SEÑOR DIRECTOR:

El presidente de Azul Azul, Michael Clark, siempre ha dicho que “hay que trabajar con la boca cerrada”. Su explicación ante la CMF sobre cómo se convirtió también en el dueño de la U ha generado más dudas que certezas. No se entiende por qué pagó $219,3 por acción, menos de la mitad del valor de la última transacción registrada, como señaló La Tercera, ni por qué no realizó una oferta pública de adquisición de cara al mercado. Sería una buena señal para hinchas y accionistas que el señor Clark responda sin temor las preguntas que él mismo ha generado. No puede quedarse con la boca cerrada para siempre.

Andrés López Awad