Manual para una visita: los recovecos de Cerro Castillo

Palacio Presidencial Cerro Castillo. Crédito: Prensa Presidencia.

El Palacio Presidencial de Viña del Mar, declarado Monumento Histórico en 2005, está abierto al público un día a la semana, en cuatro horarios a elección.


“¡Ya se encuentran disponibles las visitas guiadas a la Residencia Presidencial Cerro Castillo!”. Así se lee en la página donde se puede hacer una reserva para conocer el palacio, donde se agrega que los recorridos se realizan todos los jueves, en cuatro horarios: 10.00, 11.30, 15.00 y 16.00 horas.

Y es que a partir de la firma de un convenio entre la Universidad de Valparaíso (UV) y el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, hace una semana se inauguró el plan de visitas al palacio, en Viña del Mar, como parte de las medidas del gobierno del Presidente Gabriel Boric de abrir los espacios a la ciudadanía y difundir el patrimonio histórico y cultural.

En el sitio web también hay recomendaciones e instrucciones para realizar una visita: el aforo máximo es de 20 personas por grupo, no se puede consumir alimentos ni bebidas al interior y hay que evitar ingresar con bolsos o mochilas. También está restringido el ingreso de objetos cortopunzantes, lienzos y encendedores.

El acuerdo entre la UV y el gobierno contempla que estudiantes de la carrera de Gestión en Turismo y Cultura realicen las visitas guiadas a través de la técnica de la mediación, la cual “va un poco más lejos que el simple guiado, donde alguien dice de memoria algunos hitos o datos. Se usa más el concepto de mediación, porque no solo es un traslado de contenidos de manera unilateral, sino que se produce una interacción”, explica el director de la escuela de la UV, Claudio Rojas.

El inmueble, declarado Monumento Histórico en 2005, fue construido entre 1929 y 1930 por los arquitectos Luis Browne y Manuel Valenzuela, por encargo de Graciela Letelier, esposa del expresidente Carlos Ibáñez del Campo, quien solicitó construir en los terrenos del antiguo Fuerte Callao una “residencia de descanso” para los Mandatarios. De la otrora edificación militar solo quedan algunos cañones, distribuidos por los jardines del lugar.

El recorrido contempla visitar la entrada del palacio, los jardines (cuya extensión es de 17.370 m2), el salón principal, el salón piano y el escritorio del Presidente, entre otras dependencias. Todo ocurre en el transcurso de casi una hora, durante la cual los mediadores entregan antecedentes sobre su construcción, arquitectura e información general.

Rojas cuenta que en el primer hito los visitantes reciben un saludo del Presidente Boric a través de una pantalla led. Y que en los jardines los mediadores cuentan que, por ejemplo, Leonor Oyarzún, esposa del expresidente Patricio Aylwin, manifestaba especial preocupación por el cuidado del parque, donde se encuentran ejemplares de quillay, liquidámbar, araucaria, álamo, laurel, canelo y ciprés de los Alpes y del pantano.

Y al llegar a la terraza, donde concluye la visita, hay paneles informativos con códigos QR que llevan a un relato en audio del antiguo mayordomo y actual administrador del palacio, Enrique Sepúlveda.

Cerro Castillo cuenta con 2.360 m2 construidos, entre tres pisos y un subterráneo. En la primera planta están los salones, comedores, cocinas y baños. En el segundo, los dormitorios. Y en el tercero, que se divide en dos torres, la biblioteca, una sala de radio, el despacho personal del Mandatario y un observatorio. Por último, en el subterráneo hay un sauna, un gimnasio, calderas y bodegas.

Según datos obtenidos por Ley de Transparencia, el Palacio cuenta con 15 habitaciones, 15 baños, dos cocinas, cinco salones (piano, chimenea, terraza invierno, comedor principal y escritorio) y otros 13 espacios, entre los que figuran una sala de computación, ascensor y guardarropía. Y entre su personal básico se encuentran un cocinero, dos mucamas, un auxiliar de lavandería, dos funcionarios de mantención eléctrica y una secretaria.

Rojas comenta que en el Salón Piano es posible apreciar cuadros de los pintores Luis Strozzi, Alfredo Araya, Concepción Balmes y Celia Castro, y que al llegar al comedor, los guías cuentan una anécdota que es reciente. Ocurrió la noche previa al último cambio de mando y, según el relato, durante la cena de esa jornada en la que participaron Boric y su círculo más cercano, por primera vez un Presidente llamó a todos los funcionarios a la habitación para darles las gracias y transmitir la importancia de su labor. Los trabajadores terminaron muy emocionados, incluso algunos botaron sus lágrimas por el reconocimiento.

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