Estación Central, transición y un gato llamado Claudio: aparece un revelador backstage del video de Tren al Sur

A través de las redes de Jorge González se liberó esta tarde un inédito registro con el making of del videoclip dirigido por Cristián Galaz a mediados de 1990. En pocos minutos, en medio de las grabaciones en Estación Central, el vocalista y Miguel Tapia entregan honestas impresiones sobre el fin de la dictadura y la llegada de la democracia, el porvenir del grupo y la partida de Claudio Narea. Mira el video aquí.


No tiene las ocho horas de duración de Get Back, el aclamado documental sobre los Beatles estrenado hace algunas semanas. Pero con poco más de diez minutos de duración, un nuevo making of del videoclip de Tren al sur consigue entregar una de las miradas más íntimas y reveladoras que se han visto de la última etapa de Los Prisioneros. Al menos, de aquella fase que antecedió al primer quiebre definitivo, con Claudio Narea ya fuera del grupo y el disco Corazones como eje.

Liberado esta tarde en las redes sociales de Jorge González, el registro, fechado en junio de 1990, incluye una serie de imágenes y entrevistas inéditas con el líder del trío y el baterista Miguel Tapia, en medio de la grabación de algunas escenas en la Estación Central para el icónico video a cargo del director Cristián Galaz.

Eran días especialmente agitados y acontecidos para el país completo y para el grupo de San Miguel. A fines de 1989 Los Prisioneros habían dejado de ser un trío -tras la primera partida de Narea- y en mayo del año siguiente, convertidos en dúo, los músicos lanzaron Corazones, el salto definitivo de González al pop para las masas, al concierto continental y a los sintetizadores (en desmedro de las guitarras eléctricas). Tren al sur, de hecho, había salido como el primer single oficial del álbum meses antes.

“Sí, sí, lo echamos de menos”, dice el cantante en el registro, consultado por la salida del guitarrista, parado junto a Tapia sobre los rieles y rodeado por los niños que protagonizan buena parte del metraje. Todo esto con un pequeño gato negro entre sus brazos que presentan a las cámaras como “Claudio”, en una muestra del habitual sentido del humor irónico del grupo en ese entonces (y de la histórica afición felina de González).

“Él (Narea) quería hacer otras cosas. Igual no le gustaba mucho la onda de que ahora hay que ir a promocionar este disco nuevo por toda América y eso va a significar viajar por medio año. Él tiene una familia y a él le gusta eso, quiere estar en su casa y ya no le tinca tanto toda esta cuestión”, explica el frontman, de entonces 25 años, aunque con el tono directo y sincero que marcó siempre su relación con las cámaras.

Poco antes, se ve el otro lado de González, más dicharachero y chispeante, tirando la talla con Galaz mientras preparan una escena, agarrando un altavoz y compartiendo con el equipo de filmación en plan relajado. “Lo bueno de esta canción es que está levemente influenciada por el alcohol”, cuenta el cantante, con camisa blanca y la chaqueta colgada al hombro, tal como se le ve en el corte final.

En cuanto al momento que atravesaba el país en ese instante, a sólo tres meses de la llegada de Patricio Aylwin a La Moneda tras 17 años de dictadura militar, los sanmiguelinos aprovechan de comentar sus impresiones al respecto y el futuro que veían para la banda.

Mientras Tapia proyecta acertadamente que, a partir de entonces, tendrían más cabida en televisión y más libertad para tocar en escenarios del país luego de más de una década vetados del circuito por las autoridades militares, González se refiere a la influencia de la transición a la democracia en la transición del grupo.

“Yo creo que influye”, comenta sobre la llegada de la democracia. “Pienso que el disco que hemos grabado ahora, tiene una influencia, no sé en qué, pero se debe sentir”.

Luego, el vocalista aclara, en su estilo, que Los Prisioneros nunca fueron un referente de la resistencia a la dictadura. “Símbolo de la lucha contra el gobierno militar no somos nosotros, sino gente como Sol y Lluvia, o grupos como Inti-Illimani desde el exilio, pero nosotros no. Nosotros tenemos algunas canciones que tocaban cuestiones sociales, pero nunca hemos sido un grupo basado en eso. En esa época era imposible no hablar de esas cosas”, asegura.

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