
Papelón en Valparaíso: la Roja de Córdova sucumbe ante México y se despide de su Mundial Sub 20
La lógica se impuso a una ilusión inocente en Valparaíso. La selección chilena fue goleada 4-1 ante un contundente cuadro azteca, acabando su periplo mundialista en octavos de final. El equipo nacional se va de la competencia con tres derrotas en cuatro partidos. Salvo ráfagas, nunca logró disipar las dudas y ripios, tanto en la cancha como en la banca.

La inocente ilusión de los hinchas que fueron al estadio Elías Figueroa de Valparaíso chocó, inevitablemente, con la dura realidad. La verdadera cara del momento del fútbol chileno es la que exhibió la Sub 20 de Nicolás Córdova contra México: un cuadro que pelea con las escuálidas armas que tiene, sin claridad desde la banca y con una desesperante falta de concreción.
La Roja no solo enfrentaba a su rival de turno, por los octavos de final del Mundial, sino que también al escepticismo que generaba un equipo que dejó más dudas que certezas, aunque haya clasificado (gracias a las tarjetas, aunque le moleste al entrenador). Era la ocasión ideal para rebelarse. Sin embargo, ganó la lógica. Los aztecas fueron más, como se preveía, y siguen en carrera. Chile cayó 4-1 y dijo adiós a su Copa del Mundo.
Después de superar el grupo A en el segundo lugar, la Roja tenía una nueva oportunidad para soltar las ataduras y convencer desde el juego más que desde lo teórico y lo métrico. Una oportunidad para refrescar ideas y empezar a jugar con la localía como plus, no como una carga. Córdova ha dado muestras de ser un técnico que le gusta cambiar de nombres entre partido y partido, pero ahora optó por mantener la oncena titular que salió ante Egipto.
O sea, con Milovan Celis (un central) en el eje del medio, con Agustín Arce siendo el interior más cercano (soltando a Nicolás Cárcamo), Vicente Álvarez y Lautaro Millán por afuera, y Juan Francisco Rossel de 9. En el primer tiempo, no resultó. El Tri fue más en los 45′ iniciales.
Lo mejor de la Roja en el lapso inicial fue al principio, cuando logró crearse un par de ocasiones de riesgo. En los 13′, lo tuvo por dos: un tiro de Millán atajado por Ochoa y el rebote no lo aprovechó Rossel. Sin embargo, como había venido sucediendo, esa fue una ráfaga más que algo continuo. México, con jugadores de rica técnica de mitad hacia adelante, fue tomando las riendas y se hizo del balón. Los asedios al área nacional se convirtieron en frecuentes.
Esto hizo que Chile se viera feble en las marcas, sobre todo por el lado izquierdo. Patricio Romero sufría ante cada subida de Diego Sánchez, cuyas combinaciones le daban profundidad a los aztecas. Pese a meterse muy atrás a la hora del retroceso, la Roja no daba garantías en el fondo. Además, en la elaboración, todo era lento.
El gol mexicano estaba al caer, hasta que sucedió en los 26′ con el tanto del atacante Tahiel Jiménez, mediante un zurdazo fuerte tras pase del talentoso Gilberto Mora. La ventaja de los norteamericanos era justificada. Nuevamente la tensión predominaba en el cuadro chileno. No influían jugadores llamados a darle fútbol al equipo (Álvarez y Millán, por afuera) y el medio era terreno mexicano. Como la tensión mandaba, tampoco habían arrebatos individuales, para inyectarle energía a un elenco abúlico.

Chile reaccionó tarde
Las métricas indicaban que la Roja tuvo el 30% de posesión en la primera mitad y menos del doble de pases (122 contra 286). Con el tiempo en contra, había que hacer otra cosa. Dar vuelta el tablero. Córdova mantuvo el equipo, aunque hizo algunas variaciones. La principal fue trasladar a Millán al centro, lo que benefició al equipo.
Con otra actitud, la Selección empujó y empezó a encerrar a los mexicanos en su campo. Apenas comenzó el complemento, se reclamó un posible penal por una mano. El DT saca la tarjeta verde y pide la revisión. El árbitro portugués Joao Pinheiro desestimó el reclamo nacional. Pero se veía una energía distinta. En los 49′, Millán sacó un remate al primer palo que controló el meta Ochoa. Luego, Rossel intentó en un par de ocasiones, sin éxito.
Pasada la hora, Córdova hace dos cambios: adentro Marchant y Silva; afuera Álvarez y Cárcamo. En el mejor momento de Chile en el partido, cuando la llama del empate insinuaba tenuemente, México pegó de nuevo y derrumbó toda ilusión. Sopló un castillo de papel. En los 67′, un remate ajustado de Iker Fimbres se coló en la portería de Mella para el 2-0. Todo el ímpetu de la Roja se vino abajo.
Para rematar, a 10′ del final llegó el tercero, obra del ingresado Hugo Camberos. Golpe de nocaut. Chile, en la lona. Ya no había tiempo para nada. México supo pasarlo mal, por momentos, y luego sacó lustre a una envidiable contundencia. En los 86′, Camberos anotó el 4-0, para coronar el desastre chileno. El descuento de Rossel sirvió para maquillar la derrota. Por fin se le abrió el arco al delantero de la UC. Tarde, pero sucedió.
Chile se va del Mundial con tres derrotas en cuatro presentaciones. No podrá continuar con la tónica de la Sub 20 en sus últimas presentaciones, porque en Canadá 2007 y Turquía 2013 llegó a cuartos. Números más, números menos, la Roja no pudo corregir todos los ripios que mostró en el torneo, tanto en el área rival como en la propia. Mucha métrica, poco juego y sin gol. La foto de la Selección.
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