
¿Por qué no intervino la policía? Revelan la interna de la barra de Independiente en los graves hechos de violencia contra la U
El fallo en el operativo y el conflicto entre las facciones de la barra del club de Avellaneda jugaron un rol clave en la noche de violencia vivida este miércoles.

El partido entre Independiente y Universidad de Chile, válido por la vuelta de los octavos de final de la Copa Sudamericana, terminó en un infierno que dio la vuelta al mundo. Hinchas hospitalizados con riesgo vital, gente golpeada, personas desnudadas y más de 100 detenidos. La peor parte la sacó un pequeño grupo de fanáticos de la U, quienes, en la tribuna Pavoni Alta, fueron acorralados por parte de la barra del Rojo; una acción cobarde que dejó imágenes brutales, inhumanas.
Estos graves hechos están siendo investigados por las autoridades, y de entrada hay algunas preguntas que surgen: ¿cómo la situación escaló a tal nivel? ¿Por qué la policía no intervino? ¿Cómo llegó la barra de Independiente al lugar donde estaban los simpatizantes de la U?
Los errores de Independiente
Inicialmente se habían dispuesto 2.000 entradas para el público de Universidad de Chile. Sin embargo, previo a una autorización, en el Rojo decidieron venderle 3.500 boletos a los chilenos. Probablemente, si se hubiera mantenido la cantidad inicial, se habrían podido hacer pulmones con seguridad privada, como sí lo hizo este jueves River Plate en su duelo ante Libertad por la Copa Libertadores.

Por otro lado, al igual que en Chile, la policía no está dentro de los estadios, una determinación que en Argentina se tomó en 2011. A esto hay que agregarle que en el fútbol de ese país desde hace algunos años se prohibió el público visitante precisamente por los continuos episodios de violencia en los recintos deportivos, por lo que parte de la infraestructura del Libertadores de América no era la adecuada para recibir una barra forastera, sin la contención ni los alambrados pertinentes.
Una polémica decisión
Durante el primer tiempo sucedieron los graves enfrentamientos entre los hinchas chilenos que se encontraban en Pavoni Alta y los argentinos que se ubicaban en la parte baja. Se destrozó parte de las butacas y se lanzaron una variedad de objetos.
En ese momento, ocurrió una reunión en las inmediaciones del estadio en la que participaron oficiales de la Conmebol, la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide), directivos del Rojo y de la U. Es sabido que para este tipo de conflictos, la visión del ente que regula el fútbol Sudamericano siempre es que se termine el partido como sea, tal como intentaron que ocurra el 10 de abril en el estadio Monumental en el duelo entre Colo Colo y Fortaleza, en donde se disputó el duelo luego de que Mylan (12) y Martina (18), dos hinchas del Cacique, murieron en las inmediaciones del recinto, aparentemente aplastados por un carro policial. El árbitro de esa trágica noche de jueves en Pedrero fue el uruguayo Gustavo Tejera, el mismo de este miércoles en Avellaneda.
En la mencionada reunión, Aprevide y miembros de la Policía Bonaerense tomaron la determinación de no intervenir en el sector de la U para evitar un conflicto que, hasta ese entonces, consideraban que podía ser mayor.
Luego, se decidió evacuar del estadio a los hinchas de Universidad de Chile, algo que ocurrió desde el inicio del segundo tiempo. Según el testimonio de algunos chilenos que estaban en ese lugar, las indicaciones que les daban por los altoparlantes no se escuchaban. No obstante, pasada una media hora, la mayoría de los fanáticos azules ya había dejado la tribuna que se les asignó.
Los líos en la barra del Rojo
La disputa al interior de los barristas de Independiente es importante para entender los hechos de violencia sucedidos este miércoles. Según informó una nota del medio argentino TyC Sports, los fanáticos que estaban en la zona baja, y que se pelearon con los azules en el primer tiempo, forman parte de una facción disidente de la barra del club y están enfrentados con la oficial, que se ubica en otro sector del Libertadores de América.
Los disidentes intentaron ir a buscar a los hinchas azules, pero fueron contenidos por infantería. Tras eso, comenzaron a ejercer presión: le cantaron a la barra oficial que tenían miedo de ir por los chilenos. Ante el temor de perder popularidad en el estadio, atacaron.

Para articular la arremetida, el citado medio señala dos nombres que debieron jugar un rol clave en los movimientos: “Juan Ignacio Lenczicki y Mario Nadalich, líderes de Los Dueños de Avellaneda. Manejan grandes negocios, algunos ligados al narcotráfico, y controlan la Villa 21-24, entre vínculos políticos y policiales”.
Según TyC Sports, estos hombres fueron determinantes para poder llegar hasta Pavoni Alta, lugar en donde se ubicaban los fanáticos de la U: “Son ellos los que cuentan con la venia tanto dirigencial como política y policial (viajan en micros pagados por el club, escoltados por móviles para evitar ataques de la disidente, hablan con los comisarios...). Y su rol este miércoles fue fundamental porque no hay forma de que barras crucen de un sector a otro sin orden de sus jefes”.
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