Columna de geofísica: La importancia del primer geoparque de Chile

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¡Chile tiene su primer Geoparque reconocido por la Unesco! Es el Kütralkura, en la Araucanía. ¿Qué significa esto, y como ayudará a las comunidades locales? Lo vemos en esta columna


Esta semana se dio una de las noticias más importantes para la comunidad de personas ligadas a las geociencias y a la preservación del patrimonio natural de Chile, ya que la Unesco anunció que su red mundial de geoparques tiene a un nuevo integrante: el Kütralkura, de nuestro país. Gracias a este aviso es que esta columna va a estar dedicada a los geoparques, y a contar sobre el primero de los nuestros que está reconocido a nivel internacional.

Primero, la definición fundamental. Un Geoparque es un territorio que tiene un patrimonio de interés geológico. Ese es el punto de partida. Pero dentro de este territorio también se tiene que propiciar el desarrollo sostenible de las comunidades que lo componen, potenciando el patrimonio natural y cultural que existe en él. Para ponerlo en contexto, nuestro Kütralkura está formado por el territorio de las comunas de Lonquimay, Curacautín, Vilcún, y Melipeuco, en la Región de la Araucanía. En él hay millones de años de evolución geológica, y hoy tiene 4 volcanes activos. Toda la actividad de estos volcanes ha ido ayudando a definir gran parte del paisaje del geoparque, así como parte de la diversidad de flora y fauna que existe. También el desarrollo cultural de la zona ha tenido a los volcanes como protagonistas: no por nada el nombre del Geoparque, definido a través de una consulta con las comunidades locales, significa "piedra de fuego" en mapudungun.

Como idea, el Kütralkura nació hace alrededor de una década atrás, cuando Manuel Schilling - en esa época en el Sernageomin y ahora en la Universidad Austral - comenzó a impulsar la creación del primer geoparque de Chile. Para llevar a cabo esto hubo que hacer que la comunidad y las municipalidades se empoderaran, e impulsaran el proyecto del geoparque. Se quemaron un montón de etapas, entre las que estuvo la creación de una Asociación de Municipalidades Cordilleranas de la Araucanía, que se hacen cargo de la formalidad del Geoparque, de la gestión de su territorio, y de los proyectos ligados a él. Hace unos años se postuló al Kütralkura para que sea parte de la red mundial de Geoparques de la Unesco, lo que le daría un sello de calidad mundial. Durante Junio del 2018 vinieron los evaluadores, y ahora ya se anunció que es el primer geoparque de Chile reconocido oficialmente por la Unesco dentro de su red. Y eso ocurre porque el territorio cumple con todos los requisitos de esta organización internacional.

Los requisitos que plantea la Unesco para que un Geoparque sea parte de su red global se basan en dos pilares: la celebración del patrimonio terrestre, y la sustentabilidad de las comunidades locales. A partir de ellos se construyen 4 características esenciales que debe tener el territorio: un patrimonio geológico de valor internacional, una estrategia de gestión sólida, visibilidad a todo nivel del geoparque, y el involucramiento de las comunidades locales. Luego siguen 10 temas fundamentales a desarrollar y/o concientizar, que son: los recursos naturales, los riesgos geológicos (incluyendo el cambio climático), investigación científica, mujeres, educación, cultura, conocimiento local e indígena, la creación de redes de trabajo y, finalmente, el desarrollo sustentable. Como ven, son muchos requisitos, que plantean un modelo de desarrollo que en Chile simplemente no vemos en todos lados. Y el territorio del Kútralkura tiene estrategias para avanzar en cada uno de ellos.

Pero, ¿qué tiene de especial en específico el Kütralkura? Veamos algunos puntos. De partida, tiene uno de los volcanes más activos de Sudamérica, que justamente es uno de los más extraños hoy, al estar en un momento de muy baja actividad, que no habíamos podido registrar en los más de 10 años que hemos estado monitoreandolo: el Llaima.

Este volcán también ha tenido erupciones tremendamente grandes en su pasado geológico, y de hecho hoy estamos frente a su tercera versión, ya que las dos anteriores fueron destruídas. También está el Lonquimay, que es un sistema bastante complejo, donde muchas erupciones han ocurrido a través de fisuras y no a través del cono principal. Es este sistema el que nos dio la oportunidad de observar en detalle el nacimiento y evolución de un volcán en vivo por primera vez en nuestra historia, el año 1988 con el nacimiento del cráter Navidad. El Tolhuaca es un volcán que hace mucho tiempo no tiene erupciones, pero que ha sido estudiado para ver su potencial en términos de generación de energía geotérmica.

Y cierra la lista de volcanes activos el Sollipulli, que en el pasado ha tenido erupciones muy explosivas, alimentadas por un magma muy viscoso, que ha dejado rocas obsidianas muy cerca. Son estas mismas rocas las que después se usaron para construir puntas de flechas y diversas herramientas. Quizás sin el Sollipulli y su cantera de obsidianas habría sido más difícil para los indígenas establecerse en la cordillera de la actual Araucanía. Además, toda la zona está atravesada por importantes sistemas de fallas, que también ayudan a definir la forma en la cual los volcanes del Kütralkura entran en erupción. La diversidad de comportamientos a nivel volcánico y tectónico es tan variada, ¡que de hecho aún estamos investigandola como científicos!

A nivel de diversidad en flora y fauna, el Geoparque es el sueño de los amantes de la naturaleza. Sus enormes bosques de araucarias y sus especies nativas son también parte de la Reserva de la Biosfera de la Unesco, y son tan únicas en el mundo, que a través de los años se ha entendido que la conservación de este patrimonio es crucial para el planeta. ¡Y para qué vamos a hablar de los colores y sonidos que generan en las diversas estaciones del año!. La flora en particular tiene características tan peculiares, que hace ya varios años miembros de la BBC grabaron gran parte de su serie documental "Walking with Dinosaurs" allí, ya que parte de esa vegetación era muy similar a lo que existía en tiempos jurásicos.

En un geoparque las comunidades locales deben tener un plan de desarrollo que asegure que este patrimonio se conservará, y la Asociación de Municipalidades de Cordilleranas de la Araucanía, junto a la Conaf y al Sernageomin, han conseguido plantear las reglas fundamentales para que eso sea posible.

En el Kütralkura la idea es que el desarrollo económico sea sustentable, y que sepa sacar provecho del patrimonio que tiene. Allí, el geoturismo es una actividad fundamental. Es la transferencia del conocimiento científico y cultural existente a la sociedad lo que ayuda a dar un valor agregado a la experiencia turística, ayudando a potenciar las actividades que ya existen, y también promoviendo la creación de otras nuevas. Piensen en esto: ¿cuantas veces no han ido a una zona que tiene un volcán activo, solo para que ese gran cono les parezca simplemente una parte del entorno, o una especie de amenaza? ¿Cómo les cambiaría el viaje a la zona si supieran exactamente qué ha el volcán hecho antes, como ha afectado a las personas, tengan una idea de como se comporta, y además vayan recibiendo historia tras historia que les ayudan a entender que cada una de las rocas que está en el entorno no está allí por simple casualidad? Por supuesto, eso implica que las personas que viven en el geoparque deben ser los que más sepan sobre su patrimonio geológico, natural, y cultural, por lo que parte de lo que se busca con un Geoparque es potenciar la colaboración entre expertos y las comunidades. En ese sentido, las estrategias de educación son cruciales, y parte de los ejes de un geoparque.

Y también el Kütralkura posee un patrimonio cultural extenso. La presencia sostenida en el tiempo de comunidades mapuche ha sido importantísima para el desarrollo de la región, donde no solo han aportado con su cosmovisión y tradición, sino que también han sido parte fundamental en la definición de los asentamientos humanos que existen en el Geoparque. La historia de estas comunidades es extensa, y bastante apreciada a nivel mundial en un entorno de resistencia frente a un proceso de colonización extranjero.

Y muchas veces esa historia se ha cruzado con lo que los volcanes han hecho. ¿Sabían que hay historiadores que han encontrado una conexión entre la gran erupción de volcán Llaima en 1640 con el primer acercamiento a la paz entre españoles y mapuches que se firmó en el Parlamento de Quilín al año siguiente? Fue el simbolismo que se le dio a la erupción lo que terminó de gatillar una discusión acerca de los pasos a seguir en el enfrentamiento. Y no solo la historia puramente mapuche ha sido relevante. El territorio del Kütralkura también ha visto tragedias, tales como la Masacre de Ranquil, donde campesinos e indígenas reclamaron y se lavantaron ante los abusos de sus patrones en 1934, solo para recibir el ataque de la policía de la época, terminando con la muerte de cientos de personas. Ese evento en particular es una mancha en nuestra historia como República de Chile, y no debemos olvidarlo para poder avanzar como sociedad. En definitiva, el Kütralkura no es un sitio sin historia ni cultura, pero de pronto no la conocemos tanto a un nivel más masivo. Y el hecho de la Unesco haya añadido al Kütralkura a su red de Geoparques habla también de un reconocimiento de todo este patrimonio, que debe ser transmitido, y no olvidado.

Hoy el Kütralkura tiene el sello de la Unesco, y es parte de su red mundial de Geoparques. Es jugar en primera división, y una gran noticia. Pero eso significa también que el trabajo real está recién empezando. El sello de la Unesco dura 4 años, y debemos trabajar para asegurarnos de que el territorio sigue cumpliendo con los puntos esenciales de desarrollo con un patrimonio geológico de valor internacional, una gestión local hacia el desarrollo sustentable, una gran estrategia de visibilidad, para que todos sepan reconocer al Kütralkura a muchos niveles, y finalmente el empoderamiento de las comunidades locales, que definirán como el Geoparque se desarrollará. Es una tremenda oportunidad, y al mismo tiempo una gran responsabilidad, porque si no lo conseguimos, perderemos el sello de la Unesco, y con ello muchas oportunidades de desarrollo de esta región. Pero hoy estamos felices. Chile tiene su primer Geoparque reconocido a nivel mundial.

Cristian Farías Vega es doctor en Geofísica de la Universidad de Bonn en Alemania, y además profesor asistente en la Universidad Católica de Temuco. Semanalmente estará colaborando con La Tercera aportando contenidos relacionados a su área de especialización, de gran importancia en el país dada su condición sísmica.

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