Kimche: la app que permite dejar la intuición en los colegios

KIMCHE
RETRATO A SEBASTIAN ARENTSEN(IZQ) Y LUCAS ESPINOZA(DER) CREADORES DE LA APLICACION KIMCHE FOTO: JUAN FARIAS

Las ganas de cambiar la educación hizo ver a Sebastián y Lucas la importancia de crear herramientas para identificar problemas en los estudiantes y ayudar a los profesores. Tras dos años y una facturación de US$1 millón proyectada para 2019, buscan dar el salto a México.


La información dispersa y la lejanía de la tecnología con los establecimientos educacionales fue lo que motivó a Sebastián Arentsen y Lucas Espinoza a crear Kimche ("sabio" en mapudungún). Por medio de la administración del big data, esta app genera información de cada estudiante en función de la asistencia, notas y resultados en pruebas estandarizadas como el Simce, entre otras informaciones. Además de entregar alertas de casos de riesgo escolar, que permita a los colegios tomar acciones en forma oportuna, ante situaciones como deserción escolar, bajo rendimiento y bullying.

La conexión de los ingenieros con el mundo de la educación comenzó en la Universidad Católica mientras estaban estudiando. Mediante un programa de voluntariado, comenzaron a hacer clases. Pero cuando Sebastián trabajó para la plataforma de gestión escolar vio que los colegios no tenían un sistema centralizado y ordenado de la asistencia. "Todos los sistemas de datos que manejan los colegios son súper del siglo I y bien complicados. Nos dimos cuenta que con un solo dato, como la asistencia, se podía identificar a niños en condición de repetición por asistencia de forma temprana. Generé un impacto en tres meses con un solo dato", recuerda Sebastián.

Por su parte, Lucas identificó que muchas decisiones en los colegios se tomaban desde la intuición. "Es como si un doctor te diagnosticara sin tener la información objetiva como un examen. Si no permitimos que pase en salud, ¿por qué lo hacemos en educación?", plantea.

Los dos socios fundadores de la startup -que hoy proyecta cerrar el año con una facturación de US$1 millón- decidieron dejar sus trabajos en 2017 para dedicarse tiempo completo a levantar la empresa.

Con la ayuda de un espacio de trabajo por parte del Centro de Innovación UC, comenzaron las jornadas de lunes a domingo. Copiando y pegando de forma manual los datos que levantaban de los primeros siete colegios. Fueron a Corfo y se adjudicaron un capital semilla de $25 millones, que sumado a sus recursos, llegaron a $33 millones. Lo primero que hicieron con eso fue contratar un programador.

Mientras crecían, se dieron cuenta que otra de las soluciones que podían entregar era la automatización a la hora de corregir pruebas. En 2018, crearon un servicio denominado Quipu, que simplifica el proceso de evaluación corrigiendo de forma automática las pruebas de alternativas, verdadero y falso y/o desarrollo. Las notas se suben al sistema de forma inmediata. "Partimos por una vocación más social. Por tratar de resolver los problemas en la educación. Pero entendimos que los protagonistas son los profes y tenemos que ir pensando en cómo los ayudamos", dice Lucas.

Otra de las innovaciones que se encuentran en el catálogo de la empresa es Anka, que registra la asistencia por medio del reconocimiento facial y genera un indicador de emociones en función de la expresión del estudiante.

Y la expansión no solo ha sido en la oferta de sus servicios. Kimche salió del Centro de Innovación UC y se cambiaron hace unos días a una oficina en Providencia. Ya son 15 personas. En su mayoría, programadores. Además de Ritter, un perro de raza Golden Retriever que fue nombrado gerente de felicidad. Si bien desde el año pasado generaron utilidades, todo lo reinvierten en el desarrollo del software.

Actualmente, tienen 150 clientes, que se compone de la red de Liceos Bicentenario, el Villa María Academy y la Fundación Astoreca, entre otros establecimientos. También trabajan con colegios de otras ciudades como Punta Arenas, Arica y el único establecimiento educacional de Juan Fernández cuenta con su servicio. Recién en 2018 respiraron más aliviados al poder pagarse un sueldo. Antes vivían a punta de la tarjeta de crédito.

Sobre los próximos desafíos, aún no están pensando en una ronda de inversión, sino que centrados en el desarrollo del software. En esa línea, próximamente se viene el lanzamiento de Ora, que permite que todos los registros que suelen ser escritos (como las anotaciones) puedan ser grabadas en audio y sean automáticamente transcritas a texto. Además, a partir del próximo año, todos los productos de la startup serán ofrecidos en un solo pack.

Sobre su salto al extranjero, aparte de ya tener conversaciones en Colombia, este año lograron su primer contrato de representación comercial en EEUU y en los próximos días partirán a México como participantes de la semifinal de emprendedores tecnológicos en el rubro de la educación. Aprovecharán la instancia para establecer contacto con inversionistas y redes de colegios para dar el salto al país azteca.

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