Por Juan Andrés QuezadaDarío Quiroga, el estratega outsider de Jara que desafía a los partidos
Para ganar, la candidata debe saber diferenciarse del gobierno y penetrar los segmentos sociales más bajos que hoy están con Kast. Estas son algunas de las máximas del sociólogo que lleva las riendas de la campaña presidencial oficialista.

El martes a primera hora, el sociólogo y cientista político Darío Quiroga llegó a tomar desayuno a la casa de Jeannette Jara, a unas cuadras del Estadio Nacional. Ya comenzaba a sentirse el ambiente previo al concierto de Guns N’ Roses de esa noche. Pero la preocupación era la intervención que horas más tarde haría la candidata presidencial oficialista en Enade 2025, el evento empresarial más importante del país.
Jara se enfrentaría a un público al que no llega con facilidad, por lo que era una buena oportunidad para que luciera sus habilidades blandas -esencia, naturalidad y jovialidad-, atributos que Quiroga ha puesto por encima de los ejes programáticos desde que asumió la conducción estratégica de su campaña, a fines de marzo.
El resto del guion era el mismo que se ha mantenido desde un inicio: diferenciarse del gobierno del Presidente Gabriel Boric y realzar sus logros como ministra del Trabajo y Previsión Social, como la Ley 40 horas, el alza del salario mínimo y la reforma de pensiones, todos logrados a través de acuerdos con la oposición.
Desde el primer minuto el estratega planteó a Jara que su candidatura no podía ser de continuidad de este gobierno, sino que debía presentarse como una alternativa al auge de los liderazgos de “ultraderecha” en el mundo, representado en nuestro país por José Antonio Kast, y a las “amenazas” que podría conllevar su eventual llegada a La Moneda.
Y si quería ganar debía apuntar más allá del electorado que hoy apoya a Boric. Para ello, había que saber diferenciarse. Ejemplos concretos de esta estrategia definida por Quiroga y el círculo de hierro de la candidata han sido las críticas de Jara a la forma en que La Moneda ha enfrentado el tema de la seguridad y el misil que hace un par de semanas lanzó al ministro de Vivienda, Carlos Montes (PS), por el lento proceso de reconstrucción en Viña del Mar, tras el megaincendio de febrero de 2024.
En esa línea, esta semana la abanderada oficialista se adelantó a la decisión del Mandatario y dijo que ella habría pedido inmediatamente la renuncia al ministro de Energía, Diego Pardow, a raíz de la polémica por el error tarifario en las cuentas de la luz.
Sin embargo, para el experto en comunicación política y opinión pública -conocido por su participación en los programas de actualidad 32 Minutos, Provócame y Ultrasolo- el debate en Enade estaba lejos de ser un hito que pudiera influir en el resultado de la primera vuelta que, para él, está relativamente resuelta, salvo los porcentajes que obtendrá cada uno de los ocho candidatos, de lo cual dependen sus siguientes pasos.
Barraza, el amigo en común
Jara y Quiroga nacieron en 1974, con menos de un mes de diferencia. Ella, el 23 de abril, en la comuna de Conchalí. Él, el 22 de marzo, en Honduras, cuando sus padres se encontraban en el exilio.
Hijo del historiador académico Patricio Quiroga y la profesora y doctora en Matemáticas Malva Venegas (rectora del Liceo José Victorino Lastarria entre 2013 y 2017), el actual estratega de Jara vivió en Alemania y Perú, hasta regresar a Chile con sus padres en 1984, donde continuó sus estudios en el Colegio Francisco de Miranda, en Peñalolén.
En su calidad de dirigentes universitarios, ambos se conocieron a inicios del gobierno de Eduardo Frei, durante las primeras protestas de integrantes de la educación superior tras el regreso de la democracia.
Quiroga estudiaba Sociología en la Universidad Católica, militaba en el Partido Humanista, encabezó el Frente de Estudiantes de Izquierda de la UC (FEI) y fue representante del consejo de presidentes de la FEUC en la Confech. Luego, ingresó a las Juventudes Socialistas, donde no se sintió cómodo ni acogido por sus pares, lo que le haría volver a mirar más hacia la izquierda.
Jara, en tanto, cursaba Administración Pública en la Usach y era de las dirigentes más motivadas de las entonces poderosas Juventudes Comunistas en esa universidad.
Fue en un encuentro de aquella izquierda más radical que comenzaba a sentirse desilusionada de la Concertación cuando los estudiantes fueron presentados por un amigo en común, el dirigente de “la Jota” y estudiante de Sicología en la Usach Marcos Barraza -actual candidato a diputado del PC, considerado el hombre de mayor confianza de Jara-.
En los años siguientes ambos perdieron el contacto.
Quiroga congeló su carrera y se cambió a Ciencias Políticas en la misma UC, donde se tituló en 2002 y partió a vivir y a trabajar a Calama. En esta ciudad minera encontró un espacio en el PC e ingresó a militar. Fue electo concejal en 2014 y en 2016 quiso postular a alcalde de la comuna, pero no fue electo al interior de la colectividad, tras lo cual renunció en 2017 y regresó a Santiago, donde se reinventó como asesor comunicacional de sindicatos mineros y pueblos originarios, junto con retomar Sociología en la Universidad Arcis, donde fue ayudante de Tomás Moulian, uno de sus mentores.
Décadas después, Barraza, Jara y Quiroga volverían a encontrarse. Había pasado mucha agua por el río.

El match
A fines de enero, tras la aprobación de la reforma de pensiones, Quiroga le comentó a Barraza que tenía varias “ideas en su cabeza” que le podían servir a la entonces titular del Trabajo. El exconstituyente agendó un encuentro que se llevó a cabo a fines de febrero en el despacho de Jara, cuando ya era un hecho que la ministra del Interior, Carolina Tohá, dejaría el gobierno para iniciar su campaña a las primarias. En tanto, la cúpula del PC -liderada por Lautaro Carmona y Daniel Jadue tras bambalinas- buscaba frenar el impulso presidencial de Jara que comenzaba a reflejarse tibiamente en los sondeos.
El experto en encuestas le dijo a Jara que tenía una historia personal de esfuerzo que ninguno de sus principales contendores, hasta ese momento, tenía. Que tenía “logros concretos” que mostrar, logrados a través de acuerdos con la oposición, otra ventaja ante sus oponentes. Ambas cosas eran parte de un relato que hoy valía oro, para el estratega.
Pero con la misma sinceridad y simpatía -cualidades que los cercanos a Quiroga resaltan en él-, le dijo a Jara que era difícil ganarle a Tohá. No sólo por su capacidad intelectual y experiencia política y en el Estado, sino porque contaba con el apoyo decidido de Boric, La Moneda y el alicaído, pero aún influyente, establishment concertacionista representado por el Socialismo Democrático (SD).
Pero el consultor comunicacional le puso sobre la mesa un dato clave que hizo mucho sentido a la política comunista: Tohá no contaba con apoyo entre los votantes que se definen de izquierda. “El viento corre a tu favor, Jeannette”.
Para Quiroga, la férrea oposición de la dirigencia del PC a Jara no era tema. Creía que el apoyo de figuras como la ministra Camila Vallejo, la diputada Karol Cariola y la alcaldesa Javiera Reyes, entre otras, sería incontrastable.
Y así fue. La noche del 5 de abril, tras un tenso comité central en la sede de la CUT, la secretaria de Estado fue proclamada como candidata del PC. Días después dejó el gobierno y pidió a Quiroga que asumiera oficialmente como su asesor estratégico. Él aceptó con gusto, pero le dijo que fuera ad honorem, quizás consciente de que era la primera vez que entraba a jugar de titular a las ligas mayores de la política.

Motor de partida dañado
El estratega le volvió a recalcar que sería difícil ganar las primarias y, como suele hacerlo habitualmente, usó una metáfora para explicarle que Tohá era la candidata de Boric y lo paradójico que resultaba partir una campaña con la directiva de su partido en contra.
“Tienes el motor de partida dañado, Jeannette”, le dijo. Y había que repararlo antes de partir. Sin cambiar, eso sí, su esencia, como varios politólogos comenzaban a proponerle.
Lo primero era actuar con total autonomía del gobierno. Más aún, si en su calidad de ministra y miembro del comité político ella había defendido posturas críticas en temas como el caso Monsalve y la Ley Corta de Isapres, entre otros.
También reforzar su historia de esfuerzo y, por supuesto, su capacidad de llegar a acuerdos, por sobre los temas programáticos, en ese momento a cargo del economista comunista Fernando Carmona -hijo del timonel del PC-, al que Quiroga siempre vio con cierta desconfianza, pero trató con simpatía.
“La mayoría de la ciudadanía entiende que los programas son importantes, pero también entiende que, en general, no se van a cumplir”, dijo el 7 de julio en una entrevista en El Desconcierto.
Fue su sparring en los ensayos previos de los debates y comenzó a aparecer con la candidata en distintos foros. La relación comenzaba a fortalecerse.
“Darío hizo lo que mejor sabe hacer, conectar con la gente por el lado de las habilidades blandas y darle un encuadre televisivo de la campaña”, señala su amigo, el periodista Mirko Macari, con quien hizo, en pleno estallido social, el exitoso podcast La Cosa Nostra, en el cual participó el sociólogo Alberto Mayol, que hoy se transformó en una encuesta.

Batacazo en primarias y el parelé de Escalona
La estrategia dio resultado y el 29 de junio la representante del PC ganó las primarias con más del 60% de los votos, propinando un fuerte golpe al SD y al Frente Amplio.
En su primera reunión con los jefes de los partidos oficialistas, en un oscuro salón del Ical, la flamante candidata les presentó a Quiroga como el coordinador estratégico del comando para luego darle la palabra.
El excesivo optimismo del asesor -cuentan presentes en la cita- no cayó bien en la mayoría de los dirigentes, aún golpeados por la derrota de sus candidatos.
Fue el secretario general del PS, Camilo Escalona, quien le pidió cautela, advirtiéndole que “las cosas no serían tan fáciles” como él creía, y que, a su juicio, esta era “la campaña presidencial más difícil desde el inicio de la transición”.
Fue un momento tenso, del cual Quiroga, con la ayuda de Jara, salió agradeciendo la recomendación y reconociendo que él era un novato en estas lides y que respetaba mucho la trayectoria de Escalona y el resto de los presentes.
Quiroga recomendó a Jara esperar a la DC que resolviera su decisión presidencial y al resto de las colectividades que tenían que hacer sus propios duelos. “A la fuerza no hay cariño”, fue otra de sus máximas.
La relación de la mano derecha de la candidata con los partidos no partía de la mejor forma y en las semanas siguientes varios dirigentes del SD comenzaron a inquietarse al no ver movimientos certeros ni la formación de un tradicional comando de campaña y una plataforma programática atractiva.
Al poco andar, la abanderada oficialista comenzó a incurrir en una serie de errores no forzados y rectificaciones en pautas y debates presidenciales. Quiroga y su estilo lejano a los partidos se convirtieron en el blanco de críticas del Socialismo Democrático.
Según fuentes internas de su equipo, Jara también comenzó a verse sobrepasada por la agenda presidencial, por lo que Quiroga le propuso suspender su participación en foros e iniciar una gira por el país.
Pero la tensión con el PC continuó, y ante una seguidilla de torpedos de Carmona, Quiroga propuso a Jara “frenarlo en seco” y desmarcarse de su tienda en materia de política internacional. Así lo hizo en una entrevista con Pedro Carcuro en TVN, el 23 de septiembre.
Quiroga, junto al jefe de gabinete de Jara, el socialista Jorge Millaquen, se reúnen todos los domingos en la noche -a través de Zoom- con los jefes de partidos. Aunque la tensión ha disminuido, reconocen todos, se mantiene el reclamo por no ser incluidos -ni informados- en las principales decisiones, como, por ejemplo, la salida de la exministra Laura Albornoz y el reciente cambio en el equipo de voceros, del cual se enteraron por la prensa.
“En el primer capítulo de la franja se mostró primero a los periodistas antes que a nosotros”, reclama uno de ellos.
Otra decisión del estratega que les molestó fue la contratación de coordinadores territoriales pagados en cada región, independiente de los partidos. Una especie de “ejecutivos” con metas, que semanalmente deben rendir cuentas a Quiroga y a la coordinadora del área, Nicole Cardoch (PS).
Pero el agua no ha llegado al río, señalan. Quizás, porque los partidos hoy se encuentran concentrados en obtener un buen resultado en las parlamentarias y, en cierta forma, se han tenido que ajustar al diseño de Quiroga, que hoy mantiene a la candidata en la pole position. Ya vendrá la hora de pasar algunas cuentas, advierten.
Inesperadamente, Escalona se ha convertido en uno de los aliados de Quiroga. Así quedó en evidencia el pasado viernes 3, cuando se presentó a los dirigentes la nueva plataforma programática, en medio de una serie de cuestionamientos a Quiroga por la lentitud y poca relevancia que este le da al tema. Fue el secretario general del PS quien pidió comprensión y pragmatismo.
“Darío es analítico, sistémico y ordenado, aunque esto último es lo que menos aparenta (ríe). Por supuesto hay cosas que hay que mejorar, y él lo tiene presente”, dice el timonel del Partido Radical, Leo Cubillos.
Ya pensando en el balotaje
El siguiente desafío de Quiroga es intentar penetrar los segmentos sociales más bajos (C2 y C3), que hoy están con Kast -según los estudios de opinión públicos y los propios- de cara a un balotaje. Hacia ese objetivo apuntarán los próximos capítulos de la franja en televisión y el mensaje en los últimos cien metros.
“Lo más probable es que Kast sea el próximo Presidente y Darío sabe que está subiendo una montaña. Pero también entiende que Jara no va a perder la segunda vuelta porque sea comunista, de izquierda, o menos popular, es porque es la candidata del oficialismo”, afirma Macari.

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