Por Marta QuinterosInseguridad, recesión y derechas en ascenso: El nuevo vecindario de América Latina que recibirá a Kast
La región vive un giro marcado por la crisis económica, mayor criminalidad y la inmigración irregular. Con nuevos liderazgos de derecha, elecciones clave en el horizonte y el efecto Trump irradiando hacia el sur, el triunfo de José Antonio Kast vuelve a poner a Chile como un barómetro continental.

Durante la última década, América Latina había quedado bajo el control casi total de gobiernos de izquierda que prometían redistribución, un Estado fuerte e intervencionista y distancia con Washington. La ola roja se había presentado como un proyecto capaz de redefinir la región tras el auge del neoliberalismo. Pero aquello no resistió la erosión simultánea de inseguridad ciudadana, recesión económica y migración masiva, razones que finalmente explicarían la victoria obtenida por José Antonio Kast este domingo.
Gradualmente, la opinión popular se tornó en contra de algunos gobernantes de izquierda en medio de profundas crisis económicas, brechas sociales y corrupción. “Me dan pena las personas indocumentadas”, dijo a The Economist Edgar Casanova, venezolano de 31 años con derecho a voto en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile, “pero los comunistas me dan mil veces más miedo”.
El panorama político latinoamericano está “extremadamente fragmentado”, comenta a La Tercera Michael Shifter, expresidente del Diálogo Interamericano y profesor adjunto de estudios latinoamericanos en la Universidad de Georgetown. “En la mayoría de los países, y creo que esto también aplica a Chile, puede haber un cambio ideológico hacia gobiernos más derechistas”, comenta Shifter.
“Pero más que eso, se trata simplemente de un sentimiento antisistema y de la insatisfacción de la gente con sus gobiernos, de la insatisfacción y la búsqueda de una alternativa”. Así, la victoria de Kast “se puede interpretar como que los chilenos se están moviendo hacia la derecha, o que simplemente están rechazando a un gobierno impopular como el de Gabriel Boric”, explica.

Susan Segal, presidenta y CEO de Americas Society/Council of the Americas, complementa a La Tercera que “hay una ola de cambio de administración y un poco movimiento al centroderecha en vez de centroizquierda”, dado que la gente “está votando porque quieren cambio, porque quieren mejor vida”. La gente quiere “menos población, más crecimiento, mejor trabajo, poder comprar una casa, un auto, etcétera. Quieren oportunidades, mejor educación, menos inflación”, comenta Segal. “Es tan simple y está pasando así en casi todo el mundo”, destaca.
Crisis de seguridad
Con la premisa de que los crímenes han migrado de país, y la promesa central de mejorar la seguridad, las encuestas mostraban como muy probable que Kast ganara las elecciones este domingo. La inseguridad en Sudamérica se ha convertido en uno de los mayores desafíos para los países: el crimen organizado, el narcotráfico y la debilidad institucional se han entrelazado de tal manera, que la tasa de asesinatos se sitúa por encima de 20 personas por cada 100.000 habitantes, según datos de InSight Crime, reflejando el avance de los carteles de narcotraficantes.
Venezuela figura entre los países con más homicidios de Sudamérica. La tasa de homicidios estimada se encuentra en 26,8 por cada 100.000 habitantes, según datos del Observatorio Venezolano de Violencia, una organización no gubernamental que monitorea la violencia y la inseguridad en ese país.

Respecto al giro ideológico de la región, Henry Ziemer, asistente de investigación del Programa de las Américas en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) en Washington, explica a La Tercera que “la tendencia histórica de la región a alternar entre la derecha y la izquierda en cada ciclo electoral es en realidad un síntoma de que el electorado anhela el cambio y ver un liderazgo que realmente aborde algunos de los grandes problemas, como el crecimiento económico y la inseguridad”.
“Y ni la izquierda ni la derecha, regionalmente hablando, tienen un historial particularmente bueno en liderazgo visionario y crecimiento a largo plazo. Por eso vemos a menudo este péndulo oscilando”, añade el investigador.
Migración en Chile
“La percepción de la delincuencia y la inseguridad es un factor muy significativo en la política chilena. Creo que Kast supo aprovechar eso y posicionarse con fuerza en Chile. La economía también es importante. Pero los temas de seguridad y migración han sido de especial preocupación para la mayoría de los chilenos y creo que con el gobierno actual, ha habido mucha decepción porque las políticas no fueron más efectivas”, comenta Shifter.
Ante el desplazamiento repentino de más de 7,7 millones de venezolanos desde 2014 -de los cuales alrededor del 90% permaneció en la región-, los gobiernos abrieron sus puertas a muchos de ellos.
En Chile, los migrantes representan alrededor del 8,8% al 10% de la población total. Hasta 2023, el último año del que existen registros públicos, se estimaban en 1.918.583 los migrantes, lo que marcó un alza del 4,5% en relación con 2022 y del 46,8 % desde 2018, según un informe dado a conocer en enero de este año por dos organismos estatales, el Servicio Nacional de Migraciones (SERMIG) y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
De ellos, los ciudadanos de nacionalidad venezolana representan un 38% de la totalidad de la población migrante, seguidos por los peruanos, los colombianos, los haitianos, los bolivianos y los argentinos. Los venezolanos han sido la población extranjera que más ha crecido en esos cinco años, pasando de 344.506 en 2018 a 728.586 en 2023, lo que implicó un alza del 111,5%.
Fue justamente en este período cuando, debido a la crisis venezolana, aumentó la diáspora concentrada principalmente en Colombia, Perú, Brasil, Estados Unidos y Chile, según Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). Así, lo que motivó a los votantes chilenos a votar por Kast “es una sensación percibida de inseguridad y la sensación de que la migración está fuera de control”, comenta a La Tercera Cindy Arnson, profesora adjunta en la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Johns Hopkins.

En medio de una creciente presión migratoria en la frontera norte de Chile, el presidente peruano José Jerí confirmó a comienzos de diciembre que el despliegue militar y el aumento de controles policiales en la frontera sur se tomaron considerando, entre otros factores, las advertencias del candidato presidencial José Antonio Kast sobre una eventual expulsión masiva de migrantes irregulares en una eventual administración.
“Ha sido un factor, aunque no el único”, precisó Jerí. “Tenemos un problema de seguridad que debemos enfrentar, y la migración irregular es parte central de ese desafío”.
En tanto, si bien el nuevo presidente de Bolivia, Rodrigo Paz, ha dicho que “va a reabrir las relaciones (diplomáticas) con Chile”, el analista político y periodista boliviano Raúl Peñaranda dijo a La Tercera que “ahora eso está obviamente en stand-by”.
Al respecto, destacó que en su país “hay preocupación en el sentido de que resulta que ahora en Chile posiciones más bien de derecha están criticando el tema de los migrantes”. “Entonces se espera en Bolivia que si hubiera una victoria, por ejemplo, de Kast, no tome una posición dura respecto de la frontera”, comentó Peñaranda la semana pasada.
¿Efecto dominó?
El próximo año, América Latina tiene en agenda cinco comicios presidenciales: Costa Rica, en el primer domingo de febrero; Perú votará el 12 de abril; Colombia lo hará el 31 de mayo; Brasil irá a las urnas el 4 de octubre para elegir presidente, congresistas y gobernadores; y en Nicaragua, aún no está definido, pero antes del 1 de noviembre de 2026 deberían realizarse comicios, según la revista colombiana Semana.
Es casi seguro que el triunfo de Kast “atraerá mucha atención al resto de América Latina, como siempre lo hace Chile, como una especie de barómetro de hacia dónde se dirige la política”, comenta Shifter. “Se interpretará ampliamente como un cambio más derechista en la región, y como un refuerzo de lo que hemos visto recientemente en Argentina, Ecuador y Bolivia”.
“El resto de la región observará a Chile para ver si puede tener éxito en esos temas dentro de un marco democrático. Por lo tanto, creo que los vecinos de Chile estarán sumamente interesados en ver qué sucede bajo una administración de Kast”, apunta el académico a este medio, añadiendo que “Chile siempre ha sido una especie de modelo o punto de referencia para el resto de la región”.
Derechas ascendentes
Ziemer identifica un patrón común en el escenario político regional: recientemente ha estado influenciado por el presidente estadounidense Donald Trump. “Los candidatos que reciben el respaldo de Trump tienden a ganar las elecciones”, explica a La Tercera.
“Lo vimos con Javier Milei en Argentina, quien consiguió un acuerdo de intercambio de divisas con Estados Unidos. Lo vimos con Daniel Noboa en Ecuador, quien también fue a Mar-a-Lago y recibió el respaldo de Trump. Y parece que estamos a punto de verlo en Honduras con (Nasry) Asfura, quien recibió un respaldo bastante fuerte y contundente de Trump poco antes de las elecciones”, comenta el investigador.
Kast, por el contrario, no ha tenido contacto con el propio Trump. Pero sí lo tuvo en 2021 -durante su candidatura anterior- con su secretario de Estado Marco Rubio, cuando éste era senador y se reunieron para abordar temas de interés para “el futuro de Chile”. Y la semana pasada, con el embajador designado por Trump, Brandon Judd, con quien discutió “una cooperación práctica entre EE.UU. y Chile”. “El mensaje no es sutil”, destacó Arnson al respecto.
“El hecho de que Kast no haya tenido mucho contacto con Trump -aunque quizás esté ideológicamente alineado, no ha recibido ese respaldo de última hora- podría ser una señal de que, para que la derecha política salga victoriosa, necesita ir a Washington y conseguir ese tipo de respaldo”, señala Ziemer.
Para Shifter, “Trump es un factor, y no tiene ningún problema en intervenir en el proceso político o judicial de otro país. Es muy intervencionista y a veces las intervenciones funcionan en su beneficio, funcionan como él espera, y a veces son contraproducentes. Y creo que hemos visto ambas cosas, dependiendo de las circunstancias del país”.
Alianzas regionales
Desde que fue derrotado en las elecciones presidenciales de 2021 frente a Boric, Kast ha participado en cumbres de líderes de la extrema derecha global, donde ha coincidido con el español Santiago Abascal, Milei, el presidente salvadoreño Nayib Bukele o primer ministro húngaro, Viktor Orbán.
Dentro de Latinoamérica, el republicano cuenta con aliados como el presidente trasandino Javier Milei y el mandatario paraguayo Santiago Peña, que lo felicitaron tras pasar a las segunda vuelta. Con Milei, Kast habló de las “oportunidades” de la región y de su idea de empujar, juntos, “un futuro con más libertad, seguridad y progreso económico”. Con el presidente Peña, Kast dijo haber conversado sobre integración y desarrollo.

En cambio, Kast ha tenido duros cruces con líderes de izquierda en la región. “El Presidente de Colombia, (Gustavo) Petro, tiene la osadía de venir a dar lecciones de democracia en Chile. Si, el mismo que antes de ser Diputado, era guerrillero y usaba las armas para atacar al pueblo colombiano”, cuestionó en enero de 2023 en su cuenta de X.
En julio de 2024, a través de la misma red social, apuntó contra el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y su par venezolano Nicolás Maduro a propósito de las elecciones que tendrían lugar ese mes en Venezuela. “Si Lula dice que estará atento a que respeten los resultados de las elecciones en Venezuela quiere decir que la cosa está realmente mal para Maduro”, escribió Kast entonces.
En una entrevista con el diario español El Mundo, en septiembre de 2024, Kast cuestionó a los presidentes de Brasil y México por su postura frente al régimen de Maduro en Venezuela. “Lula y AMLO (Andrés Manuel López Obrador) deben reconocer que hay una dictadura”, afirmó. “Tenemos que sumar fuerzas para enviar a Maduro a la cárcel. Lula va a tener que reconocer que hay violación de los derechos humanos y quitarle todo tipo de respaldo”, añadió.
el plano transatlántico, ha hecho buenas migas con el presidente del partido de extrema derecha español Vox, Santiago Abascal, quien felicitó a Kast por sus resultados en la primera vuelta. “Enhorabuena a mi amigo José Antonio Kast por su excelente resultado“, destacó en X. Luego apuntó que con esto ”anticipa el retorno de un Chile próspero, seguro y libre“. “¡Felicidades, José Antonio! Los patriotas de ambos lados del Atlántico celebramos tu victoria“, concluyó.
Pese a tener agendas programáticas muy parecidas, Kast se diferencia de otros líderes de extrema derecha de la región en sus formas, mucho menos disruptivas y agresivas que las de Trump o Milei, aunque en sus mítines hay asistentes con gorras con el eslogan trumpista “MAGA” (Make American Great Again).
”Su estilo se asemeja mucho a las derechas radicales populistas europeas, es mucho más cercano a (Giorgia) Meloni, en Italia, o (Marine) Le Pen, en Francia”, indicó a la agencia EFE Cristóbal Rovira, académico del Instituto de Ciencia Política de la Universidad Católica. De hecho, una de las primeras en llamar a Kast tras la primera vuelta fue la primera ministra italiana, a quien visitó en septiembre pasado en Roma.
En cambio, Kast se ha mostrado crítico del jefe de gobierno español, el socialista Pedro Sánchez. Consultado por el diario El Mundo, en septiembre de 2024, sobre su opinión del líder del PSOE, comentó: “Que ha transado (cedido) el poder con grupos minoritarios que son separatistas, algunos han acogido a exterroristas. Y creo que eso le hace mal a la democracia. Sánchez le está haciendo un daño a la patria. Y por otro lado creo que tiene que aclarar muy bien los temas judiciales que están afectando a su esposa y a su hermano”.
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