Columna de Hugo Herrera: Los fracasados

MARTIN BERNETTI / AFP


El gobierno del Presidente Boric se ha anotado sendos fracasos. Primero, el proyecto de nueva constitución. En vez de conducir el proceso y adelantar escenarios, Boric y sus ministros decidieron asumir un papel partidista, jugándose por el “apruebo”. Dejaron que la convención operase en ánimo excluyente y los excluidos rehusaron.

Segundo, insiste en una agenda que invierte el orden natural de los factores y vuelve, una y otra vez, a la cuestión del aumento de impuestos, sin mostrar previamente una visión nacional nítida, un proyecto de país de los próximos años. Así, perdió la capacidad de conducción.

Tercero, mantiene al ala más dogmática en primera línea, al ministro Jackson, el de estándares morales superiores, pretendidamente fundados en la doctrina de su profeta de cátedra, al que portaba en la mochila y subrayaba. Ahora aparecieron las fundaciones y el robo de los computadores y la caja fuerte, poniendo en duda al ministro. El mismo que por su intransigencia, había obligado ya a sacarlo de un ministerio.

Cuarto, se empantanó en un conato por amordazar a la prensa y tiene al Ministerio de Ciencia ocupado en darle decoro a la iniciativa muerta. Quinto, un gobierno de izquierda valida en Chile la decadencia del Estado, manifestada como crisis de seguridad y económica, como corrupción y como impotencia: debe cerrar la fundición Ventanas, por la incapacidad de operar sin envenenar a la población, y Codelco acusa un deterioro severo en sus aptitudes productivas.

Sexto, se autolesiona en la conmemoración de los cincuenta años del golpe, paralizándose, acudiendo además al entierro de Allende como proyecto político (ahora hay que convertirlo, para poder celebrarlo, en símbolo inocuo o en paladín de la causa de los derechos humanos, al aliado inveterado de dictadores).

Todo parece como refrendado por derrotas electorales masivas. Más allá de las diferencias, en los dos procesos con voto obligatorio, las izquierdas han quedado estancadas en el 38 por ciento.

¿Pueden los miembros del gobierno ser llamados ya “los fracasados”? ¿Tienen alguna salida?

Muchos dudan. Especialmente los ex concertacionistas, que han desplegado un ataque en toda la línea. En política, sin embargo, hay espacio al ingenio y la espontaneidad. Queda poco campo de maniobra, pero, puesto el cúmulo de crisis en las que se halla el país y la presunción históricamente justificable de que existen dos procesos pendientes: uno constituyente y otro de reformas económico-sociales robustas, no es disparatado sugerir que por ahí podría encontrarse una salida. Es el gobierno el mejor preparado como institución para conducir acuerdos reformistas con la oposición moderada, en los dos procesos mentados. Para eso se necesita bajar el ímpetu doctrinario y aumentar la sensibilidad con la situación y la apertura a ideas más flexibles y concretas que las que le han guiado hasta ahora.

Por Hugo Herrera, profesor titular Facultad de Derecho UDP

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