
Las claves del Ipom de septiembre del Banco Central: más inflación, más crecimiento y cautela con la tasa de interés
El Banco Central subió su proyección de inflación para 2025 de 3,7% a 4% y postergó la llegada a la meta de 3% para la segunda parte de 2026. También elevó su estimación para el crecimiento de la economía, de la inversión y del consumo.

En el tercer Informe de Política Monetaria (Ipom) del año, el Banco Central (BC) sorprendió al subir su proyección de inflación y al postergar la llegada a la meta de 3% para el tercer trimestre de 2026. Pero no solo abordó las proyecciones macroeconómicas, sino que también cuantificó el impacto de las leyes laborales en el empleo.
Más inflación
Uno de los temas que llamó la atención fue la corrección al alza que hizo el Banco Central de su proyección para la inflación 2025. Si en el Ipom de junio previó un cierre de año con un IPC de 3,7%, ahora estima que cerrará en diciembre en 4%. Pero no solo eso, sino que también postergó la llegada de la inflación a 3%. Si en junio dijo que ese nivel se cumpliría en el primer semestre de 2025, ahora sería en el tercer trimestre de 2026.
En la explicación, el BC destaca que la inflación total ha evolucionado acorde con lo previsto en el escenario central del Ipom de junio, aunque detrás de esa trayectoria se combinan resultados dispares de sus componentes, destacando que la inflación subyacente ha superado lo esperado.
En esta línea, el Banco Central estima que entre fines de 2025 y la primera parte de 2026, la inflación subyacente superaría lo previsto en junio. “Ello incorpora la mayor variación efectiva de los meses recientes, el efecto de los niveles más altos del gasto privado, presiones salariales aún elevadas y un tipo de cambio real (TCR) más depreciado que lo previsto en el Ipom pasado”, detalla el Central.

Tasa de interés
Sobre la evolución de la tasa de interés, en este Ipom el instituto emisor refuerza el mensaje entregado el martes tras la Reunión de Política Monetaria: “El riesgo de una mayor persistencia de la inflación requiere acumular más información antes de continuar el proceso de convergencia de la Tasa de Política Monetaria (TPM) a su rango de valores neutrales”.
Ahí describe que el escenario de sensibilidad del borde superior del corredor de TPM está ligado a la economía local, en particular al desempeño del gasto. Una situación en que la actividad y la demanda interna fueran más dinámicas que lo previsto reforzaría las expectativas de los agentes y daría un impulso adicional al gasto, en un contexto en que los salarios nominales siguen creciendo por sobre sus promedios históricos. Todo esto incrementaría las presiones inflacionarias.
Y en el límite inferior se relaciona con una situación en que el panorama externo empeora, con efectos negativos en la economía mundial y local. Plantea que no se puede descartar un agravamiento de las tensiones comerciales o un deterioro de las condiciones financieras globales, con alzas de las tasas de interés, caídas bursátiles y una depreciación de las monedas en las economías emergentes. Todo esto afectaría negativamente las expectativas económicas y el gasto interno, con una reducción significativa de las presiones inflacionarias.

PIB
Sobre el crecimiento económico, el ente rector se apegó a lo que esperaba el mercado, puesto que recortó el techo del rango, pasando del 2%-2,75% previsto en junio, a uno entre 2,25% y 2,75% en este informe. También subió la proyección para el próximo año y pasó de esperar entre 1,5% y 2,5%, a 1,75%-2,75%.
Además, el BC subió la estimación de expansión de la demanda interna de 3,2% a 4,3% para este año; de la inversión, de 3,7% a 5,5%; del consumo total, de 2,6% a 3%, y del consumo privado, de 2,2% a 2,7%.
En su análisis resalta que “la aceleración de la inversión fue particularmente visible en el componente de maquinaria y equipos de la formación bruta de capital fijo (FBCF), cuyo dinamismo se habría mantenido en el tercer trimestre, según muestran las cifras de importaciones de bienes de capital”.
Y que “en gran medida”, destaca, ha estado apuntalada por el impulso de los grandes proyectos, a lo que se suman condiciones financieras algo más favorables y una mejora de la confianza empresarial.
Para el consumo, explica que el avance se debe al alza que han tenido los ingresos laborales, más conocido como masa salarial real. Esta ha seguido aumentando, si bien a un ritmo menor que en meses previos.
Mercado laboral
En el Ipom, el BC también evalúa el efecto que han tenido algunas leyes laborales como salario mínimo y 40 horas en el aumento de desempleo.
En su análisis, indica que, en promedio entre marzo de 2023 y abril de 2025, “los salarios de las empresas con más trabajadores afectos al salario mínimo crecieron 4,8% más que los de empresas con menos trabajadores afectos. Al mismo tiempo, el empleo de esas empresas cayó en promedio 5,6% respecto del empleo de las menos afectadas".
Cuantificó que un incremento real del salario mínimo similar a lo observado desde 2023 provoca una caída de -1,5% en el empleo asalariado formal y un impacto algo menor en el empleo total. Una segunda metodología indica que, en el período 2022-2025, “las medidas legislativas han aumentado tanto los salarios promedio como la tasa de desempleo. Respecto a los primeros, el efecto en el nivel del salario real ha sido del orden de 1,1%, en promedio, cuando se consideran todas las políticas, y de 0,85%, cuando se considera solo el salario mínimo”.
En el desempleo, el análisis estimó un aumento de hasta 0,3pp respecto de su nivel de largo plazo. Estas estimaciones no incluyen el efecto que las medidas legislativas pudiesen haber tenido sobre la tasa de desempleo de referencia que, como se comentó, ha aumentado en los últimos años.
De acuerdo con este modelo, “las medidas legislativas seguirán presionando los costos laborales y la dinámica del empleo en los próximos trimestres en una magnitud similar a lo observado en los últimos años para luego irse disipando, lo cual está incorporado en el escenario central de este Ipom”.
Detalló que uno de los modelos utilizados en el análisis arrojó que, en el último año, distintos shocks de oferta y de costos —incluyendo el alza del salario mínimo y la ley de 40 horas— “explican la mayor parte del alza de los costos laborales y han incidido negativamente en el empleo”.
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