
La primera luz de Camila Moreno: “Ser madre y artista independiente ha sido complejo. A pesar de todo, ha sido bonito”
La reconocida cantautora chilena presenta La Primera Luz, su nuevo y despojado disco, grabado en México. En sus 10 canciones explora un universo más íntimo y acústico, que cruza su maternidad y varias reflexiones. En charla con Culto, se explaya sobre las claves del trabajo y su interés por salirse de su zona de confort. "Uno quiere desafíos", dice.

La primera luz, se encendió tras varios chispazos. Como insistentes roces contra el pedernal, fueron varias las sensaciones que le gatillaron una canción a Camila Moreno Elgart (Santiago, 1985). Fue además la que acabó por titular a su nuevo disco. “Nació a partir de la relación que tuve con el padre de mi hijo -cuenta a Culto-. Cuando nació mi hijo la hice creo que en esa época, cuando él era chiquitito. Y tenía que ver con eso, con la sensación de que esa era la primera luz que yo recibía como un regalo, como que alguien entregara una lucecita en tus manos”.
Esa luz en las manos, la artista la relaciona con una película. “No sé si has visto esa escena en La historia sin fin (1984), donde la Emperatriz Infantil le entrega una luz en la mano a Bastián, yo soy muy fanática de esas cosas. Esa primera luz es como el mundo, es la posibilidad de imaginar una nueva fantasía”.
Y la primera luz, es también un símbolo. “Mi novia, su segundo nombre es de la Luz. Y ella estuvo súper presente durante estos últimos años, donde yo atravesé una depresión importante. La primera que he tenido, no soy una persona que sufra de esa enfermedad comúnmente. Fue súper extraño y fuerte, y ella me sostuvo harto. Entonces, el nombre vino desde ahí como de la sensación de la posibilidad de una nueva vida, pero incipiente, la posibilidad de una pequeña llama”.

Esa sensación de intimidad es la que recorre el quinto álbum en la discografía de la cantautora chilena. Tan íntimo, que nació en un espacio familiar. Durante los días de la pandemia, viajó hasta la casa de su abuela, en la playa. El sol bañándose en el atardecer y la brisa marina, la acompañaron mientras escribía como una obsesa. "Ahí saqué un volumen de 25 a 30 canciones, de las cuales elegimos estas 10 para hacer este disco. Pertenecían a un universo más bien íntimo, súper desnudo. Eso fue lo que elegimos”.
A diferencia del material de Rey (2021), más asentado en la electrónica y la producción de estudio, en La Primera Luz, Moreno se decantó por una sonoridad más cálida y acústica. Un giro que, aunque sorpresivo, es parte de su constante búsqueda del riesgo. “Cuando hago un disco me quiero oponer al anterior. Así lo viví cuando hice Panal (2012), después de Almismotiempo (2009) y así. Eso responde un poco a la lógica de salir del espacio de confort y no repetirse. Y también porque uno quiere desafíos y hacer algo que se sienta fresco”.
Esa decisión la llevó desde la casa de su abuela en la playa, a la de Adán Jodorowsky en Ciudad de México. Ahí se grabó el álbum, con el mexicano de productor, secundado por una banda de músicos de sesión locales. “Sabía que quería hacer un disco análogo y acústico, y creo que él es el mejor consiguiendo ese sonido cálido, fiel a lo que tocan los humanos, fiel a los sonidos de las baterías, fiel a los sonidos de los bajos. Siento que él tiene una maestría en ese sonido y justamente tiene los equipos que te hacen sonar así”.
Moreno añade que el hecho de estar en una casa, también fue un factor que pesó en la decisión. “Me hacía sentido no ir a un estudio, que tiene una frialdad. Nosotros estábamos en el estudio y en la casa al mismo tiempo. Estábamos con el hijo de Adán, que tiene la misma edad que el mío (8 años). Entonces, había hartas cosas que se emparentaban. Además quería salir de Chile y probar algo desconocido”.

Este es el primer álbum que Camila Moreno graba fuera del país. Un paso que asegura, necesitaba probar. Un desafío necesario para una artista inquieta. “En Chile trabajé con toda la gente que me interesaba, con Cristián Heyne, Iván González, Cristóbal Carvajal, Tomás Preuss, los adoro, pero no quería volver a repetir eso. Quería entregarme a algo que fuera como un precipicio. Y así se sintió los primeros días. Fueron súper rudos los primeros días”.
-¿Por qué fueron tan rudos esos primeros días?
-Porque con Adán no nos conocíamos. Llegué y al día siguiente empezamos a trabajar. No hubo una previa. En ese primer día empezamos a grabar baterías y no había una preproducción. La única preproducción, fue que nos habíamos mostrado referencias de canciones, habíamos elegido las 10 que íbamos a hacer y ya. Entonces, para mí era muy al choque estar grabando baterías el mismo día que nos estábamos conociendo.
-¿Cómo es para ti ser madre y artista? Llevar una carrera con ensayos, viajes, llevar a tu hijo a la grabación de un disco…
-Yo creo que a esa pregunta le agregaría: ¿cómo es ser artista independiente? Porque eso sí es súper complejo. Para mí ha sido complejo, la verdad, porque cuando mi hijo nació, yo volví a los escenarios a los dos meses y dejé de tocar cuando tenía siete meses de embarazo. Entonces, mi pausa fue súper corta. Igual me pasó la cuenta, porque ir con un bebé, viajar, él conoce México, Brasil, Argentina, conoce todo Chile. Y es exigente, porque uno quiere estar con la misma entrega que ha tenido siempre, porque mi proyecto existe desde que yo tengo 22 años. Y todos mis discos y mi proyecto siempre ha sido mi número uno, mi número dos, mi número tres, a nivel de importancia en mi vida. Cuando nace un hijo, eso cambia y eso es lo más chocante en mi caso. Me cuesta no darle esa entrega total y obsesiva a mi trabajo y tratar de poner una pausa. Entonces, ha sido algo que con lo que todavía sigo aprendiendo. Hoy es mucho más llevadero porque él es más grande, tenemos red de apoyo, si seguimos viviendo en Santiago también tiene que ver con eso. También está el factor de ser padres separados, que también se va agregando a la ecuación de las dificultades. Pero a pesar de todo, ha sido bonito. A mi hijo he tratado de mantenerlo no tan cercano a la pega. Trato de bajar el perfil, esto es como cualquier otro trabajo y ya.
-Imagino que tu hijo ya sabe, pero y ¿sus compañeros de colegio? ¿Le dicen algo porque eres una artista conocida…?
-De hecho, él se dio cuenta por eso. Porque llegó un compañero y le dijo: ‘Oye, tu mamá es Camila Moreno’. Y él como: Sí. Entonces él me empezó a molestar así como: ‘Eres Camila Moreno jajajaja (ríe) eres famosa’ Y yo como: no, no soy famosa. Empecé a explicarle las diferencias. Le digo que soy un poco conocida y que Rosalía es famosa, porque a él le gusta mucho Rosalía. Entonces, como que le empiezo a explicar, porque en qué momento le iba a decir como ‘pero ¿por qué no somos millonarios?’ Entonces, ahí le tuve que explicar que habían diferencias.
-Igual esa conversación iba a ocurrir tarde o temprano…
-Sí. Igual me ha acompañado a algunas giras y también se da cuenta, sobre todo ahora que está más grande y yo estoy a punto de sacar un disco. Me dice: mamá, lo único que haces es trabajar. Porque uno como artista independiente tiene períodos de pega que son súper consumidores, y otros donde estás mucho más holgado. Y justamente antes de sacar un disco es un momento muy álgido.

En sus 10 canciones, La Primera Luz ofrece un material que alterna entre los sonidos acústicos, y acompañamientos de teclado. No hay mucho truco de estudio, es más bien un trabajo muy directo. En canciones como Fuga, hay un sonido de banda que se va desplegando poco a poco; otras como Vapor, se desprenden a partir de figuras de guitarra acústica. La despechada Irreversible fue compuesta en un cuatro venezolano y para escribir Torre, Moreno se sentó al piano. Incluso, en Coronación, la letra incluye una pequeña broma en la línea: “El beso en el agua/tanta humedad/por si tienes dudas/hit me baby one more time”, un guiño a Britney Spears que tiene un sentido.
“Aparte de que calza rítmicamente, el disco tiene guiños al humor todo el tiempo, por mucho que sea un disco súper serio, íntimo y todo eso -explica Camila Moreno-. Yo creo que por mi edad es un poco reírse de uno mismo y de esa hiperseriedad. Y también el Hit me baby one more time, dentro del contexto de la canción, hace una alusión sexual. Quizás Britney no lo puso en ese sentido, ¿o sí? ¿qué quería decir, Britney con Hit me baby one more time? Quizás a lo mismo que yo”.
-A fines de 2023 se publicó la reedición de tu primer disco Almismotiempo, que también tiene algo acústico ¿cuánto de la inmersión en esa música rebotó en La primera luz?
-Sí, rebotó. Rebotaron Almismotiempo y Panal, diría yo. Hay algo de eso en este disco. Ahora mucho más depurado, por la edad que tengo, por la experiencia que tengo y porque sé como quiero que suenen las cosas. En Almismotiempo era todo un poco tipo ‘¿Hagamos esto? sí’. No había mucho criterio, solo había gana, entrega, arrojo. Pero sí tenía ese pie forzado de querer hacer algo que fuese 100% real. Y en ese sentido venía en oposición a Rey, que fue 100% in the box, pop, oscuro, electrónico, que estuvo bueno, pero no quería repetir esa fórmula.
Aunque en las letras de La Primera Luz abundan las imágenes y las referencias a la maternidad (por ejemplo, en Madre nunca niña siempre), hay una canción que surgió desde una reflexión algo más política; se titula Habla y fue compuesta en la guitarra durante los días del estallido social. “Duérmete mi niño que hay toque de queda/duérmete mi niño que el mundo se quema”, dice en parte de la letra.

“Esa nació en el estallido social cuando mi hijo dejó de hablar la primera semana que salieron los milicos a la calle. Y fue muy fuerte porque era un niño que hablaba. Dejó de hablar por una semana -recuerda Moreno-. Y me di cuenta que fue porque yo estaba muy maníaca, muy paranoica, muy involucrada políticamente, con las chicas de TRAMUS, recibiendo mucha información muy densa de violaciones a los derechos humanos, saliendo todos los días a la calle a cualquier hora. Incluso hay un video que salgo con mi hijo en brazos, dando un discurso. Fue mucho. Entonces, tuve que frenar eso porque me di cuenta que le estaba afectando a él”.
Fue en esos días en que empezó a escribir Habla. “Después la terminé en pandemia. Entonces fue fuerte, porque sobre el estallido social hay una posverdad que es que los delincuentes rompieron semáforos, y lo que yo viví, lo que vivió mucha gente, creo que era la sensación de que había un pueblo que estaba diciendo basta. Habían abuelas, niños. Incluso había una reconfiguración identitaria de quiénes somos, de nuestro humor, de cómo entendemos la realidad, mucha resiliencia. Entonces, que todo eso haya quedado en nada, te deja una sensación de que aunque luchemos y demos todo, igual nos van a ganar los malos. A mí me queda esa sensación”.
La portada de La Primera Luz, es una foto tomada por Valentina Palavecino, en que se ve a Camila Moreno sosteniendo un fósforo encendido entre los labios. Una pequeña llama destaca entre la oscuridad y resume al álbum. “La idea era que la primera luz fuera esta pequeña llama y de que estuviera reflejada de alguna forma en la imagen, de forma clara pero simple. Entonces, nos pusimos a experimentar al atardecer en la misma casa donde fue grabada Irreversible y Vapor. Probamos cosas, también tuvimos la idea de prender un cigarro y al final quedó la del fosforito".
Asimismo, el álbum tiene una extensión audiovisual. Cada una de las 10 canciones tendrá un video grabado en plano secuencia, bajo la dirección de Carolina Moscoso, las que se conectan en una suerte de película. “Nuestra ambición en un inicio era hacer un solo gran plano secuencia, de las 10 canciones -explica Camila Moreno-. Al final, hicimos plano secuencia de una, luego de la otra y así. Están entrelazadas y van contando una suerte de historia que tiene mucho de abstracción, de poética y de interpretación, pero también tiene algo cotidiano”. Se estrenarán el próximo 4 de junio, el mismo día en que el disco estará disponible en las plataformas digitales.
El disco La Primera Luz tendrá tres lanzamientos, en shows únicos agendados el 6 de julio en el Teatro del Parque Cultural de Valparaíso, el 12 del mismo mes en el Teatro Oriente de Santiago y el 14 de agosto en el Teatro Biobío de Concepción.

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