Calentamiento global y derechos humanos: Chile sin novedades

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Por Gabriela Burdiles, directora de Proyectos de ONG FIMA

La semana pasada conmemoramos dos importantes hitos: el jueves fue el Día Internacional de los Derechos Humanos, que recuerda la fecha en que se firmó la Declaración Universal; mientras que este sábado se cumplieron cinco años de la adopción del Acuerdo de París, donde los países del mundo confirmaron la necesidad de tomar acción frente al calentamiento global y se comprometieron a trabajar para limitar que la temperatura suba en 1,5°C. Ambos hitos están intrínsecamente unidos: hoy la crisis ecológica y climática que vivimos afecta gravemente los derechos humanos, sobre todo de los más vulnerables.

Con este telón de fondo, 78 países se volvieron a reunir este sábado en la Cumbre de Acción Climática 2020, donde analizaron los avances del Acuerdo de París, el que ha tenido más idas que venidas, tal como lo grafica la salida de EE.UU. bajo el gobierno de Donald Trump y su eventual regreso con la próxima administración de Joe Biden. Incluso algunas organizaciones como Greenpeace, han tildado el cumplimiento de este acuerdo como una lamentable farsa.

Sin embargo, en la reunión realizada de manera virtual hubo importantes promesas, como la de la canciller alemana, Ángela Merkel, quien ofreció más de 500 millones de euros para ayudar a los países más pobres en el cuidado del medio ambiente. O las de Xi Jinping, quien asumió el compromiso de rebajar las emisiones por unidad de Producto Interno Bruto en “más del 65% para 2030”- cinco puntos más que su compromiso anterior en 2005-, con el objetivo de alcanzar la neutralidad de emisiones para 2060. Sin duda, estos anuncios son importantes, pero siguen siendo insuficientes y se alejan de las metas de mantener el aumento de la temperatura por debajo del objetivo principal planteado en el Acuerdo de París.

En esta misma línea, Chile también presentó sus compromisos en la Cumbre, pero sin novedad alguna: fueron expuestas los mismos contenidos de las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC) anunciadas en abril pasado, las que han sido calificadas como insuficientes por parte de la sociedad civil y expertos en la materia. Chile aún está lejos de lograr la total descarbonización de nuestra matriz energética, el fin de las zonas de sacrificio y de generar acciones efectivas y transformadoras para enfrentar la grave crisis hídrica.

Mientras tanto, la crisis climática se continúa profundizando y la ambición sigue sin convertirse en acción. Según la información más reciente aportada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, lejos de reducirse, la proyección del calentamiento del planeta para este siglo sigue manteniéndose por sobre los 3ºC. Todo esto en un contexto de pandemia por Covid-19 que detuvo parte de la actividad industrial, pero que tiene a todos los gobernantes ideando estrategias de reactivación, las que si no son realizadas con una visión armónica con el cuidado del medio ambiente, nos traerán de vuelta a otra situación sanitaria igual, o peor que ésta.

Queda poco tiempo para enmendar el camino y evitar que las consecuencias más dramáticas que los expertos pronostican, se hagan realidad y nuestro país no está exento de esta responsabilidad: el compromiso debe verse reflejado en la efectiva y pronta implementación de nuestras NDC, para que apunten a dar respuestas reales a la crisis ecológica y climática que vivimos y que pone en tensión nuestros derechos fundamentales.

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