FMI proyecta que crecimiento promedio del gobierno de Boric será 1,3%, el más bajo desde 1990

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El Fondo Monetario Internacional corrigió al alza la previsión de crecimiento para este año a 2% pero aumentó la caída esperada para 2023 a -1%. De esta manera, Chile será el único país de América Latina y El Caribe que registrará una contracción.


El Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a mejorar su pronóstico para el crecimiento de Chile de este año, pero para el 2023 se sumó a las proyecciones negativas para el futuro del Producto Interno Bruto (PIB) local, y el organismo estimó que el país será la única nación de América Latina y el Caribe que tendrá una caída en este indicador macroeconómico. Pero las perspectivas negativas no se detienen el próximo año, sino que, a mediano plazo, el FMI tiene una mirada menos positiva que las previstas por Hacienda para el crecimiento de Chile.

En el reciente informe de proyecciones económicas para las principales economías y regiones del mundo, el FMI sube su apuesta para el PIB de Chile de este año desde el 1,8% entregado en la publicación pasada y ahora proyecta que esa alza será de 2,0%. Mientras que, para el 2023, el organismo creía que Chile no iba a crecer y ahora plantea una contracción en la economía de un 1%.

Con esta proyección, de acuerdo a lo informado por el FMI, se ubicará en la última posición detrás de Venezuela 6,5%, Paraguay, 4,3%, Uruguay 3,6%, Bolivia 3,2%, Perú 2,6%, Colombia 2,2%, Argentina 2%, Brasil 1%, y toda Centroamérica y el Caribe. Para la región, en tanto, el FMI proyecta un alza de 1,7%.

¿Qué explica que Chile sea el único país con una caída del PIB? Los economistas afirman que principalmente a que el país fue una que aplicó una mayor política expansiva tanto fiscal como monetaria, pero a la vez están detrás el impacto de los retiros de los fondos de pensiones lo que provocó una mayor inflación lo que a su vez tiene como consecuencia que el Banco Central aplique una política monetaria restrictiva tal como lo ha hecho llevando la tasa a niveles de 10,75%.

Martina Ogaz, economista de Euroamerica, afirma que “esta proyección se explica principalmente por el ajuste económico que ha sido de una mayor magnitud al que han debido realizar otras economías de la región. En particular, durante la pandemia Chile fue uno de los países que entregó una mayor cantidad de ayudas directas hacia las familias, liquidez extraordinaria que alcanzó niveles históricos y que superó por mucho las ayudas entregadas por otros países”.

Misma visión entrega Felipe Ruiz, economista de Bci, quien añade que “la inflación en Chile, además de alcanzar niveles récord, conllevó un marcado ritmo de incremento en la tasa de interés, superior a otras economías comparables. El rápido incremento de la inflación, el acelerado ritmo de alzas de tasas y la fuerte depreciación cambiaria son contractivos para la actividad económica y estos fenómenos se dieron con mayor intensidad en Chile, dado los importantes desequilibrios macroeconómicos de los últimos años”.

Carolina Molinare, economista del OCEC-UDP, subraya que “el exceso de liquidez fue mucho más alto, en términos per cápita, en Chile que en otros países y por lo tanto el impacto en crecimiento de 2023 es más fuerte debido a que se tuvieron que aplicar importantes medidas de política monetaria contractiva para aminorar la demanda interna y controlar la inflación”.

Otro antecedente sobre la mesa de análisis pone la socia y gerente de Estudios de Aurea Group, Natalia Aránguiz, quien dice que “descontado el complicado contexto internacional, a diferencia del resto de Latinoamérica, Chile ha tenido eventos internos que han profundizado su deterioro financiero y económico”. Por un lado, añade que “el estallido social y el proceso constituyente hicieron caer la imagen internacional de Chile como el país más seguro, serio y prometedor de Latinoamérica. Lo que se refleja en el aumento de nuestro credit default swap. En consecuencia, inversionistas nacionales salieron de nuestra jurisdicción y muchos extranjeros dejaron de venir, lo que afecta directamente nuestro desarrollo”.

Piñera en empresa Tusan
Andres Perez

El PIB de mediano plazo

Las proyecciones negativas no terminan con el 2023, ya que para los otros años, es decir, 2024 y 2025, el FMI se distancia de lo esperado por el gobierno. En concreto, para 2024, el organismo internacional tiene una previsión para el PIB de Chile de 2%, mientras que Hacienda proyectó un 3,2%, y para 2025 la previsión es de 2,3%, mientras que el Ejecutivo prevé un 3,1%. Así, en suma, y considerando la proyección de 2% para este año, de -1% para el próximo, el gobierno del Presidente Gabriel Boric crecerá en promedio 1,3%, por debajo del 2% que sería bajo el cuadro macroeconómico que delineó Teatinos 120 en el último Informe de Finanzas Públicas (IFP).

De concretarse el escenario proyectado por el FMI, el crecimiento de este período presidencial se ubicaría por debajo del 7,3% que tuvo el gobierno de Patricio Aylwin; el 5,5% que logró Eduardo Frei Ruiz Tagle, el 4,8% de Ricardo Lagos, el 3,5% del primer gobierno de Michelle Bachelet, el 5,4% del primero gobierno de Sebastián Piñera, del 1,8% que logró la segunda administración de Bachelet y detrás de 2,6% del último período de Piñera.

El FMI alerta que “los riesgos a la baja para las perspectivas siguen siendo elevados, mientras que los trade-offs de políticas públicas para hacer frente a la crisis del costo de la vida se han convertido en un desafío agudo”. En ese sentido, acota que “el riesgo de desajuste de la política monetaria, fiscal o financiera ha aumentado considerablemente en un momento en que la economía mundial sigue siendo históricamente frágil y los mercados financieros muestran signos de tensión”.

El documento puntualiza que el aumento de las presiones sobre los precios sigue siendo la amenaza más inmediata para la prosperidad actual y futura, al reducir los ingresos reales y socavar la estabilidad macroeconómica. Por ello, dicen que Los bancos centrales de todo el mundo están en una encrucijada, entre controlar la inflación y la estabilidad de precios subiendo adecuadamente la tasa de interés o bien endurecer el ritmo de las alzas empujando a la economía mundial a una recesión innecesariamente dura.

No obstante, indican que los costos de estos errores de política no son simétricos. Y plantean que equivocarse “una vez más con la tenaz persistencia de la inflación podría resultar mucho más perjudicial para la futura estabilidad macroeconómica, al socavar gravemente la credibilidad de los bancos centrales, que tanto ha costado conseguir”, por ello, acotan que “los bancos centrales de todo el mundo deben mantener una mano irme con la política monetaria centrada firmemente en controlar la inflación”.

El impacto en la recaudación tributaria

El bajo crecimiento previsto para Chile podría generar un impacto en las proyecciones de recaudación tributaria considerando que la mayor parte de la recaudación de 3,6% del PIB de la reforma que se discute en el Congreso está prevista para 2024 y 2025.

“Nuestras deslustradas proyecciones impactan directamente la recaudación fiscal y, por ende, los planes de gobierno. El riesgo aquí se encuentra en la eventual tentación de compensar la falta de recaudación con impuestos que desalienten aún más a inversionistas y empresarios. Medidas como esta, podrían solucionar momentáneamente las necesidades del Estado, pero en el largo plazo generarían un profundo daño al crecimiento y empleo de nuestro país”, sostiene Aránguiz.

Ogaz explica que la recaudación a través de impuesto a la renta, “se puede ver afectado tanto por el menor crecimiento de salarios y la menor creación de empleo que va reduciendo la base tributaria, la cual ya es pequeña para esta categoría de impuestos, mientras que para las empresas, el impuesto se ve afectado ante el escaso crecimiento de las utilidades e incluso la no existencia de estas”. Un segundo mecanismo que afecta el menor crecimiento es a través del impuesto al valor agregado ante un consumo que se deteriora producto de un menor crecimiento de la economía, dice Ogaz.

Por ello, para los economistas, el programa de gobierno podría no lograr el financiamiento esperado, afectando su implementación. “En el caso del programa de gobierno, varias propuestas se verían afectadas considerando que varios gastos que se proyectan en el programa involucran gastos permanentes, lo que si no se financia con ingresos permanentes muy probablemente no se podrán realizar”, puntualiza Ogaz.

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