Ricardo Gareca mira de reojo: el despido del gerente que lo trajo a la Roja incomoda al Tigre

Rodrigo Robles, el ahora exejecutivo a cargo de las selecciones nacionales, cumplió un rol clave en la traída del argentino a la banca del combinado nacional, con quien mantuvo un estrecho vínculo laboral.



La semana comenzó con un fuerte remezón en la ANFP. Este lunes, Rodrigo Robles dejó la Gerencia de Selecciones, un puesto que había asumido en diciembre de 2022, después de la salida de Francis Cagigao. Habían pasado pocos días desde la realización del Mundial de Qatar y el ejecutivo, de amplia experiencia en clubes y en la propia organización que dirige al fútbol chileno, tomaba las riendas. “Robles cuenta con más de 20 años de experiencia en dirección ejecutiva y deportiva en fútbol formativo y profesional, tanto a nivel nacional como internacional. Fue Gerente de Ligas Profesionales de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional entre 2019 y 2020, Gerente Deportivo y Director Ejecutivo en O’Higgins de Rancagua, entre el 2013 y 2018, y actualmente se desempeñaba como vicepresidente del club Audax Italiano”, reseñaban en Quilín.

Robles, de hecho, tuvo una misión que exigió a fondo su muñeca. La partida de Eduardo Berizzo, producto del discretísimo inicio nacional en las Eliminatorias, lo puso a buscar al reemplazante del Toto. El ejecutivo, de hecho, jugó un rol clave en la elección de Ricardo Gareca como el designado para revitalizar las aspiraciones chilenas de conseguir un cupo para participar en la cita planetaria que organizarán México, Estados Unidos y Canadá, en 2026, un torneo en el que la Roja no participa desde 2014, cuando intervino en el de Brasil, con Jorge Sampaoli en la banca.

Irritar al Tigre

El vínculo entre Robles y Gareca se fue haciendo cada vez más fuerte. Primero, por el papel que jugó en su contratación. El Tigre estaba inactivo desde el 4 de junio de 2023, prácticamente tres meses después de asumir la banca de Vélez Sarsfield, un club en el que había dejado un gran recuerdo en su paso anterior. Solo un proyecto convincente y atractivo, sumado a un ambiente de confianza, podría devolverle a la actividad.

Después de contactarse con Néstor Bonillo, el colaborador más estrecho del entrenador y a quien incluso trajo a Chile, y de pedirle las respectivas referencias para llegar a dialogar con el técnico, Robles se abocó a la misión de convencer al entrenador. Un par de conversaciones en Buenos Aires en las que le explicó el proyecto y en las que ambos compartieron perspectivas respecto de la calidad de jugadores que encontraría y de la idea de juego que pretendían en la asociación, con la mirada, además de los resultados deportivos, urgentes por la incómoda posición de la Roja en la tabla de posiciones de las Eliminatorias, en reencantar a los aficionados. El público, de hecho, le había empezado a dar vuelta la espalda a la Selección, con el consiguiente perjuicio económico.

Ricardo Gareca, en el amistoso frente a Albania (Foto: Photosport)

Gareca siempre reconoció en Robles a su autoridad más directa, un hombre de confianza con el cual hablar a diario sobre los numerosos quehaceres que involucra estar a cargo de la Selección. Tal como en el inicio de la relación, una vez que ya estuvo al mando de la Roja fue con quien mantuvo una comunicación más fluida. El entrenador le transmitía sus necesidades e inquietudes cada vez que coincidían en Juan Pinto Durán e incluso llegó a comunicarle situaciones personales que pudieran interferir en su trabajo.

De hecho, una de las primeras tareas que tendrá Marko Biskupovic, quien lo relevará en la función será generar un lazo de confianza con el técnico. El exdefensor de Universidad Católica, por cierto, ya era parte del staff en Quilín: ejercía como Jefe de Identificación (ID), Scouting y Análisis de la Federación de Fútbol de Chile, un cargo al que llegó después de una intensa búsqueda en forma de casting, impulsada por Cagigao. Fue seleccionado entre más de 30 postulantes.

El problema es que la salida de Robles sorprendió a Ricardo Gareca, un entrenador de la vieja escuela, de los que suelen ser leales con quienes contribuyen decisivamente en sus llegadas, y quien ya se había acostumbrado a trabajar con el gerente. Este martes, a primera hora, Pablo Silva, gerente general de la ANFP y ex mano derecha de Carlos Heller en Azul Azul, asistió a Juan Pinto Durán para comunicarle al DT la desvinculación del ejecutivo. Según señalan desde el búnker de la Roja, el prestigioso técnico argentino le expresó su incomodidad con la decisión. No entiende que justo a semanas del inicio de la Copa América le saquen a uno de los colaboradores que se había ganando su confianza durante sus primeros meses en Chile, y menos por razones económicas. El Equipo de Todos debuta ante Perú el 21 de junio en Arlington, Texas, y luego se medirá ante Argentina en Nueva York el 25 de junio, y cerrará el 29 del mismo mes ante Canadá en Orlando.

Apretar el bolsillo

La salida de Robles, que le fue comunicada por el gerente general, Pablo Silva, según explican desde Quilín, se debe a “reestructuración interna”, dicen desde Quilín. Pablo Milad no estuvo en la cita ya que se encuentra de viaje en Bangkok, Tailandia, a raíz del 74° Congreso de la FIFA.

La otra explicación tiene que ver con el objetivo interno que persigue abaratar costos, de manera de ajustar números que vienen exigidos hace ya un tiempo. La ANFP, otra vez, se tiene que ajustar el cinturón. Ni siquiera los US$ 12 millones que obtuvo como indemnización por el juicio que le ganó a Nike, empresa que vistió al combinado nacional durante su momento de gloria deportiva, ayudaron demasiado: se destinaron al pago de proveedores. Para peor, aún queda un saldo de la deuda con los jugadores perteneciente a las Eliminatorias a Qatar, que se debe enfrentar. Ese compromiso obedece a los millonarios premios que se pactaron en momentos en que la economía federativa era más bullante.

En ese escenario de apreturas, el mensaje que ha transmitido Silva, quien también trabajó en Azul Azul, ha sido que la restructuración continuará, lo que supone nuevas salidas y, por cierto, apretarse el cinturón lo más posible. Así se explica, por ejemplo, que el sucesor de Robles haya salido desde el mismo organigrama. Es decir, sin un gran costo adicional.

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