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La travesía de Enas Alghoul y su familia desde Gaza a Chile

Tras huir de la guerra, una palestina de 52 años, su madre de 80 y su hija de 10 llegaron como refugiadas a Chile, enfrentando no solo el desafío físico de una salida traumática, sino el de la instalación en un país ajeno que ha visto cómo diversas instituciones públicas y privadas se han organizado para acogerlas junto a otros 65 palestinos que arrancaron del conflicto.

26.09.2025 Refugiadas de Gaza Farida Alghoul - 80 Enas Alghoul - 52 Rahaf Shammout - 10 Foto Pablo Vásquez R. Pablo Vásquez R.

La calma del lugar que la acoge en Chile, lejos de los bombardeos en Gaza, no alcanza para silenciar los ruidos que aún escucha Enas Alghoul (52). El miedo sigue habitando en su cuerpo a pesar de que ya han transcurrido varios días desde que, ayudada por distintas instituciones chilenas -públicas y privadas-, Enas aterrizó en el país junto a 67 ciudadanos palestinos el 13 de septiembre.

La mujer asevera que a diario despierta sobresaltada, replicando lo que le ocurría en suelo gazatí, cuando era clara la incertidumbre sobre si algo hostil se acercaba. Sus manos, casi por instinto, buscaban debajo de la almohada un cuchillo de cocina que siempre guardaba. “Todo aquello que imaginábamos entraba en la carpa donde dormíamos”, relata. Pasar las noches armada no era un capricho, sino una necesidad de ahuyentar perros o intrusos.

Ahora, en un país en paz, los ecos de la guerra no han terminado para ella. Su madre Farida (80) y su hija Rahaf Shammout (10) observan la marca de esa herida invisible.

La nueva vida en Chile de estas tres mujeres -con una matriarca que ha conocido múltiples exilios, Enas que es científica y que ideó un proyecto para la salida de Gaza, y una niña que sólo sigue los pasos de sus mayores- es también la de los otros palestinos evacuados al país, 36 de los cuales son niños, niñas y adolescentes, que llegaron por un programa ejecutado por el gobierno chileno.

26.09.2025 Refugiadas de Gaza Farida Alghoul - 80 Enas Alghoul - 52 Rahaf Shammout - 10 Foto Pablo Vásquez R. Pablo Vásquez R.

La magnitud de la crisis en Gaza se refleja en las cifras más recientes: más de 65.000 personas han muerto y unas 167.000 han resultado heridas desde octubre de 2023. Además, ONU y Unicef advierten que más de 450.000 niños están en riesgo inmediato por malnutrición.

Es en ese contexto que se activó la logística chilena. El despliegue del Ministerio de Relaciones Exteriores tuvo por objeto mover al aparato estatal para ir en ayuda de algunas de estas familias. El subsecretario del Interior, Víctor Ramos, destaca que esta acción reafirma la “tradición humanitaria” de Chile y su compromiso bajo la Ley de Refugio para el grupo de solicitantes.

Para Enas Alghoul, la hija y madre que lideran esta travesía, salir de la Franja de Gaza era liberarse de una mochila que describe como insoportable. Con su madre de 80 años sufriendo de presión alta y un dolor de columna que requirió atención médica, sentía “una roca gigante” sobre su pecho que, asegura, perdió algo de peso cuando el avión que las transportaba tocó la pista del aeropuerto de Santiago. “Sentí que eso sacó todo de encima. Estoy respirando el aire de Chile, un aire de paz”, relata.

Vida y muerte en Jan Yunis

Antes de la guerra, la vida en Jan Yunis, al suroccidente de la Franja de Gaza, era relativamente normal para la familia Alghoul-Shammout. Una cotidianidad que, a los ojos de Rahaf (10), era todo lo que conocía. Su habitación estaba llena de juguetes, era una niña “malcriada” -en el buen sentido, según su madre-, que obtenía casi todo lo que deseaba. Le encantaban la fotografía, los videos de TikTok y bailar dabke, danza folclórica colectiva y musical originaria de la región.

Enas trabajaba y su rutina era estable. “Era hermoso y tenía de todo. No había para nada hambruna”, recuerda quien en más de una ocasión salió de Gaza para estudiar.

Esa vida se desvaneció conforme creció la intensidad de los ataques de Israel. Su padre, al que Farida cuidaba, falleció y es ahora un “mártir del genocidio”, dice. La ciudad que ellas recuerdan hoy la describen como una “tierra arrasada, sin edificios. Es como una zona de desplazados.

No tienen espacio para poner sus carpas y faltan alimentos”. Y así, la vida se redujo a huir: “Nos movimos en 16 ocasiones, a 16 lugares diferentes, escapando de los bombardeos”, cuenta Enas.

La comida también se agotó. “No nos dejaban ingresar ningún tipo de ayuda”, denuncia, contando que al acercarse a la frontera durante su salida pudieron ver ayuda humanitaria “tirada y destrozada en la calle”.

Pero antes, poco a poco los ojos del mundo comenzaron a fijarse en Enas. Su proyecto, un destilador y cocina solar, la ubicó entre las 100 mujeres más destacadas de la BBC en 2024 y surgió de la desesperación y la necesidad: el primero purifica agua contaminada, un recurso escaso en Gaza; la segunda permite cocinar sin depender de gas o electricidad, servicios ausentes o muy difíciles de conseguir por los constantes cortes y bloqueos.

Mi proyecto no era solo un intento de aliviar el sufrimiento cotidiano, sino un símbolo de resistencia y perseverancia, una manera de demostrar que la ciencia y la creatividad pueden florecer incluso frente a la destrucción”, explica Enas.

Farida Alghoul - 80 Foto Pablo Vásquez R. Pablo Vásquez R.

La falta de materiales no detuvo su impulso: reutilizó maderas de cajas de frutas para construir estructuras y recogía vidrios rotos para sus dispositivos. Incluso, cuando su taller fue destruido en un ataque aéreo, simplemente comenzó de nuevo en otro lugar.

“La ciencia, para mí, es un instrumento de resistencia, un mensaje al mundo de que Gaza no es un lugar para rendirse, sino un hogar de mentes creativas”, resume. Este esfuerzo fue respaldado por un fondo Corfo y la Startup Cherry Program, que fue finalmente la que aseguró su lugar en la lista especial para la evacuación hacia Chile, conectando su talento con la posibilidad de un futuro seguro fuera de la guerra.

“Sin mi mamá no salgo”

El momento de la verdad llegó con la orden de partida, tan repentina que tuvieron que dejarlo todo solo días antes de su llegada a Chile. Solo pudieron llevar la ropa puesta y una bolsa transparente. Rahaf se quedó sin nada.

Pero el drama no era solo material. La verdadera encrucijada surgió con la lista de evacuados: Farida Alghoul, la matriarca de 80 años, no calificaba. Enas y Rahaf podían salir por el vínculo científico-profesional de Enas y su condición de refugiada, pero su madre Farida quedaba fuera.

“Sin mi mamá no salgo”, resolvió Enas. Su pasaje a la seguridad no valía si dejaba a su progenitora en la zona de guerra. Esta decisión movilizó a la diplomacia: la Cancillería de Chile en Ramala intervino directamente, asegurando que Farida debía viajar con ellas. Finalmente, todas fueron incluidas bajo el paraguas humanitario para solicitantes de refugio, permitiendo que las tres salieran juntas.

La evacuación, que comenzó el 10 de septiembre, fue caótica. Y humillante. Antes de dejar la carpa, Farida se puso “la segunda túnica, luego la tercera, para pensar que tendría un repuesto”. La primera gran prueba fue el cruce del paso fronterizo, el “checkpoint” operado por las autoridades israelíes. Debieron caminar a pie una distancia que, aunque corta según relatan, en ese momento les pareció interminable. Farida, con una fractura en la mano, solo pudo avanzar subida en un carrito de verduras.

En el control tuvo que “levantar las manos y abrir las piernas”. A sus 80 años, dice su hija, “le quitaron todo. Solo pudo llevarse dos medicamentos y una tirita… Sufrió la humillación más grande de su vida”. Para Farida, sobreviviente de la Nakba de 1948 en Ramle, la experiencia fue devastadora.

Foto Pablo Vásquez R. Pablo Vásquez R.

Desde el paso fronterizo subieron al bus que las llevaría a Jordania. El trayecto se convirtió en una tortura silenciosa: el bus atravesó Cisjordania a “velocidad máxima, sin parar”, con la prohibición expresa de “parar, bajar ni hablar con nadie”.

Durante la espera tuvieron que soportar horas de inmovilidad sin poder usar servicios sanitarios. “Hubo que hacer necesidades allí mismo”, relata Enas. Hasta que al fin el bus llegó a Jordania y, con ello, una suerte de primera liberación emocional.

Esa madrugada, Enas se reencontró con una hermana que no veía hacía 30 años que la esperaba con abundante comida, un “lujo” que, asegura, no vivía hace dos años.

Tras ese breve respiro la familia emprendió la ruta aérea. El vuelo fue de Doha a Brasil y finalmente a Santiago. Como un recuerdo queda que el dolor de columna se hizo tan intenso para Farida que requirió un médico en el avión.

Foto Pablo Vásquez R. Pablo Vásquez R.

Traumas invisibles

Ya en Chile, y mientras a los días se realizaba un operativo de regularización en el Club Palestino, el estruendo de los aviones que ensayaban para la Parada Militar de septiembre hizo, literalmente, que las mujeres se lanzaran al piso cubriéndose la cabeza. Fue un acto instintivo que revivía las noches de bombardeos en la Franja de Gaza. Solo la voz del cónsul, explicándoles que se trataba de una fiesta patria, logró calmarlas y seguir con los trámites.

La operación, articulada por la Subsecretaría del Interior, involucró a un vasto entramado institucional. La gestión incluyó a la Cancillería, el Servicio de Migraciones, los ministerios de Desarrollo Social y Salud, la Policía de Investigaciones, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) y la colaboración de la Unión Árabe de Beneficencia.

El acompañamiento fue total. De hecho, a modo de ejemplo, la familia relata que el propio cónsul chileno empujó la silla de ruedas de Farida en el aeropuerto, un gesto que hasta hoy valoran.

Y tras esos primeros trámites, la etapa final, la de la integración plena, también arrancó. El plan de acogida es integral, abarcando desde el apoyo emocional hasta la inserción laboral, con una inusual coordinación política entre comunas de distintos colores.

El alcalde de Santiago, Mario Desbordes (RN), afirmó que el municipio puso a disposición su red social y de salud. Fares Jadue (PC), alcalde de Recoleta, comprometió apoyo educativo para 34 niños y jóvenes en sus establecimientos. Jaime Bellolio (UDI), alcalde de Providencia, puso a disposición sus equipos para conectarlos con servicios sociales y la comunidad palestina.

Para Rahaf, cuya calidad es de solicitante de refugio, y para el resto de los niños, el futuro ya tiene una fecha: el 1 de octubre ingresaron al sistema escolar. Para los adultos, como Enas, se iniciará un perfilamiento laboral para vincularlos a oportunidades de empleo. Asimismo, la Subsecretaría del Interior avanza en convenios con la Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica para impartir español.

26.09.2025 Refugiadas de Gaza Farida Alghoul - 80 Enas Alghoul - 52 Rahaf Shammout - 10 Foto Pablo Vásquez R. Pablo Vásquez R.

En esta última, por ejemplo, será a través de su programa Español UC, cuyas clases ya comenzaron.

Enas, la mujer que pudo haber optado por Arabia Saudita para escapar, pero que eligió Chile, hoy se siente “en otro mundo”.

Para ella, su llegada fue “una bendición de Dios”, todo empujado por su perseverancia científica. La única pregunta difícil es si regresarán.

Si llega a haber seguridad en Gaza, volvería, pero con los ojos cerrados”, confiesa Enas.

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