Francisco José Covarrubias, decano de la Facultad de Artes Liberales de la UAI: "La UDI y RN se tensionarán por el auge de la derecha extrema de Kast"

Paco
Foto: Mario Téllez

El columnista proyecta la nueva etapa de la tienda gremialista en el contexto de un bloque "tironeado" por la atracción que genera en algunos sectores el expresidenciable.


La primera proyección que hace Francisco José Covarrubias de la elección UDI es la de un partido dividido. Una división que no la sitúa en torno a las propuestas, sino en el "tironeo" que, cree, se producirá entre quienes miran con buenos ojos a José Antonio Kast y quienes van en sentido contrario. Una situación que, según el decano de la Facultad de Artes Liberales de la UAI, también se palpita en otros sectores oficialistas.

"Yo no sé bien qué es lo que proponía (Javier) Macaya distinto a lo que proponía (Jacqueline) Van Rysselberghe. Por lo tanto, lo que queda al final de cuentas son los guiños que ella hace a la derecha más dura. No es más que eso. Fue una elección poco clara respecto a lo que propuso cada uno", profundiza el columnista.

¿Qué significa esa división para el liderazgo de Van Rysselberghe?

Es que el clivaje de cada sector no me queda claro. Sí creo que la UDI y RN se tensionarán por el auge de la derecha extrema que marca José Antonio Kast. Necesariamente hay un grupo que tironea hacia allá y otro que se siente incómodo con eso y la frazada es demasiado corta para tapar pies y cabeza.

¿Cómo queda la relación entre Van Rysselberghe y La Moneda?

Van Rysselberghe es muy buena política, y como tal es bien pragmática. Ahora, el pragmatismo en política muestra que los líderes están donde está la popularidad. Por lo tanto, la mayor contención que puede tener el gobierno y el propio Sebastián Piñera es mantenerse en torno al 40 por ciento de apoyo, como están hoy. Si esos índices de popularidad bajan, esa relación se puede complicar.

A eso hay que añadir la preocupación de Van Rysselberghe por contener su flanco derecho, dado justamente el factor Kast.

Claro, porque ella tiene que administrar a un sector de su partido que se ve muy excitado con José Antonio Kast. Al velar por la UDI necesariamente ella tendrá que jugar un rol de contención hacia ese mundo. En ese sentido, es explicable lo que hace ella.

Los guiños no son solo de la presidenta de la UDI. Se vieron en la visita del hijo de Bolsonaro y también en la reivindicación del pinochetismo que hizo la diputada RN Camila Flores. ¿Son producto del factor Kast o afloran posturas que siempre existieron?

Lo que está pasando es parecido a lo que le tocó vivir a la izquierda tras la crisis del 2008, donde hicieron una profunda reflexión y hubo mucha gente de izquierda que dijo 'esta izquierda socialdemócrata, que está en amistad con el mercado, no es la izquierda. Queremos ser izquierda de verdad'. Y así surgió Podemos en España, Corbyn en Inglaterra, Sanders en EE.UU. Y eso mantiene tensionada a la izquierda hasta el día de hoy, en el mundo y en Chile. Eso, con siete u ocho años de desfase, está llegando a la derecha en el mundo. Y tras esa derecha que había convivido con una visión más social, con una reivindicación de temas de minorías, empieza a aflorar una derecha que comienza a decir 'esa no es la derecha que nos representa, nosotros tenemos nuestras propias banderas, seamos derecha de verdad'. Eso está diciendo hoy una parte de la derecha.

¿Hasta qué punto se puede desdibujar Chile Vamos con esta presión?

Sin duda que lo desdibuja y lo tensa. En la medida que las posturas tipo José Antonio Kast empiezan a tener una raigambre electoral alta es muy difícil cerrar filas respecto a ese mundo. En un principio es fácil excluirlos, de hecho para la última elección fue fácil excluir a Kast, que representaba a una minoría. Pero yo creo que él tenía mucha más votación que el 8% que sacó, porque había gente que sintiéndose más representada por él, terminó apoyando a Sebastián Piñera por el voto útil. Hay un porcentaje importante de Chile Vamos que sigue siendo pinochetista, que sigue sin creer a firme en la democracia, que sigue teniendo xenofobia, un porcentaje mayor a ese 8 por ciento. Y así, la gran pregunta es si puede haber una coalición que vaya de (José Antonio) Kast a (Felipe) Kast.

¿Es posible eso?

Sería tan forzada la cohabitación de Kast a Kast como fue la cohabitación de Teillier a Walker en la Nueva Mayoría.

¿La irrupción de Kast tiene suficiente fuerza para amenazar a Chile Vamos?

Las visiones más extremas, con ciertas dosis de populismo -y creo que Kast sí representa esas visiones- son más proclives en países en crisis. Y Chile tiene problemas, pero no parece estar en crisis.

Pero en esto uno no sabe, porque una de las cosas que nos ha demostrado la política actual es que los cambios políticos son mucho más rápidos que en el pasado. Por eso, es perfectamente posible que Kast -pese a que el país no tiene una crisis mayor- tome una fuerza importante. Así, el desafío de Sebastián Piñera no solo será no entregarle el poder a la oposición, sino que también el desafío es no entregárselo a Kast. Por eso, uno se imagina que lo que dijo la primera dama respecto a Kast lo habrá conversado adentro de la cama con el Presidente. Porque todo lo que Piñera representa en política en cuanto a moderación, sensatez, una centroderecha con vocación democrática no lo representa Kast.

¿Cómo ve al gobierno en este escenario?

Se ve incómodo, porque dentro del gobierno está representada la tensión de la coalición. Y por lo tanto, que hoy, después de 30 años, después de saber todo lo que sabemos de Pinochet, haya gente que espontáneamente lo reivindique y en el contexto de una convención aplauda esa reivindicación, marca necesariamente que hay algo más profundo. Al gobierno necesariamente esto lo tensiona.

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