Litio: la mejor cancha merece los mejores jugadores

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SEÑOR DIRECTOR:

Alcanzamos a hacernos ilusiones.

El ministro Marcel había anunciado que “va a haber espacio para el sector privado”. El subsecretario de Minería había adelantado participación privada en la exploración vía licitaciones. La ministra Tohá había prometido que durante este gobierno Chile se transformaría en una referencia de la economía verde del litio.

Al final, por desgracia, primaron -aunque matizadas- las anteojeras ideológicas. En el corto plazo, el gobierno apostó por asignar el rol protagónico a Codelco y Enami, con participación privada relegada a un papel secundario. En el largo, lo que ya sabíamos: las fichas están puestas en una Empresa Nacional del Litio que tardará varios años en constituirse. Y de modificar la camisa de fuerza única en el mundo que declara al litio como inconcesionable, ni hablar.

La ministra de Minería ya había sincerado las limitaciones de un enfoque así: “El Estado chileno no tiene las condiciones para avanzar solo. Ni siquiera estamos en condiciones, porque no hemos desarrollado las competencias de explotarlo en el nivel 1″. Y tiene razón.

Codelco trabaja desde hace siete años en el Salar de Maricunga, pero hoy solo informa “resultados preliminares de exploración” y ha visto desfilar el boom de precios frente a sus ojos. Encima de eso, carece de conocimiento suficiente.

¿Es Enami una esperanza más cierta? Jaime Pérez de Arce, por cuarta vez vicepresidente ejecutivo de la empresa, subrayó en 2022 su interés. Sin embargo, cuesta asignarle credibilidad considerando sus declaraciones casi idénticas de seis años atrás: “Hemos hablado con muchas personas, estamos bien avanzados”, decía en 2016, desde ese mismo sillón.

Estamos ciertos que habrá empresas que se sumarán a la invitación del gobierno. Sin embargo, cabe preguntarse si el esquema de joint venture con empresas estatales logrará atraer a las firmas que están en la frontera tecnológica y medioambiental, o bien solo a aquellas diestras en navegar bien en asociación con estados.

En Pivotes proponíamos activar todas las avenidas: Empresa Pública del Litio bajo principio de neutralidad competitiva, asociaciones con Enami y Codelco, y sobre todo, contratos de operación y concesiones a privados. Todos con royalties y altos estándares medioambientales.

El esquema propuesto es decepcionante. Chile, dueño de la mejor geología del mundo para la producción de litio, debe atraer a los mejores. No podemos contentarnos con menos.

Joaquín Barañao

Pivotes

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