Cuál es el queso viral que huele “como la muerte misma”
Presente en mercados navideños de Estados Unidos y Europa, un clásico queso suizo reapareció con fuerza este año gracias a TikTok, donde su penetrante olor ha generado miles de reacciones.

Pan de pascua, canela, cola de mono y otras especias suelen definir el imaginario olfativo de la Navidad en Chile.
Sin embargo, en mercados festivos de Estados Unidos y Europa, un aroma muy distinto se ha vuelto protagonista en redes sociales: el del queso raclette.

Este es un queso suizo que, para muchos, huele “como la muerte misma”: así lo definió un artículo de The Washington Post que habla de este alimento navideño.
El fenómeno explotó este año en TikTok, donde decenas de jóvenes de la Generación Z han documentado sus primeras experiencias con este queso derretido, más específicamente con el radio de varios metros que lo rodea cuando se funde.
Los videos muestran gestos de horror, arcadas contenidas y comentarios que lo comparan con calcetines húmedos, animales muertos o una bolsa de lavandería de un equipo de hockey.
Qué es el queso raclette
El raclette es un queso tradicional de Suiza, con una historia que se remonta al siglo XIII. Según su página oficial, las primeras menciones datan de 1291 en textos conservados en conventos de Obwalden y Nidwalden.
Durante siglos fue un alimento clave para pastores alpinos, que lo derretían al fuego para combatir el frío antes de que llegara a cafés y restaurantes en el siglo XX.
Su nombre proviene del verbo francés racler, que significa “raspar”, en referencia a la forma en que se sirve.
Visualmente, las ruedas de raclette tienen una corteza beige rojiza y un interior semiduro y cremoso.
El quesero Steven Jenkins la describe como un queso de “sabor pleno y carnoso que se intensifica al calentarse”.
El problema (o el encanto) está en el aroma: al fundirse, libera un olor intenso que provoca placer y rechazo a partes iguales.

Tradición estadounidense
En mercados navideños de ciudades como Nueva York, Chicago y Boston, el olor se ha convertido en un espectáculo en sí mismo.
En Snowport, un mercado al aire libre en el Seaport District de Boston, la fila frente a los puestos de raclette crece tanto como las quejas de quienes pasan cerca.
“Sería más tolerable si no fuera por el olor a muerte”, se leía en un comentario viral.
Sin embargo, quienes superan la barrera olfativa suelen coincidir en algo: el sabor no tiene nada que ver con el hedor.
En boca, la raclette se vuelve suave, afrutada, con notas a frutos secos y carne. Servida sobre baguette crujiente, papas hervidas o acompañada de pepinillos y mostaza, el contraste entre el aroma y el gusto resulta sorprendente.
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