
Spike Lee: “No voy a criticar sólo a Estados Unidos; en todo el mundo estamos perdiendo el control”
El reconocido director se reúne con Denzel Washington en la alabada película Del Cielo al Infierno (Apple TV+), una nueva versión de una historia que Akira Kurosawa llevó al cine en 1963. “Los cambios fueron respetuosos con el filme original”, asegura en esta entrevista con Culto, donde también comparte su opinión sobre la sociedad actual y la trastienda del reencuentro con su viejo amigo.

Spike Lee (Atlanta, 1957) retrocede en el tiempo. El director se recuerda a sí mismo en la época en que era estudiante de la Universidad de Nueva York y quedó impresionado con Rashomon (1950) y su innovadora estructura narrativa.
“Quedé alucinado”, dice a través de Zoom mientras aparece con sus característicos lentes y una gorra de los New York Knicks, el equipo de la NBA del que es acérrimo fanático.

La huella que dejó ese primer encuentro con el clásico de Akira Kurosawa en su formación cinéfila fue tan grande que, años después, cuando rozaba los 30 y se abría paso en la escena norteamericana, se inspiró en esa estructura para escribir y dirigir She’s gotta have it (1986), su película sobre una joven afroamericana de Brooklyn dividida entre tres pretendientes.
Ahora, con 68 años y cuando sus ficciones y documentales ya alcanzan los 30 créditos, vuelve a mirar al autor japonés. Al mismo al que conoció en persona en una oportunidad y que, en conversación con Culto, llama “uno de los grandes maestros del cine”.
Spike Lee presenta Del cielo al infierno (Highest 2 Lowest, su título original), filme que gira en torno a David King (Denzel Washington), un magnate de la industria musical que, gracias a su incomparable oído, ha anotado éxito tras éxito en su trayectoria. Mientras intenta completar una arriesgada jugada para preservar su legado, recibe una llamada que lo somete a un dilema moral: un desconocido le pide el pago de una millonaria suma si quiere volver a ver a su hijo. Si el supuesto secuestro lo empuja al límite, queda entre la espada y la pared cuando se entera de que el joven capturado es en verdad el hijo de su chofer.
“Mi esperanza es que todos en el cine se pongan en esa situación y se pregunten en lo más profundo de su corazón: si yo estuviera en esa situación, en la que Denzel está como David King, ¿qué haría? Si lo haces, si tienes éxito, el público forma parte de la película”, indica.

El director de Malcolm X (1992) insiste en referirse a su nuevo trabajo como una “reinterpretación” tanto de High and low (1963), de Kurosawa, como del libro en que se basó esa cinta, una novela que Evan Hunter publicó en 1959 bajo el seudónimo Ed McBain. Uno de sus principales argumentos es que su largometraje (que debuta en la plataforma Apple TV+ este 5 de septiembre) sitúa la acción en las calles de Nueva York en la actualidad y cambia la profesión del protagonista.
Recibió el proyecto de manos de Washington, su socio en cuatro producciones anteriores. A pesar de que no colaboraban desde El plan perfecto (2006), el tiempo no parece haber pasado para ambos: se siguen entendiendo a la perfección tanto delante como detrás de cámaras, como lo comprueban la propia película y todas sus apariciones públicas desde el Festival de Cannes, donde el actor recibió la Palma de Oro honorífica.
Y la mirada del realizador sigue gozando de plena vigencia. Dueño de una óptica juguetona, pero aguda, Spike Lee se ha convertido en uno de los mejores cronistas de su país. Del cielo al infierno es una impecable demostración de esa rúbrica: con personajes contundentes y una historia irresistible, retrata tanto la disyuntiva de la industria del entretenimiento como las contradicciones de una sociedad.
Si en la conferencia de prensa de Cannes se limitó a decir “this guy” (este tipo) para referirse a las medidas de Donald Trump contra las películas filmadas fuera de Estados Unidos, en esta ocasión también evita nombrar explícitamente al mandatario.

“Estados Unidos se encuentra en una mala situación”, señala en un momento de la entrevista. “No voy a criticar sólo a Estados Unidos; en todo el mundo estamos perdiendo el control. Así que no diría específicamente... Si nos fijamos en lo que está pasando en todo el mundo, en muchos lugares la situación no es buena. Lo dejaré hasta allí”.
-Su primera colaboración con Denzel Washington fue hace 35 años. Al reunirse de nuevo para esta película, ¿reflexiona sobre dónde se encuentran ahora, con carreras consolidadas y en etapas diferentes de sus vidas?
Yo hago eso más que Denzel porque soy profesor y muestro muchos de mis filmes a la clase. Ellos siempre tienen preguntas sobre películas específicas. Así que cada semestre puedo mostrar al menos una de ellas.
-¿Hubo alguna decisión creativa que tomó Denzel Washington que le sorprendió durante el proceso?
Muchas veces me sorprendió ver a mi hermano frente a las cámaras, tan abierto a improvisar y a añadir cosas que no estaban escritas en la página. No mucha gente puede hacerlo. Sólo los grandes pueden hacerlo. Y no sólo improvisar, sino que hacer cosas que mejoran toda la escena. Si elevas las escenas, elevas el filme.

-Su película y la de Kurosawa hablan de la integridad artística. Ud. lleva 40 años en el negocio del cine. ¿Qué tan fácil o difícil le ha resultado mantener esta integridad?
En primer lugar, Akira Kurosawa es uno de los mejores cineastas de la historia. Pero recordemos que ese filme se basó en una novela del escritor estadounidense Ed McBain. Así que cuando Denzel me dio el honor y el privilegio de volver (a colaborar) con él después de tantos años sabíamos que no podíamos hacer un remake. Esto no era el Japón de la posguerra de 1963. Convertir a David King en el dueño de una empresa de zapatos no iba a funcionar. Así que tuvimos que hacer cambios, pero los cambios fueron respetuosos con el filme original. Respetamos mucho a Kurosawa. Lo amamos. Es uno de los mejores cineastas de la historia. Por eso, desde el principio, es una reinterpretación, no un remake. Con la reinterpretación, hay cambios, pero se sigue respetando la fuente original, del mismo modo que Kurosawa respetó el libro que adaptó.
-¿Aceptaría que otro cineasta reinterpretara alguna de sus películas?
Cuando yo muera (se ríe). Bueno, si es un guión original tendrían que pagarme. Depende de quién sea el cineasta... Me encantaría ver a Martin Scorsese hacer La hora 25 (2002).
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