El abogado y exdirector de la ANI durante el primer mandato de Sebastián Piñera, Gonzalo Yuseff, hace un duro análisis de cómo el gobierno ha manejado los temas de inteligencia a raíz del informe Big Data. Y apunta particularmente al ahora exsubsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla.

"El subsecretario Ubilla es quien tenía a cargo las policías, y los servicios de inteligencia fueron reestructurados bajo su administración en este período. Creo que los resultados fueron desastrosos, tanto en el trato que se le dio a Carabineros y la falta de apoyo que hemos notado estos días, como el descalabro que se ocasionó en los servicios de inteligencia", comenta Yuseff.

¿Cuál es su evaluación hoy sobre la inteligencia y cómo se ha manejado desde el gobierno el tema de seguridad y violencia?

Creo que, en principio, sin duda hubo una falencia de inteligencia en cuanto a que no se dimensionó lo que estaba pasando. Primero se subestimó el primer día, las primeras horas, y luego nadie sabía qué estaba pasando. Cuando se queman las estaciones de Metro no había ni una referencia. Pero podemos decir que esa reacción sorpresiva, esa reacción inicial, está en cierta medida justificada por la magnitud y lo inesperado de los eventos que se estaban viviendo. Pero lo que se puede criticar, y ahí entramos al tema de la inteligencia, es discutible si es que era previsible algo así teniendo el control del Estado. Lo que pasó era un fenómeno inesperado.

¿Se podía prever con la inteligencia que tenemos hoy en Chile?

Creo que las revoluciones nunca se han podido prever. Y ese es el primer error. Esto, en cierto modo, es una revolución, es un estallido social. Tiene un componente que se puede anticipar: a lo mejor, el grado de organización, el grado de armamento, el grado de influencia extranjera que hay en un país, pero que salga un millón de personas a la calle, que el gobierno tambalee, que exista una ruptura importante de personas que creen que el gobierno tiene que terminar antes de cumplir su mandato, era algo totalmente inesperado. Cualquiera que hubiese ido a prever, hubiera sido tomado por loco.

Pero, al parecer, por lo que se vio en los días siguientes, el gobierno no tuvo esa prevención ni la información de lo que podía ocurrir ese día…

No lo tuvo, pero como te digo, prever eso no es algo que se le pueda imputar directamente al gobierno. Cualquier otro gobierno se hubiese visto sorprendido por esta circunstancia. Pero lo que no se puede justificar es la falta de previsión de lo que iba a pasar y el haber tomado un camino que fue el equivocado, que es sumarse a los que reclamaban.

¿Cómo evalúa, en términos de inteligencia, el manejo de la crisis y que hoy se intenta dar cuenta de que la inteligencia podría solucionar temas políticos? 

Eso es un error absoluto y eso lo hemos visto ya por años. Cada vez que se presenta un problema político, es culpa de una pequeña agencia que se llama Agencia Nacional de Inteligencia. Cuando fueron las protestas estudiantiles de 2011, también era un problema de inteligencia, supuestamente. Cuando pasa lo de La Araucanía, era un problema de inteligencia. Obvio que se puede hacer mejoras desde el punto de vista operativo, de la inteligencia policial, pero esos son problemas políticos que se resuelven de manera política. Lo mismo ocurre ahora. El desconocimiento de las autoridades de cómo funcionan los organismos de seguridad interna es parte del problema. Suponer que estos son problemas de inteligencia es absurdo.

¿Qué estándar tiene la inteligencia en Chile en términos generales?

No es peor ni mejor que los demás organismos que tenemos en el Estado. Obviamente que hay inteligencias mayores y mejores, pero también con unos presupuestos mucho más elevados y con adversarios mucho más formidables, porque la inteligencia está hecha para combatir el terrorismo, no los conflictos sociales, y eso es parte de la gran confusión. Los conflictos sociales se resuelven con política, el terrorismo se soluciona con inteligencia.

Informe Big Data: "Es una cosa absurda haberlo presentado al Ministerio Público"

¿Leyó el informe de Big Data?

Lo he visto por encima en la prensa y he seguido un poco la polémica que se ha generado.

¿Lo calificaría como un insumo importante para la inteligencia?

Creo que el problema con Big Data es lo que hacen las autoridades con el informe. Cuando uno está a cargo de un organismo de inteligencia, es mucha la gente que se acerca bien intencionadamente a aportar información, pero es el servicio de inteligencia el que tiene que ponderar su valor y, en definitiva, es la autoridad la que tiene que decidir qué hace con esa información. El gran error que se comete es aportarlo como prueba o como gran demostración de la injerencia extranjera. Es una cosa absurda. Pensemos en Estados Unidos, en que se acusa a la inteligencia rusa de haber interferido en las elecciones que salió elegido Donald Trump. Esa situación está siendo todavía investigada por el FBI, y todavía no hay claridad. Cómo voy a suponer yo que va a aparecer una empresa que me aportó información y que eso va a ser una prueba definitiva. Además, qué pretendo yo aportando una causa judicial. Yo no sé si pretendían que mandaran una orden de detención en contra de Serguéi Lavrov o contra el mismo Putin. No sé, es una cosa absurda haberlo presentado al Ministerio Público. Demuestra el desconocimiento total de las autoridades que están a cargo de la seguridad interior.

¿No cree que tenga una connotación de inteligencia?

La influencia a través de las redes sociales en los conflictos sociales es algo que se estudia en los servicios de inteligencia, pero en ningún país se presentan los informes a los tribunales. Se crean infraestructuras para contrarrestarlos, si es que son importantes. Se cuantifica qué tan importante es, pero nada más.

Lo que está en duda todavía respecto al informe Big Data es quién lo pagó…

Da lo mismo quién lo pago. Eso es lo más absurdo. Como si fuera importante quién lo pagó. Si para eso existen los gastos reservados, para pagar cosas como esa.

¿Cómo calificas, entonces, el informe Big Data?

Ni siquiera conozco el detalle. Yo he visto la prensa y lo que te digo que es un despropósito haber pensado que es un antecedente que podía, no sé, comprobar la injerencia extranjera o pensar que ese dato, que es un dato, pudiese ser algo importante en las causas judiciales. Eso es un desconocimiento grotesco.

"El problema fue que Ubilla y Andrés Chadwick nunca entendieron la diferencia entre la función policial y la inteligencia"

¿Es normal que empresarios se acerquen a la ANI a entregar información? Se lo pregunto por la reunión que habría tenido el exministro y ahora gerente legal de Quiñenco, Rodrigo Hinzpeter, en las oficinas de la ANI...

No solo empresarios, mucha gente se acerca con las grandes novedades o que ellos conocen a alguien o que en la plaza de tal lugar pasa esto. Eso es la labor habitual de los servicios inteligentes, y me parece que los servicios de inteligencia tienen que estar estructurados de tal manera para poder filtrar esa información.

En esa reunión, también habría participado el exsubsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, ¿cuál es su visión de esa gestión?

El subsecretario Ubilla es quien tenía a cargo las policías, y los servicios de inteligencia fueron reestructurados bajo su administración en este período. Creo que los resultados fueron desastrosos, tanto en el trato que se le dio a Carabineros y la falta de apoyo que hemos notado estos días, como el descalabro que se ocasionó en los servicios de inteligencia.

¿En qué sentido fueron desastrosos?

En primer lugar, en relación con las policías, digamos, surgió el discurso fácil de que todo esto era problema de Carabineros, que Carabineros parece que tenía una especie de impericia para lidiar con este problema. Y eso es lo más injusto que hay, porque Carabineros ha debido combatir a hordas de espartanos que se protegen con escudo y que arrojan piedras con gran poder de fuego, por decirlo de algún modo, y que, además, utilizan elementos incendiarios. Y Carabineros se ha tenido que defender con métodos rudimentarios y sin las posibilidades de contar con un equipo adecuado. Entonces, lo que demandaba la situación en la actual crisis era un apoyo irrestricto a Carabineros. Haber insinuado que podían venir policías de afuera a capacitarlos es lo más absurdo que se puede haber hecho. Es una humillación para Carabineros y es un despropósito. No hay ninguna policía del mundo que haya tenido que enfrentar estas hordas de milicianos que tenemos en las calles de Santiago. 600 milicianos secundarios para el primero de mayo. Y qué decir ahora, 2000, 5000. Los policías españoles, franceses, jamás han tenido que lidiar con gente así. Qué decir de lo que pasa en Hong Kong. En otros lados, las manifestaciones a propósito de los conflictos sociales son infinitamente menos violentas. Entonces, suponer que iban a venir policías extranjeros y que la impericia de Carabineros era uno de los problemas, es simplemente el primer gran y garrafal error que se comete en esta materia.

¿Y ahí responsabiliza directamente al exsubsecretario Ubilla?

Él estaba a cargo de las policías y él fue el que sugirió aquello. Qué decir de los cambios que se hicieron en la Agencia de Inteligencia. Se suprimieron departamentos completos. Se trajo policías en retiro y fiscales a hacer el trabajo de analista de inteligencia. Se convirtió una agencia que por ley debe desarrollar funciones de estrategia de inteligencia estratégica en una agencia policial más, y los costos son los que estamos viendo.

¿Usted cree que Ubilla tiene una responsabilidad política por haber cambiado el tipo de inteligencia?

Primero, él es el que está a cargo. Él es el responsable civil, la autoridad política civil a cargo. Entonces, de ahí ya deriva una responsabilidad.

¿Y cuál es?

No sé. A lo mejor él obedecía a lo que le decía el ministro del Interior o lo que le decía el Presidente. Yo no sé, pero él es la persona que tiene ese cargo. Y conociendo, digamos, la personalidad avasalladora de Ubilla, yo creo que él es el gran responsable del descalabro que hemos vivido en este último tiempo en términos de seguridad e inteligencia.

¿Y a qué atribuye eso? 

Yo creo que el gran problema es que las actuales autoridades no comprenden la dimensión profunda que tiene el Estado. El Estado tiene una dimensión de política exterior, de seguridad interior y de inteligencia que las autoridades que están a cargo nunca han logrado comprender.

¿Y qué autocrítica hace?

Estuve los cuatro años y creo que lo hice bien. El problema fue que Ubilla y Andrés Chadwick nunca entendieron la diferencia entre la función policial y la inteligencia. No quiero ser autocomplaciente pero mis problemas fueron oponerme a los cambios que la dupla Ubilla y Chadwick quisieron implementar.

¿Cree usted que la ANI ha perdido este rol de desarrollar inteligencia estratégica y no estar metida en temas de investigación que pueden recaer en las policías?

Que es como está estructurado el sistema en la ley. Y eso efectivamente es así, digamos, si uno ve la gente que se fue y la gente que llegó, evidentemente hubo un giro policial a una actividad de inteligencia que debió haber sido estratégica.

Y militar, ¿no?

Hoy día se dio un giro hacia la inteligencia militar y es un poco lo mismo. La autoridad parece entender, que lo que tiene que hacer la inteligencia es avisarle eventos concretos, anticipar eventos concretos. Eso lo tiene que hacer evidentemente alguien en el Estado, pero no la agencia civil que desarrolla inteligencia estratégica. Lo tienen que hacer la policía, si es que una amenaza externa y si es externa, lo tienen que hacer la inteligencia de las ramas de las Fuerzas Armadas.

¿Es bueno que sean exmilitares quienes están al mando de la ANI? ¿No genera un conflicto al haber una sentencia mayor de defensa?

Es un despropósito mayor y también demuestra el desconocimiento de esta autoridad. La agencia tiene que responder al Gobierno, tiene que ser una persona leal al Gobierno, que sea un civil y tiene que ser una agencia con analistas civiles con profesionales vinculados a las humanidades, sociólogos. Personas que estudian los fenómenos sociales, que tienen experiencia, que conocen los nombres de los grupos que se mueven en la marginalidad, no uniformados, si los servicios uniformados de inteligencia también existen, pero cumplen otras funciones. Y las personas a cargo de ellos tampoco tienen la sutileza para captar los matices del mundo marginal. Para un uniformado es muy difícil distinguir el comunista y un anarquista, y dentro de los anarquistas hay diez tipos. Entonces eso lo entiende mejor un sociólogo y no un militar.