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Radiografía a los problemas de la Bolivia que recibirá el nuevo presidente

Falta de dólares, escasez de combustible y una crisis económica no vista desde hace 40 años: esos son los principales desafíos que el nuevo gobierno tendrá que asumir el 8 de noviembre.

No es el mejor momento para tomar el timón, pero este 8 de noviembre, después de 20 años en el poder, el Movimiento al Socialismo (MAS) tendrá que dejar el espacio libre y entregar el gobierno. Luego del balotaje de este domingo, que enfrentó a Jorge Quiroga con Rodrigo Paz, el nuevo presidente tiene una gran cantidad de problemas que resolver, y por lo visto, la opción que ambos privilegiaban era la de atraer inversiones y promover el libre mercado en el país, aunque a distintas intensidades.

Vehículos haciendo filas para comprar combustible en una estación de servicio de El Alto. AIZAR RALDES

Un estudio reciente de Ciesmori muestra que la principal preocupación de los bolivianos es, de hecho, la crisis económica, que es prioridad para el 38% de los entrevistados. De ahí, el 15% responde con la falta de combustible, el 9% con la inflación y el 7% con la falta de dólares: todos aspectos económicos que muestran la profundidad de la recesión que atraviesa el país. En tanto, un último 8% menciona como urgente tratar la corrupción.

Rodrigo Paz Pereira, el candidato que sorprendió y pasó a segunda vuelta en las elecciones de Bolivia.

La noticia principal llegó cuatro días antes de las elecciones: Bolivia registró un crecimiento negativo del PIB durante el primer semestre de este año, con datos del Instituto Nacional de Estadística que estiman en un -2,40% la recesión. Esto, atribuyéndolo a una “coyuntura desfavorable” y a un “exceso de bloqueos políticos”, considerando sobre todo aquellos que interrumpieron el transporte.

Esta recesión no se veía en Bolivia desde 1986, considerando datos del Banco Mundial, a excepción de 2020 por la pandemia. En “condiciones regulares”, en 39 años nunca se había visto un decrecimiento en el país altiplánico y, de hecho, en los últimos 10 años, el crecimiento promediaba un 3,9% anual. Estos resultados, encima, distan por lejos de lo que el gobierno del actual presidente Luis Arce se esperaba para el año, que era un 3,51% de crecimiento.

Con este telón de fondo, ambos candidatos centraron su discurso en propuestas para recuperar la estabilidad y reducir el gasto fiscal, siendo Quiroga el de las propuestas “radicales” y Paz el moderado. De todos modos, para realizar cambios estructurales, el ganador de las elecciones está obligado a negociar con su oponente, porque ninguna fuerza política alcanzó los dos tercios de la Asamblea Legislativa. Así las cosas, habrá que pactar.

El economista boliviano Roberto Laserna comenta con La Tercera: “El principal desafío es el de estabilizar y reactivar la economía. Hoy estamos con un aparato productivo débil y en contracción, con precios al alza, problemas de abastecimiento y falta de empleo. Alentar inversiones y redefinir el rol del Estado, aspectos cruciales de la reactivación, requerirán cambios institucionales que podrían entorpecer el ritmo de las políticas y generar tensiones”.

Jorge Quiroga, candidato presidencial de la Alianza Libre. Foto: Archivo

A esto se le suma la escasez de combustible que afecta a Bolivia, y que tiene a los automovilistas, cada vez más frecuentemente, haciendo filas para abastecerse antes de que se agote la bencina. Solo este martes, las estaciones de servicio del país vivieron de nuevo largas filas, con tiempos de espera que llegaron a superar las 24 horas.

Desde la Agencia Nacional de Hidrocarburos admitieron que hay un retraso en las asignaciones de gasolina. Ya en ese día, el jefe de Análisis de la agencia, Andrés Lamas, indicó: “Se espera llegar al 100% el día de hoy para cubrir la demanda que está se encuentra programada para para esta etapa”. Este tipo de jornadas se está volviendo cada vez más común en el país.

Este desabastecimiento no se limita a los vehículos, sino que afecta también al sector industrial. La Cámara Nacional de Industrias (CNI) alertó señalando que la producción de bienes esenciales como alimentos, bebidas y productos farmacéuticos está en riesgo a causa de esta carencia.

Camioneros leales a Evo Morales bloquean una de las carreteras principales en Mairana, en Santa Cruz. Foto: Archivo Ipa Ibanez

El gobierno que se viene será el primero en dos décadas en no pertenecer a la izquierda, marcando el fin de la hegemonía del Movimiento al Socialismo en Bolivia. Con el fin del gobierno de Arce, el 8 de noviembre, no viene inmediatamente el fin del partido, y se espera que tanto la agrupación de Arce como el mismo Evo Morales sigan siendo actores importantes de la política altiplánica.

Al respecto, Laserna indica que la base social de Morales está muy concentrada y cohesionada en el centro del país, “y puede ejercer mucha presión, aún a costa de seguir perdiendo el respeto del resto del país”. “Creo que es una amenaza para el futuro gobierno, porque además ha dado muestras de que no tiene disposición al diálogo. No la tuvo antes de ser gobierno, no la tuvo cuando fue gobierno y no parece dispuesto ahora que se excluyó del sistema político”, indica el economista.

En la misma dirección, el experto asegura que podrían registrarse protestas que compliquen al próximo gobierno. “Los grupos sociales están organizados y habituados a lograr recursos a base de presiones callejeras. Esas presiones pueden ser muchas veces desproporcionadas y causar un daño muy superior al beneficio que la gente obtiene con ellos, como cuando los padres de familia de una escuela rural bloquean la principal carretera del país en protesta contra su director”, indica.

“Esta lógica ha sido alentada durante las últimas décadas, pero sus efectos eran absorbidos o moderados por la bonanza. Es posible que esto continúe por un tiempo porque la gente todavía no tiene una clara conciencia sobre la magnitud de la crisis fiscal y sus repercusiones sobre el resto de la economía”, apunta Laserna.

Evo Morales durante un aniversario de su primera victoria electoral en 2005. Foto: Archivo Patricia Pinto

Este último año, la violencia narco ha aumentado en Bolivia, un país que normalmente ha sido lugar de tránsito, pero que no vivía guerras entre organizaciones criminales. Esta relativa tranquilidad esta desapareciendo, y solo en los últimos tres meses, al menos 11 homicidios relacionados al tráfico dan cuenta de una creciente presencia de capos en el país.

“La cuestión del narcotráfico es otro tema crucial. El costo económico de erradicarlo es muy alto, pero el costo político y social de no hacerlo también. La Asamblea Legislativa será un buen escenario para la concertación pero el problema estará en las calles, donde el gobierno enfrentará a actores fragmentados y habituados a la prebenda y el clientelismo”, señala Laserna.

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