Especialistas explican por qué el sismo de Tongoy se sintió tan fuerte

El sismo del sábado por la noche en Tongoy fue, según miles de testigos, un movimiento sísmico inusualmente violento, pese a que su registro marcó 6,7° en la escala Richter. Sin embargo, esta vez no fue un terremoto de subducción o interplaca -cuando la placa de Nazca se desliza bajo la Sudamericana, como ocurrió el 27F- sino que esta vez se trató de uno llamado terremoto intraplaca, lo que amplificó la sensación de movimiento entre los testigos.

"El mecanismo de liberación de energía es distinto en este tipo de sismos", dice Rodrigo Cienfuegos, ingeniero de la U. Católica y director del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (Cigiden). De ahí que mucha gente lo haya sentido con mayor intensidad que en otros movimientos.

"Son más destructivos. Ocurren debajo de ciudades, y eso hace que la percepción sea mayor. Hay casos icónicos como el terremoto de Chillán en 1939, Punitaqui en 1997 e Iquique en 2005", dice Sergio Ruiz, académico del DGF de la Universidad de Chile.

De hecho, según el Centro Sismológico Nacional, el potencial de daños de estos sismos es mayor que el de los sismos interplaca de similar magnitud. El de Chillán de 1939, por ejemplo, fue intraplaca, y es hasta hoy el sismo con más víctimas fatales que se ha registrado en el país, con 5.648 de fallecidos, según los registros oficiales (el de Valdivia de 1960 no superó los 1.000 muertos). Incluso, versiones de prensa de la época hablan de hasta 30 mil víctimas fatales.

Según el Servicio Nacional de Sismología de la U. de Chile, el daño asociado en un terremoto no es proporcional a la graduación del sismo. El hecho que sea a menor profundidad, hace que se sienta más fuerte y sea más destructivo.

Estos sismos, además, presentan ondas muy alargadas, lo que hizo que en Santiago se sintiera no tan violento, pero sí muy largo.