Convención puertas adentro: la carrera entre el PC y el Frente Amplio por dominar la Convención

Animación: Giselle Riutort.

Pese a que en el intertanto conquistaron juntos La Moneda, los convencionales del Partido Comunista y el Frente Amplio -en realidad- libraron una lucha sin cuartel en la Convención Constitucional por imponer sus posiciones. ¿El objeto de su deseo? conquistar las simpatías de sus pares de la izquierda alternativa que habían logrado un inesperado triunfo en las elecciones de mayo de 2021.


La advertencia ya era conocida en la Convención.

-”¡Esto no es su sala de clases!” se solía señalar al abogado Fernando Atria (FA), cada vez que el también profesor de Introducción al Derecho de la Universidad de Chile intervenía en las comisiones para insistir en un punto.

El tono académico de Atria -la verdad- ya venía colmando la paciencia de varios de sus pares en la Convención. Esta vez el interpelador era Marcos Barraza (PC) quien enfrentó al abogado con dureza durante la negociación de la comisión sobre Sistema Político. Fue un duelo que -en todo caso- se replicó varias veces en los doce meses de trabajo.

Según los consultados para esta serie de reportajes, el academicismo y la falta de manejo político terminó transformándose en el talón de aquiles de los representantes del Frente Amplio en relación a sus pares del PC, con quienes disputaron sin tregua la hegemonía de la convención.

Y es que si en algo coincidían desde la izquierda más radical hasta la UDI era en una cosa: a la hora de las negociaciones los comunistas demostraban habilidades que en el Frente Amplio escaseaban.

Por entusiasmo -en todo caso- no se quedaron. Desde antes de iniciarse formalmente el proceso constituyente -el 4 de julio de 2021- los representantes del FA mantuvieron varios encuentros por Zoom para conocerse y definir una estrategia. Varios de ellos venían de las aulas universitarias -Atria, Jaime Bassa, Amaya Alvez, Christian Viera-, otras tenían experiencia política como Constanza Schönhaut o Beatriz Sánchez y otros saltaron de la TV como Daniel Stingo o Ignacio Achurra.

A los pocos encuentros arribaron a una tesis que -según creían- marcaría su paso por la Convención: “flexibilidad táctica”. Un exconvencional de ese colectivo lo explica así: negociar y llegar a acuerdos con quienes fuera necesario, desde la derecha hasta la Lista del Pueblo, si eso hacía posible conseguir los objetivos que se habían planteado antes de entrar, como apostar por un régimen parlamentario y unicameral. Pero la realidad les terminó dando un portazo en la cara.

Jaime Bassa, Fernando Atria y Constanza Schonhaut, convencionales del Frente Amplio. FOTO: LUKAS SOLIS/AGENCIAUNO

Un atisbo de ese esfuerzo fallido fue la primera gran discusión de la convención sobre el reglamento que normaría el funcionamiento de la instancia. Si bien se habían comenzado a alinear desde el FA a los No Neutrales pasando por el PC y el Colectivo Socialista, Manuela Royo de los Movimientos Sociales subió la apuesta y organizó su propio Zoom. Los comunistas y los frenteamplistas no dudaron en acudir a esa instancia organizada por esos sectores de izquierda en un nuevo capítulo por conquistar a la izquierda no tradicional.

-”Nos dejaron pagando”, resume un exconvencional socialista.

El interés por alinearse con los colectivos independientes y de izquierda, además de los representantes de los escaños reservados -las grandes novedades de la convención- terminaron por definir la relación PC y FA.

En la carrera por reforzar lazos con los sectores más radicales de la Convención, los comunistas tomaron rápidamente ventaja. Como casi todo el espectro político, en el PC resintieron que dos de cada cinco chilenos optara por candidatos que no fueron en ninguno de los tres grandes pactos partidarios del oficialismo y oposición: Vamos por Chile (Chile Vamos), Lista del Apruebo (Unidad Constituyente) y Apruebo Dignidad (PC y FA) para integrar la Convención.

Pero en el proceso constituyente, al menos los comunistas y así lo advertían, se les iba la vida.

-”Nunca en la historia las condiciones para la izquierda serían mejores”, explica un exconvencional de ese partido.

A diferencia de sus pares del FA, el líder de los convencionales comunistas, el exministro Marcos Barraza optó por privilegiar una alianza sin condiciones con la izquierda: la suma era simple 118 de los 155 cupos adherían a este sector.

Al PC le fue sencillo ser aceptado por estos grupos -Movimientos Sociales, los escaños reservados y la Lista del Pueblo- en un comienzo. Isabel Godoy, la representante del pueblo Coya, fue militante del partido, e incluso tuvo una aparición en la franja electoral del precandidato Daniel Jadue (PC). La machi Francisca Linconao (Pueblo Mapuche) también tenía vínculos con los comunistas, pues la diputada Karol Cariola (PC) y la actual vocera de gobierno Camila Vallejo (PC) la visitaron en el Hospital de Nueva Imperial cuando hacía huelga de hambre en 2017. La convencional comunista Bárbara Sepúlveda -en tanto- conquistó rápidamente a integrantes de otros colectivos con su discurso feminista.

Marcos Barraza, Bárbara Sepúlveda y los demás constituyentes de Chile Digno, el colectivo cercano al PC.

Pero, aunque parecía resultar más natural la conversación entre los grupos más de izquierda y el PC, fue el Frente Amplio el que dio el primer golpe de efecto durante la inauguración de la Convención.

-”Me pongo a disposición para que trabajemos juntos”, dijo con voz calmada Jaime Bassa al resultar electo vicepresidente de la Convención y acompañar a Elisa Loncon en la testera del organismo.

Los rostros de los convencionales del Frente Amplio no ocultaban su satisfacción. Había sido una jornada casi redonda. Sus representantes habían apostado por la académica de la Universidad de Santiago, doctora en Humanidades y Lingüística de la Universidad de Leiden, Holanda, y representante del Pueblo Mapuche, para presidir la Convención. El PC, en cambio, levantó en primera instancia a Isabel Godoy como un guiño para fortalecer sus lazos con la Lista del Pueblo y sólo cuanto advirtió que los votos por ella ni siquiera se acercaban a los 78 necesarios, optaron por apoyar a Loncon en la segunda vuelta, instancia en que resultó electa con 96 votos -18 más de los que necesitaba-. Ya derrotados, los convencionales del PC entregaron su apoyo a Bassa para que se quedara con la vicepresidencia.

El fracaso quedó anotado en la libreta de los pendientes de los comunistas y se lo harían pagar al FA en las semanas venideras.

El cara a cara más duro

En septiembre de 2021 se produjo el “gallito” más fuerte entre el FA y el PC durante la discusión sobre el quórum de aprobación para las normas constitucionales.

El escenario fue la comisión de Reglamento -y particularmente la subcomisión de Normas Constitucionales- que estaba compuesta por 11 constituyentes. La mayoría de ellos, posteriormente integraría la comisión de Sistema Político, entendida como la sala de máquinas del proyecto de Constitución. Entre ellos, estaban Atria, Fuad Chahin (DC), Alondra Carrillo (Movimientos Sociales), Ricardo Montero (PS), Marcela Cubillos (IND-UDI), Bárbara Sepúlveda (PC) y Guillermo Namor (INN).

El golpe de gracia lo había dado el PC y los sectores más de izquierda de la Convención que buscaban desconocer el quorum de 2/3 establecido en el acuerdo de noviembre de 2019 que dio origen al proceso constituyente.

La movida -que dejó fuera de juego al Frente Amplio en la Convención- generó indignación entre los integrantes de ese colectivo.

-”Se defiende el quórum de la dictadura”, acusaban entre dientes los comunistas, quienes se habían desmarcado del acuerdo de noviembre.

-”Ustedes defiende su propia agenda y no el proceso”, replicaban entre los frenteamplistas, que debían alinearse con la postura de Gabriel Boric que ya disputaba su lugar en la carrera a La Moneda y debía dar muestras de apertura.

Atria fue uno de los convencionales que lideró las gestiones para que los 2/3 fueran aprobados por el pleno, junto a Namor, Chahin y Montero, las que resultaron exitosas el 29 de septiembre de 2021.

-”No nos vamos a amurrar” señalaba Barraza a viva voz.

Hubo varios episodios en los que el Frente Amplio y el PC terminaron por ajustar cuentas. En julio de 2021 la gran damnificada fue la convencional comunista Bárbara Sepúlveda, quien se había entusiasmado con la posibilidad de acceder a una vicepresidencia adjunta de la Convención -reservadas a los siete representantes de la mayoría de los colectivos del órgano.

Habiendo respaldado a Bassa para la vicepresidencia de Convención, a los comunistas les pareció natural pedir como contrapartida el respaldo de sus pares del FA a su candidata. Sin embargo la existencia de una disputa entre las feministas frenteamplistas con Sepúlveda hizo fracasar las tratativas. Y es que la verdad es que pese a compartir ese ideario, entre ellas la simpatía mutua no campeaba.

La excusa formal, en todo caso, que se dio a los comunistas fue que tenían “muchas deudas que pagar” por haber obtenido la vicepresidencia de Bassa y asegurar sus votos y que, por lo tanto, tenían que compartir sus patrocinios con otros colectivos.

Sepúlveda terminó contando contó con el respaldo de Fuad Chahin (DC) para ser una de las vicepresidentas adjuntas durante la segunda mesa. También fue promovida por Marcela Cubillos (IND-UDI) cuando su nombre sonaba para convertirse en la segunda presidente del órgano.

Por lo mismo, para el PC fue significativo que el FA les cerrara la puerta para llegar a la testera desde un comienzo. En esa ocasión, Sepúlveda señaló que el actuar de sus pares frenteamplistas constituyó “una señal que debilita el pacto”.

De hecho, durante esa elección, algunos integrantes del Frente Amplio, como Atria y Beatriz Sánchez, patrocinaron al socialista Pedro Muñoz, quien sí reunió las 21 firmas necesarias para convertirse en vicepresidente adjunto. Otros freamplistas, como Giovanna Roa y Viera, en tanto, patrocinaron a Lorena Céspedes (No Neutrales), quien también logró quedarse con un cupo de vicepresidencia.

El rencor perduró. Cinco meses después, cuando debía elegirse la segunda mesa directiva, Barraza abiertamente sostenía en frente de sus pares del FA que su colectivo no votaría por ellos en ningún caso. Y no solo eso, sino que comenzó a convocar a convencionales de Movimientos Sociales e Independientes No Neutrales para que finalmente fueran ellos quienes se quedaran con la directiva, en lugar de Beatriz Sánchez, quien era la carta del FA. Así María Elisa Quinteros llegó a la presidencia de la Convención.

Pero el golpe de gracia lo guardarían para Fernando Atria. En octubre de 2021, el abogado era carta fija para transformarse en uno de los coordinadores de la comisión de Sistema Político, acaso la más trascendental del organismo.

Nadie podría discutir sus méritos. reconocido profesor de derecho constitucional, se solía afirmar -medio en broma, medio en serio- que su entusiasmo por redactar una nueva constitución era tal que llegó con un borrador de ella bajo el brazo. El PC no le dio sus votos.

La alianza de los convencionales comunistas y los representantes de escaños reservados también dieron dolores de cabeza a los frenteamplistas. Y quizás quien más los sufrió fue Bassa.

El 9 de septiembre de 2021 se vivió una jornada de gran frenesí con el levantamiento de los pueblos originarios en contra de la mesa que el abogado dirigía junto a Loncon.

Parte de los escaños -encabezados por Godoy e Isabella Mamani (Pueblo Aymara)- se levantaron de sus puestos en el hemiciclo y se acercaron hasta la testera para gritarle a la directiva que respetaran los derechos de los pueblos originarios, mientras inútilmente Loncon hacía sonar su campana para intentar que todos volvieran a sus puestos.

“¡Cuando hay un triunfo, es la mesa! ¡Cuando queda la cagada, es la mesa ampliada!”, decía Godoy, para reclamar que no se consideraba su postura como vicepresidenta adjunta representante de los pueblos originarios en la discusión sobre el quórum por el que deberían aprobarse las normas constitucionales.

Como los esfuerzos de Loncon por contener a sus pares no resultaron, Bassa dio un paso al frente. “Este es el tipo de instancias en la cual se pone en riesgo la continuidad del proceso constituyente. (...). Orden en la sala, orden en la sala, orden en la sala, orden en la sala, por favor”, repetía Bassa mientras le gritaban.

Pese a la insistencia del vicepresidente, no se logró establecer el orden en la sala, por lo que la sesión fue suspendida por horas.

“¡Yo estoy acá para escribir una Constitución! No para estas polémicas”, decía furioso Bassa, frente a algunos de sus pares de la mesa que no sabían qué decir ante su frustración.

FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO

Asimismo, al interior de la Convención también recuerdan que en una ocasión, sin avisarle a nadie, Loncon invitó a los otros 16 escaños reservados a una reunión de la mesa directiva. Nadie sabía qué hacer. La reunión fue tensa, pues, si bien Bassa era consciente de que no correspondía que nadie ajeno a la mesa estuviera ahí, no se atrevía a llevarle la contra a Loncon.

Según cuentan algunos de sus cercanos, Bassa era muy cuidadoso con no mostrar intenciones de pautear a la presidenta, pues eso podría significar ser criticado por ser machista, algo que no estaba dispuesto a aceptar.

FOTO: DIEGO MARTIN / AGENCIAUNO

Ni tu parlamentarismo, ni tu respaldo a los independientes

En términos de contenido los convencionales del Frente Amplio y los del PC también evidenciaron diferencias sustantivas.

Una de ellas fue el afán maximalista del PC en temas mineros y medioambientales.

-”Les interesaba llevar una agenda más conflictiva y dura en temas sectoriales, explica un convencional del FA.

Estos últimos -sin embargo- ya conscientes del desembarco de Boric en La Moneda buscaban morigerar ciertas demandas para no inyectar incertidumbre al ambiente.

¿La fórmula? Para contener la arremetida el PC se mostró dispuesto a “desconstitucionalizar” ciertos temas -como los mineros- para debatirlos a futuro como materias de ley, lo que descomprimió las negociaciones.

Fue en la naturaleza centralista del PC donde los frentamplistas encontraron una fractura para afianzar sus lazos con los convencionales independientes de izquierda.

El episodio más conocido fue cuando -en reiteradas ocasiones-el PC rechazó las iniciativas que buscaban equiparar a los movimientos de independientes con los partidos políticos. En abril de este año, y entrevista con La Tercera PM, Marco Arellano (Coordinadora Plurinacional) señaló que los comunistas dieron “el primer portazo a la idea de abrirse a formas de representación regional, porque tienen una lógica centralista de cómo entender y gestar la política”.

Pero cuando Bassa mencionó en Twitter la posibilidad de darle espacio a las listas de independientes en la política recibió una capotera virtual. Fueron esos cuestionamientos públicos los que dieron cuenta de que, quizás, habían cedido demasiado frente a los independientes.

La madre de las batallas en el oficialismo -en todo caso- se dio en enero durante las votaciones que implicaban la propuesta de un nuevo sistema político. Era conocida la debilidad del Frente Amplio por el sistema parlamentario mientras los comunistas se cuadraban con la idea de mantener un sistema presidencial. Fue entonces que un tercer actor oficialista -el Colectivo Socialista- comenzó a fortalecer su influencia en la Convención y empezó a jugar el rol de bisagra anhelado por el FA.

A esa altura, las diferencias entre el FA y el PC eran insalvables hasta que la astucia de Marcos Barraza apareció. Durante un break de una de las sesiones, el convencional PC se animó a cruzar hasta donde estaban sus pares de la derecha. Mirando fijamente a Marcela Cubillos (UDI) le espetó.

-”¿Están dispuestos a sumarse a nosotros para sellar un acuerdo en favor del presidencialismo?”-

Cubillos tomó el guante.

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