Por Paulina ReyesPatagonia: La marca de ropa outdoor que define a la tierra como su único accionista
La gerenta de Estrategia de Patagonia Latinoamérica, Tania Garimani, explicó cómo la marca se basa en poner al planeta al centro de cada decisión, operando con coherencia entre propósito y negocio. Destacó que la empresa avanza hacia un modelo donde la sostenibilidad no es un área, sino la base completa de su operación, donde el activismo corporativo es parte esencial de su identidad.

En una nueva edición del programa Hub Sustentabilidad en Radio Duna, Tania Garimani, gerenta de Estrategia de Patagonia Latinoamérica, explicó en profundidad el modelo que ha transformado a la marca outdoor en una de las más influyentes del activismo ambiental. Patagonia convirtió a la compañía en un vehículo para financiar la protección del planeta— que giró la conversación.
“Patagonia viene buscando formas de cómo poder potenciar el compromiso que tiene con el medioambiente, ya dado a la urgencia climática”, indicó Tania. En ese contexto es que a Yvon Chouinard, fundador de la marca, junto a un grupo de personas, “se le ocurre esta idea de donar la empresa a la tierra”.

Esto se concretó a través de una estructura de dos entidades —el Patagonia Purpose Trust y el Holdfast Collective— que asegura que la misión de la marca perdure en el tiempo. “Hoy en día las utilidades de la empresa no van a accionistas, sino que como decimos, ahora nuestro único accionista es el planeta tierra”, enfatizó Garimani. Todas las utilidades, después de reinvertir en el negocio, son destinadas directamente al Holdfast Collective, que financia causas ambientales en todo el mundo.
La conversación avanzó hacia cómo se decide qué causas apoyar. Según Tania, las propuestas provienen tanto de los países donde la marca opera como del equipo central en Estados Unidos; pero todas deben tener relación estricta con la crisis climática. “Van desde compra de terrenos para la conservación, desmantelación de represas, protección de ríos, apoyo a organizaciones que luchan contra plantas de carbono”, explicó. Así, la misión central de la empresa se convierte en “estar en este negocio para salvar nuestro hogar, el planeta Tierra”.
En Latinoamérica, Patagonia ha donado cerca de 20 millones de dólares desde 2022. Una parte importante ha ido a proyectos de conservación territorial, pero también a iniciativas que integran cultura y medio ambiente.
Entre los ejemplos más significativos mencionó el trabajo con la comunidad Kawésqar en el sur de Chile, que enfrenta la amenaza de la expansión salmonera en áreas protegidas. El objetivo no fue solo apoyar la defensa del territorio, sino también restaurar el lazo ancestral entre la comunidad y el mar: “Los niños habían perdido esa conexión con el mar porque estaban todos trabajando en salmoneras, en minerías, habían ido a trabajar otros sectores, entonces muchos nunca se metían al mar y no sabían nadar”, relató. Esta realidad llevó a Patagonia a financiar talleres de buceo para jóvenes Kawésqar, una iniciativa que ya cumple tres años. “Nuestro legado es entonces cómo nosotros le devolvemos esa conexión al mar a la comunidad”, agregó.

Sobre por qué el cambio estructural de propiedad se realizó ahora, después de décadas de historia, Garimani explicó que la pandemia ofreció el espacio para repensar el futuro. “Los primeros 50 años de Patagonia fueron un experimento”, citó al fundador. Llegar a ser una empresa de dos billones de dólares hizo evidente la necesidad de asegurar que el propósito no se diluyera cuando Chouinard ya no esté; así como una suerte de legado, explica. Ahí es donde llega la pandemia y pudieron ver con más claridad los efectos que tendría el futuro. “Tuvieron el tiempo para repensar, atacando la crisis climática de manera mucho más directa y asegurar de que el propósito de Patagonia perdure en los próximos años”, aseguró.
Durante la entrevista, también contextualizó este movimiento como un acto profundamente innovador, incluso a escala global. “No conocemos una empresa del tamaño de Patagonia que lo haya hecho antes”, dijo. En esta línea, Tania destaca la motivación principal de inspirar cambios sistémicos y al ecosistema empresarial. Aal final del día, si las empresas se reúnen y si en pro del planeta, es la forma al final que podemos cambiar cómo se están haciendo las cosas”.
La marca, sin embargo, sabe que sostener este modelo implica una gran responsabilidad interna que se trabaje de manera integral. Garimani explicó que la obligación de mantener un negocio sólido es incluso mayor, principalmente con la Tierra como la nueva gran jefa. “Ahora nuestra jefa es la tierra tenemos que tener un negocio mucho más rentable porque todas las utilidades se están yendo al medio ambiente”, explicó. Ese es, para Patagonia, el corazón del equilibrio entre sostenibilidad y rentabilidad: demostrar que ambos conceptos pueden coexistir.
Garimani destacó que el camino no es inmediato y que las empresas pueden avanzar paso a paso. Patagonia, recordó, lleva más de 50 años midiendo y reduciendo su impacto. “El primer paso es medir la huella, medir el impacto, y luego ir tomando acciones chicas”.
Ahora bien, sobre la situación en Chile y la industria de la moda en general, Garimani asegura que todavía queda un largo camino. “La industria de la moda es responsable del 10% de los gases de efecto invernadero y del 20% de la contaminación de aguas residuales”, señaló. Sin embargo, destacó algunos avances en materia regulatoria, de mercado y activismo, recordando incluso la campaña de Greenpeace que hace una década presionó a las marcas outdoor a eliminar químicos tóxicos. Patagonia, por ejemplo, acaba de lanzar su primera colección completamente libre de PFC, tras años de trabajo técnico con Gore-Tex.

Parte del rol de Patagonia —y uno de los aspectos más llamativos de la conversación— es cómo la empresa comparte abiertamente las tecnologías que desarrolla, permitiendo que toda la industria avance más rápido. Garimani mencionó casos como el material libre de neopreno para trajes de surf o la tecnología NetPlus, desarrollada a partir de redes de pesca desechadas en Chile en alianza con la startup Bureo.
Ya cerca del final de la entrevista, insistió en que la clave está en la colaboración entre empresas más que en la competencia, algo que Patagonia espera seguir impulsando en la industria global. “La forma realmente de luchar contra la crisis climática es de forma colectiva, que todos nosotros al final podamos no solamente devolverle un poco la mano a la tierra, que es de donde nosotros estamos sacando prácticamente todos nuestros recursos para hacer negocio”.
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