
Bandera blanca

Tras varios años como espacio peatonal, desde marzo de 2026 el paseo Bandera volverá a recibir micros, poniendo fin a una intervención emblemática para la movilidad sustentable en Chile. Esta calle céntrica de Santiago, que fue cerrada por la construcción de la Línea 3 del Metro, se transformó al finalizar las obras en un espacio dedicado exclusivamente a peatones y bicicletas. Una intervención que, siguiendo el modelo del urbanismo táctico, demostró que era posible transformar —con pocos recursos— un espacio clave de la ciudad, poniendo en el centro a las personas.
La evidencia da cuenta de los beneficios de esta transformación. En 2018, a pocos meses de la inauguración de la calle peatonal, el Ministerio de Transportes indicaba que más de 88 mil personas (la población de una ciudad como San Antonio, aproximadamente) transitaban diariamente por Bandera. Las ventas del comercio habían aumentado en un 20%.
A estos resultados se suma el atractivo de un espacio que, gracias al gran flujo de personas, a la presencia de mobiliario urbano y a las coloridas pinturas en el suelo, se ha convertido en un lugar reconocible del centro, relevante tanto para trabajadores en su hora de colación como para turistas en busca de locaciones instagrameables.
A pesar de no ser una intervención definitiva y de haber sufrido los difíciles últimos años del centro, el paseo Bandera ha demostrado, con hechos, el potencial transformador que puede tener la simple peatonalización de una calle atractiva.
El regreso de las micros a Bandera y el fin del paseo peatonal no es una tragedia, pero es de esperar que no sea la primera señal de un retroceso en las políticas para ciudades sustentables. Es cierto que en la calle circulará solo transporte público y que los peatones contarán con veredas más anchas que en la gran mayoría de las calles chilenas. Pero, frente a un sector que ha enfrentado un serio deterioro por las dificultades asociadas a la seguridad y la mantención, y que además verá pronto la salida de importantes oficinas, el regreso de los vehículos difícilmente puede contribuir a aumentar el atractivo de la zona.
La experiencia del paseo Bandera debe inspirar nuevas intervenciones, no ser recordada como una excepción. De cara al desafío de recuperar el centro de Santiago como espacio atractivo para toda la ciudadanía, no podemos levantar bandera blanca.
Por Giovanni Vecchio, profesor asistente, Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC. Investigador asociado CEDEUS.
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