El Deportivo

Regala cuadernos en blanco a sus pupilos: Diego Placente, el aprendiz de Borghi que guía a Argentina en el Mundial Sub 20

El entrenador de la Albiceleste juvenil reemplazó a Javier Mascherano en el cargo hace un año y en ese período consolidó al equipo que este domingo buscará ganar la cita planetaria de la categoría.

Regala cuadernos en blanco a sus pupilos: Diego Placente, el aprendiz de Borghi que guía a Argentina en el Mundial Sub 20. ANDRES PINA/PHOTOSPORT

En un Mundial Sub 20 donde abundan los discursos ampulosos y la tecnología marca cada paso, Diego Placente decide exhibir calma. El cerebro de Argentina habló con sus jugadores tras la victoria sobre Colombia y no les entregó tablets ni dio una charla con un proyector. Les dio cuadernos. Libretas en blanco, personalizadas, con una frase en la tapa que define su filosofía. “Primero lo crees, después lo creas”, se lee.

La idea, según explicó su esposa Julieta Rubinstein en sus redes sociales, nació del impulso de hacer que los futbolistas escriban quiénes son cuando nadie los mira. “Para que no queden atrapados en el ego”, señaló la mujer en un posteo reciente. En tiempos donde el rendimiento parece medirse por algoritmos, Placente propone escribir a mano, mirar hacia adentro.

Discípulo de Borghi con el eco de Bielsa

Cuando Claudio Tapia lo llamó a fines de 2024 para reemplazar a Javier Mascherano, Placente ya conocía a la generación que hoy pelea por la séptima estrella juvenil de Argentina. Llevaba siete años en las divisiones menores de la AFA, primero con la Sub 15 y luego con la Sub 17. A la Sub 20 llegó con una mochila de experiencia formativa y un par de nombres que marcaron su manera de entender el juego: Claudio Borghi y Marcelo Bielsa. Curiosamente, ambos ligados profundamente a Chile.

Al Bichi lo acompañó como ayudante técnico en Argentinos Juniors en 2014 y heredó su conocida mirada humana. Esa mezcla de pedagogía y humor con la que Borghi desarmaba tensiones en sus planteles. “Me dio una oportunidad invaluable. Incorporé muchas herramientas y tuve la chance de aprender de un gran entrenador y también de una gran persona”, señaló en su momento.

Bielsa, en cambio, lo dirigió en la selección argentina y todavía repite algunas de sus lecciones. “Fue un adelantado. Entrenaba de una manera que no era habitual para la época. Uno volvía a su club y empezaba a notar errores que antes no veía”, dice al recordar al Loco. De esa mezcla nació un entrenador particular.

En el complejo deportivo de Ezeiza, Placente se mueve con discreción. Sus entrenamientos comienzan con una conversación. “Más que atarme a cualquier sistema, soy un enamorado de los jugadores”, señaló el año pasado. Su esquema preferido es un 4-2-3-1, pero su principio táctico es la flexibilidad. Lo importante, insiste, es “ser intenso para tener la pelota”.

Sin embargo, fuera del campo, el margen se estrecha. Placente es estricto con las normas. Los teléfonos están prohibidos durante las comidas; los futbolistas deben mirar a los ojos a cada empleado y saludar por su nombre. Les exige estudiar, terminar la escuela, cuidar la alimentación. “Formar personas antes que jugadores”, ha repetido.

Esa filosofía lo conecta con la tradición de José Pekerman, el padre fundacional del proyecto juvenil argentino. El DT pertenece a esa descendencia. En ese linaje también está Lionel Scaloni.

La herencia que une generaciones

Placente sabe lo que es ganar con la camiseta albiceleste. En 1997, levantó la Copa Mundial Sub 20 en Malasia, bajo la conducción de Pekerman.

Esa conexión emocional se reforzó en Chile, el país donde su historia internacional comenzó y donde hoy podría cerrarse un círculo perfecto. En la Albiceleste juvenil debutó en el Sudamericano Sub 20 de 1997. Veintiocho años después, vuelve a Santiago con el sueño de levantar una copa que ya sostuvo como jugador.

En un vestuario dominado por las pantallas y los mensajes instantáneos, Placente impone otro ritmo. Habla de procesos. Su modelo de conducción es cercano al de Scaloni, con quien comparte ideas. Los resultados acompañan. Desde que asumió la Sub 20, acumula más de una docena de triunfos consecutivos, con apenas dos goles en contra. En la antesala de la final ante Marruecos, su equipo luce sólido, confiado, y con una identidad reconocible: presión alta, posesión ordenada y libertad para los creativos.

Pero detrás de los números, hay algo menos visible y más valioso: un grupo. Muchos de los futbolistas actuales lo tuvieron también en la Sub 15 o la Sub 17.

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