ya no está en Chile Vamos.

¿Eso se va a reforzar en esta elección?

No necesariamente. La gestión de los republicanos en el segundo proceso constitucional les hizo renunciar a convertir esa elección en una posición política más potente. Fue uno de los motivos por los que nosotros terminamos separándonos. Renunciaron a principios intransables para lograr lo mismo que Chile Vamos, lo cual es raro. Por eso tengo la convicción de no renunciar a nada por ningún motivo. Si no, desestabilizamos el sistema y eso no lo quiero.

El panadol

¿Hay una “guerrilla civil” entre los tres proyectos de derecha, como planteó el ex canciller Roberto Ampuero?

De todas maneras... Al final los nacional libertarios tenemos la desagradable tarea de recordarle a todo el resto de la derecha -como la fiscalía en un país decente- cuáles son sus renuncios anteriores. Está claro que no están felices con nosotros...

¿Ni en republicanos ni en Chile Vamos están felices con ustedes?

No. Al final mira, si las cosas hubiesen caminado por otro sendero evidentemente aquí habría una sola candidatura.

¿Se pueden recomponer los vínculos?

El punto en esencia es si están dispuestos a cooperar para arreglar los problemas que tenemos. Porque si estamos dispuestos a sacrificar los intereses superiores de la patria porque es que me piqué y yo quiero la hegemonía del sector, entonces tenemos un problema. Si los intereses particulares siguen siendo más importantes que los generales, tenemos un problema.

¿Y ud. está disponible para recomponer la situación de la derecha?

Yo nunca he estado en otra posición que en la de ser productivo. Lo que pasa es que no me voy a quedar callado. Si creen que la recomposición va de la mano de decirles que hicieron todo el descueve, entonces no estoy de acuerdo.

¿Qué lo diferencia hoy de José Antonio Kast?

En primer lugar, la agenda valórica. En segundo lugar, no me he desplazado un ápice en ocho años de mi línea política. La gente me vota para que defienda ciertos principios y yo lo hago. Esa es la pega que me han encomendado.

¿Kast se ha ido alejando de sus principios?

Estuvo dispuesto a negociar en el tema constitucional, cosa que fue muy compleja. Yo no lo habría hecho... pudimos haber sacado una constitución mínima, con una protección potente de los derechos individuales, que hubiera sido el castigo al octubrismo. Pudimos haber castigado al gobierno con su locura refundacional, con un proceso constitucional que hubiese sido la respuesta del 62% al 38% y no quisieron.

¿Kast se queda corto al plantear un gobierno de emergencia con dos o tres ejes principales sin plantear nada respecto a la batalla cultural?

Puedes realizar un gobierno de emergencia, pero no puedes descartar hacer el trabajo de reconstruir las fundaciones que necesitas para pacificar al país. No puedes resolver muchos temas si no vas a entrar en el tema cultural. Si tú dices que no vamos a dar esa pelea, entonces simplemente le estás dando un panadol a Chile mientras se está muriendo de cáncer.

¿Es tímido el objetivo de Kast?

Yo creo que Kast tiene miedo de que una vez más el tema valórico se transforme en un boomerang y lo vengan a cazar. Pero yo creo que eso también tiene que ver con la falta de explicación de lo útil que es el tema valórico desde el punto de vista social y estatal. No puedes tener una sociedad que funcione si, por ejemplo, lo vemos ahora con el tema de las licencias médicas, que todo el mundo está dispuesto a estafar al Estado.

¿Entraría ud. y su partido a un gobierno de Kast?

Ese es un tema que se va a debatir después de la segunda vuelta con las cartas y con las posiciones políticas sobre la mesa.

¿Y sería a cambio de algo?

Siempre voy a exigir que se avance en la agenda política que consideramos correcta para Chile. No a cambio de cargos, a cambio de agenda.

Si Kast pasa a la segunda vuelta y gana, ¿debiera conformar un gobierno con libertarios y social cristianos, o también debiera incorporar a Chile Vamos?

En primer lugar, yo no soy quien para decirle a José Antonio Kast cómo conformar su gobierno y por lo demás no va a tener ese problema porque seré yo quien voy a conformar mi gobierno.

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