Clínicas advierten trabas ante segunda ola: 25% del personal está con licencia

Los centros de salud debieron volcarse a la atención del coronavirus en la primera ola de la pandemia.

Presidente del gremio dice que los trabajadores están afectados por agotamiento y estrés asociado a la pandemia, lo que dificulta cubrir los cargos extras que se necesitarán.


“Han continuado en la primera línea durante muchos meses y el cansancio físico y emocional se ha hecho evidente. Actualmente, alrededor del 25% del personal de salud de nuestras clínicas se encuentra con licencias médicas, de diversa índole, pero muchas por efecto del agotamiento y estrés que ha tenido la pandemia en ellos”, dice Alfredo Schönherr, presidente de Clínicas de Chile.

Así, el representante de los prestadores privados advierte sobre una de las más complejas trabas que tendría la gestión asistencial frente a una segunda ola, principalmente en las unidades de pacientes críticos. “El número de casos de Covid ha visto un incremento considerable en las últimas semanas y el sector prestador privado está alerta”, dice Schönherr, detallando que a pesar de la infraestructura, equipos y elementos materiales que se requieren frente al coronavirus, “los recursos humanos podrían resultar insuficientes para enfrentar atenciones masivas. Las capacidades de la red integrada de salud no son infinitas, existen cientos de miles de trabajadores de salud que han realizado esfuerzos nunca antes vistos y que ven con preocupación un escenario de incremento sistemático en las atenciones por Covid-19”.

De acuerdo al balance de las clínicas, los centros privados aportaron casi 1.300 camas críticas a la red integrada, es decir, el 40% de los cupos dispuestos al momento del peak. Además, se contrató a casi 15.000 profesionales y técnicos en salud adicionales, totalizando 120 mil funcionarios que estuvieron atendiendo a los pacientes de coronavirus.

Y en total, los recintos privados han atendido la hospitalización de 20 mil personas afectadas con el virus, 8.400 de ellas en unidades críticas.

En el actual contexto, añade el vocero de las clínicas, “todos los esfuerzos serán realizados. Sin embargo, debemos tener presente que las condiciones de hoy son diferentes a las de mediados de año, principalmente por la limitación en las posibilidades de atención”, asociadas a la merma del personal.

Cristián de la Fuente, gerente de operaciones de la Red de Salud UC Christus, coincide en el diagnóstico. “Estamos con el 20% de nuestro personal con licencia, hay un gran ausentismo. Mucha gente con estrés y, también, mucha gente con miedo, y evidentemente afectados psicológicamente por la pandemia”.

De la Fuente detalla que cuentan con 32 camas de intensivo adultos en el Hospital Clínico, las que podrían ampliar a 67. Mientras, en San Carlos de Apoquindo expandirían de ocho a 19 los cupos, de ser necesario. “Nuestro gran desafío en este momento, más que capacidad de camas o los ventiladores mecánicos, es el personal para atender a los pacientes”, sostiene.

El director médico de Clínica Alemana, Bernd Oberpaur, se suma a esta visión. “El escenario ante una posible segunda ola es distinto del que teníamos en marzo y nos preocupa. Nuestro personal está más cansado, lo que se ha traducido en un aumento de licencias médicas, principalmente en los equipos de enfermería: 20% aproximado”.

Asimismo, detalla que los cupos UCI están ocupados por pacientes Covid y no Covid, con una demanda que va en aumento. “Todos, factores que hacen que la reconversión de camas sea más compleja y no tengamos la capacidad de respuesta que tuvimos los primeros meses del 2020”.

Sebastián Ugarte, jefe de la unidad de paciente crítico de Clínica Indisa, relata que el ausentismo laboral ha crecido, “no de forma injustificada, sino por lo duro que ha sido la pandemia para el personal de salud”. Y dice que pese al trabajo que se ha realizado para amortizar sus efectos, “ha sido sumamente exigente. Nosotros teníamos 80 camas críticas, al momento del peak superamos las 200 y ahora tenemos 120. Nunca volvimos a la normalidad. Entonces, son nueve meses de mucho esfuerzo sostenido, que pasa la cuenta”.

El intensivista y coordinador del sector privado de la red integrada, Luis Castillo, dice que se trata de una realidad que se ha visto en todos los países que han debido enfrentar la pandemia. “La segunda ola en todas partes del mundo ha sido más delicada y complicada, porque se enfrentan con un personal mucho más cansado y, pese a que tiene más experiencia, se ha visto enfrentado a una sobrecarga laboral muy fuerte”, destaca.

Con esto a la vista, Castillo adelanta que la próxima semana representantes del Minsal iniciarán una revisión de todas las UPC del país, con visitas de especialistas en terreno, para determinar tanto las fortalezas como las brechas de cada unidad, incluso de personal, para poder detectarlas a tiempo y suplirlas antes de que la demanda crezca exponencialmente.

Salud no Covid

Schönherr, además, destacó que la posibilidad de una segunda ola implica, además, “efectos devastadores para miles de personas que quedarían con sus atenciones y tratamientos de otras patologías postergados, las que muchas veces se relacionan con enfermedades crónicas que pueden incluso conducir a la muerte”.

En ese contexto, puntualizó que en los meses más álgidos -mayo y junio- se registró un 80% de disminución de la actividad habitual, comparada al mismo período de 2019.

Actualmente, sostuvo, las personas han ido retomando sus consultas y tratamientos. “Sin embargo, estamos llegando a fin de año con una disminución en el número de prestaciones de alrededor de un 20%. En el ítem cirugías, esta disminución alcanza un 25%, mientras que en las consultas médicas la baja representa un 30%”.

Sobre el balance, el representante de las clínicas explica que “no solo implica una baja en la actividad, sino que estos números son el testimonio de muchas personas con enfermedades crónicas que han aplazado sus atenciones, lo que perjudica sus tratamientos y pronósticos”.

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