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El empleo de personas en puestos bajo sus calificaciones genera un efecto negativo de más de 2 puntos en el PIB chileno

De acuerdo al análisis del OCEC-UDP, a nivel de países desarrollados, el porcentaje de ocupados con educación superior que está en subempleo por calificaciones es menor al 30%, mientras en Chile llega al 36,4%.

El mercado laboral se ha ido recuperando lentamente. En el trimestre agosto–octubre de 2025, la tasa de desempleo se ubicó en 8,4%, un descenso de 0,2 pp. en doce meses. Asimismo, la creación de empleo se aceleró con 137.426 puestos de trabajo, siendo la mejor cifra desde el trimestre septiembre-noviembre de 2024.

Asimismo, durante este año se cumplió otro hito. Por primera vez en el mercado laboral chileno, la fuerza laboral con educación superior completa superó a la fuerza laboral con enseñanza media completa.

De acuerdo a un informe del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC-UDP), mientras en el trimestre agosto-octubre 2010, solo el 21,9% de la fuerza laboral tenía educación superior completa, en agosto-octubre 2025 el 41,8% contaba con dicho nivel educativo.

En la otra vereda, en ese mismo período, el 34,8% de la fuerza laboral tenía un nivel educativo inferior a enseñanza secundaria completa, pero este segmento ha ido perdiendo peso rápidamente, pasando a representar el 17,4% de la fuerza laboral en agosto-octubre 2025.

Ese es el lado positivo, puesto que el análisis del OCEC-UDP muestra que, si bien una fuerza laboral con mayor nivel de educación es una buena noticia, pues permite contar con mayor nivel de capital humano y productividad laboral, este fenómeno no está exento de desafíos.

De acuerdo a este análisis, desde el punto de vista del ámbito laboral, tener educación superior completa no garantiza la empleabilidad ni tampoco que la persona ejerza, en la práctica, una ocupación de alta calificación, que sea adecuada a su nivel educativo.

Así, los fenómenos del “desempleo ilustrado”, que son personas con educación superior completa que están desocupadas, y el subempleo por calificaciones, personas con educación superior que ejercen ocupaciones para las cuales están sobreeducadas, emergen como dos amenazas relevantes a la utilización efectiva de un mayor nivel de capital humano en el mercado laboral.

Juan Bravo, director del OCEC-UDP, señala que “uno de esos desafíos es el subempleo por calificaciones, el cual ocurre cuando una persona ocupada posee un nivel educativo superior a lo requerido para ejercer la ocupación. Aunque quienes están en esta situación se contabilizan en la estadística como ocupados, no están en pleno empleo debido a que generan un valor agregado menor al que podría lograrse si realizaran un trabajo para el cual no estuvieran sobreeducados”.

En ese sentido, las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestran que al trimestre agosto-octubre 2025 habían 1.446.663 ocupados en situación de sobreeducación o subempleo por calificaciones, equivalente al 15,4% del total de ocupados y al 36,4% de los ocupados con educación superior completa.

Según se explica, el subempleo por calificaciones afecta los ingresos que las personas en esta situación obtienen por su trabajo. De acuerdo a la Encuesta Suplementaria de Ingresos 2024 del INE, entre los ocupados con educación terciaria de ciclo corto (educación superior técnica) que están sobreeducados para su ocupación, el ingreso promedio mensual de la ocupación principal es de $665.344, mientras que quienes no están subempleados por calificaciones obtienen ingresos laborales promedio de $942.323, es decir, $276.979 menos de ingresos laborales, equivalente al 29,4% menos.

Ahora bien, en el segmento de ocupados con grado de educación universitaria, maestría o doctorado, quienes están subempleados por calificaciones obtienen ingresos laborales promedio mensual de $1.060.988, mientras que quienes no están en esa situación obtienen ingresos laborales promedio de $1.712.209, es decir, $651.221 menos de ingresos laborales, equivalente al 38% menos.

Efectos en el PIB

En el análisis que realiza el OCEC-UDP, se muestra que el tener una fuerza laboral desempeñándose en funciones bajo sus capacidades tiene efectos en el Producto Interno Bruto (PIB).

Esto, porque de acuerdo al informe, el subempleo por calificaciones implica tener trabajadores que, si bien se contabilizan en la estadística como ocupados, no están en pleno empleo debido a una utilización insuficiente de sus competencias laborales, lo que constituye una menor contribución del empleo y el capital humano al crecimiento del país, debido al desaprovechamiento de la plena capacidad productiva de los trabajadores, y debe ser considerado como una forma de desempleo parcial.

Además, se enfatiza que “desde el punto de vista económico implica desperdiciar parte de la capacidad productiva de los trabajadores, precisamente, porque quienes están subempleados por calificaciones están generando un valor agregado menor al que podrían obtener dado su nivel educativo. Esto se traduce en un nivel de PIB inferior al que se obtendría en un contexto sin subempleo por calificaciones”.

Así es que, usando datos para el cuarto trimestre de 2024, el OCEC-UDP estima que si en dicho periodo no hubiese existido subempleo por calificaciones, el PIB habría sido 2,4 puntos porcentuales superior al que hubo en ese período. “Si se considera esta estimación y se extrapola para el año 2024, la cifra equivaldría a US$7.926 millones. Esta cifra da cuenta del lastre que representa el subempleo por calificaciones para la economía”, afirma Bravo.

No obstante, se reconoce que es poco factible eliminar por completo el subempleo por calificaciones, puesto que siempre existe algún grado de desajuste. Sin embargo, se plantea que “es factible apuntar a reducir la prevalencia de este fenómeno, acercándose más a lo que ocurre en algunos países desarrollados que tienen una menor prevalencia de ocupados con educación superior sobreeducados”.

A nivel de países desarrollados, el porcentaje de ocupados con educación superior que está en subempleo por calificaciones es menor al 30%. (Chile tiene el 36,4%). Entre ellos se encuentran Luxemburgo (10,9%), Austria (16%), Dinamarca (24,2%), Israel (25,1%), República Checa (25,5%), Croacia (26,4%), Suecia (26,6%), Islandia (27,2%), Portugal (27,3%), Noruega (29%) y Países Bajos (29,6%).

Bravo menciona que “si Chile lograra reducir el porcentaje de ocupados con educación superior en subempleo por calificaciones al nivel de Portugal, es decir, el 27,3%, el costo del subempleo por calificaciones en términos de PIB se reduciría de 2,4% del PIB a 1,8% del PIB. Si extrapolamos la cifra para el año 2024, el costo hubiese pasado de US$7.926 millones a US$5.945 millones”.

De esta manera, el economista indica que “reducir el subempleo por calificaciones no solo permitiría mejorar de manera relevante la calidad del empleo y el bienestar de cientos de miles de ocupados con educación superior completa, sino que también sería una fuente para impulsar un mayor nivel de producto”.

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