Raúl Figueroa, ministro de Educación: “Hay una especie de censura frente a la posibilidad de hablar de una eventual reapertura”

Foto: Mario Téllez

El ministro de Educación dice que el debate sobre el regreso a clases presenciales se ha politizado y acusa al Colegio de Profesores de promover una “campaña del terror”.


A mediados de mes, al terminar su exposición frente a la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados, el ministro de Educación, Raúl Figueroa, hizo una petición a los parlamentarios. Les pidió su colaboración para no instalar la idea de que el gobierno está buscando volver a clases “en cualquier momento y en cualquier tiempo”.

Dos semanas después lamenta que, a su juicio, el debate sobre las condiciones para retomar las clases presenciales -”donde y cuando sea posible desde el punto de vista sanitario”, como repite varias veces en esta conversación- se haya politizado. El ministro va más allá y acusa al Colegio de Profesores de promover una campaña del terror, y dice que el diálogo en torno al tema se hace cada vez más difícil. Y el costo, advierte, lo están pagando los alumnos.

“Frente a una realidad que es cada vez más evidente, que la suspensión de clases presenciales genera efectos negativos en los alumnos, se ha generado una especie de censura frente a siquiera la posibilidad de hablar de una eventual apertura de los establecimientos”, dice el ministro. “Cuesta entender esa censura, porque siendo tan importante la educación y habiendo un consenso de tantos años sobre su relevancia, hoy día parece que para un sector la educación dejó de ser prioritaria. La oposición ha tenido, lamentablemente, un rol en esto que no se condice con la prioridad que ha tenido la educación en el debate nacional en los últimos 10 años. Desde el punto de vista del ministerio, lo que vemos es que esa obstinación por cerrar el debate en torno a un eventual retorno a clases donde y cuando sea posible desde el punto de vista sanitario, es evidentemente una acción política que lamentablemente va a tener costos duros. Lo que uno ve hoy día es que los evidentes costos de la pandemia en el sistema educativo requieren una acción concreta para que sean mitigados. Y uno ve que sectores de la oposición que conocen esos costos, da la impresión de que estarían dispuestos a que sean los alumnos quienes en definitiva lo paguen”, señala Figueroa.

Cuando usted se lo plantea a dirigentes de la oposición, ¿cuál es la respuesta?

Lo que yo veo es una cierta incapacidad de asumir el liderazgo que hoy día a diversos sectores les corresponde asumir. Ese liderazgo se tiene que manifestar en tomar decisiones y en impulsar acciones que evidentemente en este contexto resultan difíciles, pero que muchos no están en condiciones de abordar. Y, por lo tanto, más allá del debate pequeño, de la politización de esto, yo creo que hay un tema mucho más profundo, que tiene que ver con la necesidad que hoy día tenemos de que distintos grupos intermedios asuman su responsabilidad, que los sectores políticos asuman su responsabilidad de guiar al país en un contexto difícil.

¿No sería pertinente que desde el ministerio se creara una mesa de trabajo específicamente para el retorno a clases?

Nosotros hemos hecho un trabajo inmenso de escuchar, a nivel nacional y también a nivel local, a los profesores, a los apoderados, a los sostenedores, a todos quienes tienen algo que decir frente a esta materia. Y lo que hemos diseñado y lo que hemos trabajado se ha hecho sobre la base de ese proceso permanente de escucha. Jamás se le ha cerrado la puerta a nadie que quiera entregar una idea, una opinión, una posición respecto de lo que país tiene que enfrentar.

Pero formalizar esas conversaciones, ¿no haría que la gente a su vez se comprometiera a buscar soluciones consensuadas, a generar ese diálogo que falta?

Primero, hay una mesa que está operando, que es la mesa social Covid, y en esa mesa se genera ese debate. Yo he participado varias veces y lo han hecho también varios actores del sistema. Por lo tanto, está encauzado, a mi juicio, adecuadamente. Ahora, también es importante que cuando uno busca trabajar estas materias desde una mirada amplia, exista una cierta comunidad de objetivos. Y en ese sentido, lo que uno ve, por ejemplo, es que a veces quienes quisieran una mesa de trabajo de esas características no comparten el objetivo para el cual esa mesa debiese constituirse. Se requiere un ánimo de trabajar en soluciones. Lo que uno ve en algunos sectores de la oposición son declaraciones como “ministro, entienda, este año no volveremos a clases”. Si esa es la manera de iniciar la conversación, obviamente es difícil que sea fructífera.

¿Se lo dicen desde el Colegio de Profesores?

Lo dicen, por ejemplo, parlamentarios. Basta con ver las sesiones en el Congreso. Lo señala también el Colegio de Profesores, que ha puesto mucho énfasis en todas las razones por las cuales resultaría imposible abrir una escuela y no en aquellos aspectos que permiten, donde se pueda y cuando se pueda, generar esas reaperturas. Hay un tema que es bien importante: así como es un error insistir en abrir escuelas donde no es posible desde el punto de vista sanitario, es también un error promover campañas del terror que apuntan a que donde es posible abrir escuelas, eso no se produzca.

¿Usted cree que el Colegio de Profesores ha promovido una campaña del terror?

Si uno mira las declaraciones, su comportamiento a través de las redes sociales, todo apunta a dejar de manifiesto que mientras no exista un control absoluto de la pandemia, a través por ejemplo de una vacuna, una reapertura de las escuelas no es una posibilidad real. Cuando vemos que, de hecho, ya tenemos escuelas funcionando.

A propósito, hay escuelas en La Araucanía, Los Ríos y Aysén que podrían estar iniciando su retorno a clases y, sin embargo, muy pocas lo han hecho por oposición de los profesores y también de los apoderados. ¿Usted ve ahí una inquietud ciudadana o el resultado de una campaña del terror?

A ver, existe un justificado temor de la ciudadanía frente a las posibilidades de contagio. Por supuesto que nosotros entendemos ese temor y lo respeto profundamente. Pero también vemos cómo distintas comunidades, al alero de un plan que tiene la seguridad, la salubridad, la voluntariedad como sus principales ejes, han ido motivándose también para recuperar esa experiencia escolar. Lamentablemente, también hemos sido testigos de cómo cada vez que una comunidad se organiza para gradualmente, ir reabriendo una escuela, al día siguiente se encuentran con oposiciones férreas de movimientos organizados a través de cacerolazos, funas u otras maneras.

¿Cuál es el plan del Mineduc en caso de que sea imposible retomar las clases presenciales este año?

Nosotros tenemos un plan de mitigación, que es el que se está implementando ahora, y un absolutamente necesario plan de recuperación de los aprendizajes. Y eso pasa por aspectos curriculares que ya están en marcha. Nosotros ya hicimos una priorización curricular pensada en este año y en el próximo, con la urgencia de contar con un diagnóstico y con un foco muy preciso en el reforzamiento y en la nivelación de los alumnos, segmentado por las distintas necesidades.

Parte de las lecciones que muchos destacan en esta pandemia es la necesidad de un Estado más fuerte y de un sistema de protección social más eficiente. ¿Qué cosas del sistema cree que deben priorizarse en cuanto a la labor del Estado, a juzgar por lo visto en esta emergencia, en un eventual debate constitucional?

Creo que hoy día más que nunca quedan en evidencia varios aspectos interesantes. Primero: el fundamental rol que tienen los padres en la educación de los hijos. Creo que eso debe potenciarse. Un segundo elemento que creo fundamental es el valor de lo local, y el reconocimiento de la diversidad de proyectos educativos. Chile tiene 11.500 establecimientos educacionales, todos muy distintos de otros, con distintas características, con distintos proyectos, con distintos sellos. Y esa diversidad es un valor con el cual tenemos que saber trabajar, impulsar, y que también a mi juicio debe ser reconocido. Y por último, en el marco de esa diversidad, lo relevante que es que en forma autónoma cada proyecto pueda contar con todos los apoyos para poder salir adelante frente a cualquier situación que se presente, la lógica de mayor autonomía, de mucha flexibilidad. Creo que esos elementos tienen que fortalecerse con mucha fuerza en un eventual debate constitucional.

Usted está por el Rechazo...

La Constitución que hoy día tenemos tiene, a mi juicio, un valor relevante en materia, precisamente, de reconocer lo importante de la libertad individual y cómo a través de esa libertad se pueden desarrollar proyectos que son tremendamente útiles para la sociedad.

O sea, rechaza...

(Asiente) Creo que mantener esos principios es importante para el país.

Y por lo que ha visto en el debate en los últimos años, ¿qué le preocupa de una eventual nueva Constitución en materia de educación?

Creo que es fundamental que los chilenos podamos participar del sistema educativo, y quede siempre en evidencia que lo público no está reservado solo a la intervención del aparato estatal. En ese sentido, creo que hay un valor esencial que ha permitido el desarrollo de un sistema educacional, que es la libertad de enseñanza. Y esto es muy importante: no es una innovación de la Constitución del 80, sino que viene de mucho antes. Estamos celebrando los 100 años de la ley de educación primaria obligatoria, ahí se consagra, entre otras cosas, lo importante que es que todos puedan ser partícipes de la generación de proyectos educativos. Y si bien, obviamente, eso puede estar en el debate constitucional, yo creo que es importante que lo que ha permitido un desarrollo del sistema educacional en Chile desde hace mucho más de 40 años se mantenga también en un cuerpo constitucional.

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