El reino natural de Península Valdés

Imagen Ballena franca austral, Antonio Felleca, Flick Creative Commons
Las ballenas son parte habitual del paisaje de Península Valdés. Foto: Antonio Felleca/Creative Commons

#ESPECIALVIAJESNATURALEZA. Ubicada al norte de la provincia del Chubut, 1.500 kilómetros al sur de Buenos Aires. Península Valdés es como un riñón unido al continente por un delgado conducto: el istmo Carlos Ameghino.


La Península Valdés es una gran extensión de estepa que, literalmente, se mete en el mar. Declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por su riqueza faunística, aquí la población animal supera con creces a la humana. Se trata de un santuario de 360.000 hectáreas.

Ubicada al norte de la provincia del Chubut, 1.500 kilómetros al sur de Buenos Aires, tiene en Puerto Madryn su principal centro urbano y en Puerto Pirámides su único centro poblado dentro de la reserva.

La fauna es abundante: choiques (una especie de ñandú, pero más pequeño), maras (roedor de gran tamaño), guanacos, zorros grises y aves. Y, por supuesto, está la vida marina: pingüinos magallánicos, focas, lobos y elefantes marinos, ballenas, toninas y orcas.

Vista en el mapa o desde el cielo, Península Valdés es como un riñón unido al continente por un delgado conducto: el istmo Carlos Ameghino. Por eso, cuando el visitante se acerca desde tierra firme a la península puede observar las frías aguas del Atlántico sur a ambos lados del camino. Es recomendable disminuir la velocidad, bajar las ventanas y escuchar el constante y fuerte sonido que emiten miles de aves del sector, en especial al pasar frente a la Isla de los Pájaros. Cerca de aquí, los visitantes deben inscribirse y pagar el acceso a la reserva (650 pesos argentinos para extranjeros).

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Puerto Madryn. Foto: Pablo Delburga

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Puertos

Puerto Madryn tiene poco más de cien mil habitantes y todo tipo de servicios, incluyendo más de 140 hoteles y una gran cantidad de restaurantes. Hasta acá llegan buses desde Buenos Aires (los vuelos llegan a Trelew, algo más al sur). Como aquí las distancias son largas, muchos visitantes optan por quedarse aquí dos o más noches y, al menos, dos en Puerto Pirámides, ojalá con auto propio o arrendado. En Madryn resulta imposible saltarse el EcoCentro, el primer espacio levantado en Argentina para interpretar los ecosistemas marinos. En lo alto de un acantilado, posee vistas estupendas del océano.

En los restaurantes, si bien encontrará todo tipo de comidas, incluidas las parrillas argentinas, abundan los productos del mar, como ostiones a la parmesana.

Puerto Pirámides es el centro de operaciones para todos los programas y actividades en el área de la reserva: desde aquí salen las lanchas para avistar ballenas y también se inician las excursiones por la península. Esta pequeña villa, situada junto a enormes dunas, vive del turismo, pero su espíritu sigue siendo de poblado pequeño.

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Elefante marino. Foto David /Creative Commons

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El avistamiento de ballenas se inicia en mayo y se extiende hasta mediados de diciembre, fecha en que el clima permite otras actividades: buceo, kayak, cabalgatas, trekking y hasta sandboard. Junto al calor también llegan las divertidas toninas. En ese época, además, cientos de bañistas se instalan en algunas de las tranquilas y hermosas playas.

Vida en el mar

Pero la fama de este lugar está en lo que ocurre a partir de mayo: la presencia de cientos de ballenas del tipo Franca Austral, que llegan a estas costas para aparearse, dar a luz y amamantar a sus crías. Los visitantes pueden observarlas a escasos metros desde embarcaciones o desde las playas.

A 18 kilómetros está Punta Pardelas, un sitio perfecto para la práctica del buceo. Hay excursiones submarinas para todas las edades.

Algo más alejada y al sur de Madryn está la pingüinera de Punta Tombo. Los carteles instan a manejar a 20 km/h porque no es raro que se cruce un pingüino. Un circuito muy bien trazado permite ver una infinidad de estas pequeñas y divertidas aves.

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