
¿Tiene la llave? El protagónico rol del rector De la Llera (PUC) en la discusión del proyecto que busca superar el CAE
La máxima autoridad de la Universidad Católica se ha ido transformando en pieza clave de la discusión del FES. Su voz, poco a poco, ha ido cobrando relevancia en el Congreso, algo que en el gobierno tienen claro y por ello han buscado acercar posiciones con él.
La lectura que se tiene en el gobierno es que Juan Carlos de la Llera, rector de la Pontificia Universidad Católica, si no es quien tiene una de las llaves para destrabar el avance del proyecto de ley que supera el Crédito con Aval del Estado (CAE), cuando menos es uno de los tres actores clave para ello. Y es que aunque lleva poco tiempo, en Palacio saben que el ingeniero es una voz que se hace sentir, no solo por el hecho de que lidere una casa de estudios que la oposición respeta y escucha, sino que por el espacio que él mismo ha logrado ganar a lo largo de esta discusión, donde ha dejado claro que la propuesta de Financiamiento de la Educación Superior (FES), así como está, no le gusta. Su ascendencia, reconocen en el Parlamento, poco a poco ha ido creciendo en este proceso.
Por ello es que en el Ministerio de Educación y sus distintos actores involucrados en el FES se han acercado, además de a otras instituciones y actores, con especial atención a De la Llera. Con él, de hecho, ejemplifican así: “Se ha tornado estratégico conversar específicamente con los rectores que han mostrado más oposición al proyecto, y si bien hay otros duros, él es el más influyente”, resumen en las esferas de gobierno.
Y aunque no hay un diálogo diario con él, en el gobierno se atreven a decir que “se está avanzando” en llegar a entendimientos en los principales nudos que se han planteado en torno al proyecto de ley como, entre otras cosas, el restablecimiento del copago o el riesgo de desfinanciamiento que han acusado algunas instituciones.
Esas observaciones, desde mucho antes, De la Llera ya se las ha ido haciendo presentes a las autoridades educativas. De hecho, al segundo día de su investidura les pidió reuniones formales tanto al ministro de Educación, Nicolás Cataldo, como al subsecretario de Educación Superior, Víctor Orellana. Su objetivo, en ese entonces, era claro: conocer los alcances del proyecto y recibir antecedentes técnicos y estimaciones con los que el Ejecutivo había ingresado la iniciativa al Parlamento. “Mi opinión no puede ser improvisada”, señalaba como un mantra De la Llera a sus cercanos.
En el hermético círculo del rector aseveran que ese es uno de sus sellos: no actúa sin evidencia, como buen ingeniero.
Luego de ese primer encuentro en el ministerio -el que conocedores señalan fue muy amable- el rector conformó un equipo de análisis, encabezado por la recién asumida vicerrectora económica, María Fernanda Vicuña, junto otros especialistas de la universidad. Esas conclusiones, las que le había pedido tiempo al Mineduc para transparentar, fueron durísimas: el proyecto, como estaba en ese momento, era una amenaza económica para el sistema. Esa lectura, de hecho, fue una suerte de estrategia: que su postura no quedara como una defensa corporativa a la UC, sino cómo la reforma, como estaba planteada en ese entonces, podía impactar a la educación superior del país.
Pero con el tiempo los reparos públicos y privados al FES solo fueron creciendo. Y ese ruido comenzó a llegar, asumen en el Mineduc, fuertemente. En una nueva reunión con el ministro y el subsecretario, según conocedores de la misma, incluso se habló la posibilidad de separar el FES de la propuesta de condonación del CAE para al menos avanzar con esto último, algo que nunca prosperó. En el Ejecutivo creen que sin lo uno no hay lo otro.
Y fue en una de esas conversaciones con el Ejecutivo que la UC presentó sus propias proyecciones económicas y, según fuentes conocedoras, se le plantearon a la autoridad “errores en las estimaciones” en algunos cálculos. De la Llera pidió profundizar en ciertos antecedentes y, según repiten en su entorno, se le prometió que ellos llegarían a los pocos días, pero eso no ocurrió. Esta versión de información que se pidió y no se entregó, sin embargo, es descartada en las esferas del gobierno. Pero como sea, de ahí en adelante la postura de De la Llera se endureció.
Tras él, otros rectores de universidades comenzaron a respaldarlo públicamente, en una suerte de alianza informal que lo ha tenido como pieza clave en el debate. De hecho, en junio y con todo el contexto ya relatado, el rector abrió otro frente en el Congreso. Allí comenzó a generar contactos y reuniones públicas y privadas con parlamentarios de diversas bancadas para explicar sus reparos con cifras y proyecciones. Esto, en la cartera educativa, siempre lo siguieron con atención. Cercanos afirman que esos encuentros fueron decisivos para alinear posturas en el Parlamento.
En agosto, con el proyecto siendo aprobado en su idea de ser legislado en la Cámara, el rector estimó prudente volver a endurecer su postura. Al mismo tiempo, se conoció que encargó un informe sobre el FES que elaboran diversos expertos de la UC, el que ya se intuye negativo, y que será entregado en octubre, calculadamente cuando el proyecto inicie su segundo trámite en el Senado. Los datos que se alistan en ese informe, dicen conocedores del mismo, son irrefutables. Y por eso el interés de la cartera de acercar posiciones con el rector.
Y es que incluso dentro del Consejo de Rectores (Cruch) su postura ha sido tensa. Inicialmente las autoridades universitarias buscaron alinearse y pujar juntos, vía Ejecutivo, sus indicaciones. Pero De la Llera optó por su camino propio y ascender en el Congreso. Fuentes del Cruch reconocen apoyos y detractores a su postura, y relatan que en varias reuniones se han visto caras incómodas.
Para no pocos entendidos, incluidos diversos actores del Mineduc, la postura del ingeniero ha resonado fuerte. Su calculada prudencia inicial, su posterior análisis técnico -con el respaldo de la UC que eso significa- y el correspondiente despliegue público, lo han posicionado como un actor central en esta discusión, llegando incluso a poder condicionar el futuro del FES.
Consultada la UC por esta nota, aseveran que por 137 años la casa de estudios “ha sido un actor gravitante en la vida pública del país, y nunca se ha restado de los debates que marcan nuestro desarrollo como sociedad”. Por ello, suman, “frente a políticas públicas de alto impacto, como el proyecto del FES, nuestra institución seguirá contribuyendo con rigurosa evidencia y análisis, con el único propósito de resguardar la solidez del sistema de educación superior que Chile ha construido durante décadas en beneficio de todos”.
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