Adriana Muñoz, presidenta del Senado: “Somos representantes populares, no académicos ni ejecutivos del gobierno”

Foto: Agenciauno/Archivo

Defiende su posición en el debate sobre la admisibilidad del proyecto de posnatal de emergencia y descarta que se hayan instalado rasgos populistas en el Congreso, como advirtió su compañero de partido, Jaime Quintana.


Desde su confinamiento en Viña del Mar, Adriana Muñoz (PPD) aborda el controvertido debate sobre la admisibilidad del proyecto que crea un posnatal de emergencia. La presidenta del Senado, quien se jugó por defender la moción que finalmente fue declarada inadmisible, reivindica su posición y descarta que la iniciativa sea inconstitucional. Asimismo, señala que en un sistema extremadamente presidencialista, los legisladores, más allá de sus facultades, tienen el deber de “instar al debate político”.

“Por la Constitución que tenemos, que cercena todas las facultades de los parlamentarios, muchos se sienten inclinados a presentar proyectos de dudosa constitucionalidad”, admite.

E insiste en que “no se rompió ninguna regla” y que el verdadero escándalo “es la indolencia del gobierno” con las mujeres.

¿Por qué defendió la admisibilidad de un proyecto que usted misma reconoció que requería del patrocinio del Ejecutivo?

Insistí mucho en el patrocinio del Ejecutivo, porque la tesis del gobierno fue que el proyecto era inadmisible, pero eso es una interpretación. Planteé siempre que este es un proyecto admisible porque el gasto que irroga es absolutamente colateral.

Pero más allá del gasto, dijeron que esta era una materia de seguridad social, que es facultad exclusiva del Presidente.

Es que esa también es una interpretación controvertida. No está claro que sea una materia de seguridad social. A mi juicio, es una materia laboral, porque es un permiso posnatal para que la trabajadora pueda permanecer en su hogar al cuidado de sus hijos.

Con todo el debate que se dio, ¿sigue creyendo que es constitucional?

Así es, sostengo que el proyecto de posnatal es constitucional y está dentro de nuestras facultades. Además, esto sucede siempre y con muchas iniciativas, no es un tema excepcionalísimo lo que ocurrió ahora. Por eso llama la atención que se haya levantado un debate tan extremo y virulento. Algunos llegaron a decir que era un golpe de Estado, que se estaba rompiendo la institucionalidad, cuando por algo hay una Ley Orgánica que regula la forma en cómo se dirimen los debates sobre admisibilidad o inadmisibilidad.

Usted dijo que prefería cometer un “sacrilegio a la Constitución” antes de abstenerse de legislar una materia como esta. ¿Se arrepiente?

Esa frase ha sido interpretada de distintas maneras. Eso lo dije respondiendo a interpelaciones de colegas que señalan que no podía poner en debate la admisibilidad del proyecto, lo que era incorrecto porque existe toda una normativa que regula esa materia.

Pero lo que se entiende en esa frase es que usted admite que prefiere vulnerar la Constitución.

Si no me permiten hacer un debate sobre admisibilidad o inadmisibilidad de un proyecto, entonces qué es lo que me queda. Me resguardé en la LOC del Congreso y el reglamento y tenía que ponerlo en debate. Y si eso es un sacrilegio, bueno, será un sacrilegio.

¿No se arrepiente de la forma?

Lo que señalé lo sostengo. El problema con la frase es que la dijo una mujer, en el contexto de un debate muy sensible, que es la defensa de las mujeres, y con eso nadie ha rasgado vestiduras. Aquí ha habido mucha misoginia, señalamos algo y se arma la hoguera de Juana de Arco. Se ha buscado satanizar. El verdadero escándalo para mí es esta indolencia del gobierno de no querer respaldar una iniciativa de esta naturaleza y eso nadie lo releva. Lo que más importa es resguardar a las madres y a los niños y niñas. Y no hacerlo es el gran pecado capital que se está cometiendo.

¿Con todo esto, cree que quedó comprometido su rol como presidenta del Senado?

Soy responsable de lo que digo y lo que hago, y eso no tiene por qué afectar mi rol como presidenta del Senado.

El senador Quintana dijo que se han instalado rasgos populistas en el Congreso...

No entiendo la afirmación. Si un debate sobre la admisibilidad de un proyecto es un rasgo populista, entonces eso ha estado siempre. Porque por algo está normado. Hacer ese tipo de juicios en un Parlamento sometido a un sistema excesivamente presidencialista no enfoca el problema que tenemos cuando se quiere avanzar en las urgencias de la gente. Y, sencillamente, por el sistema político, por la Constitución que tenemos, que cercena todas las facultades de los parlamentarios, muchos se sienten inclinados a presentar proyectos de dudosa constitucionalidad.

¿Reconoce, entonces, que existen esos rasgos? Porque los parlamentarios no tienen facultades para hacer esos proyectos realidad.

Es que esa es la responsabilidad del gobierno. Son ellos los que tienen que darles respuesta a las madres que necesitan extender su posnatal. Nosotros somos representantes populares, no somos académicos ni investigadores ni ejecutivos del gobierno. Y cuando hay una necesidad urgente como el posnatal, es nuestro deber instar al debate político. Además, esta iniciativa viene de la Cámara de Diputados, no nace en el Senado.

¿No es responsabilidad de ustedes como parlamentarios respetar las reglas también?

En el debate sobre el posnatal no nos hemos saltado ninguna regla. Pusimos en discusión de admisibilidad un proyecto.

Pero se ha instalado esta estrategia de presionar al gobierno con estos proyectos inadmisibles. ¿Le parece legítimo?

Nosotros deberíamos jurar respetar la Constitución, las leyes y al pueblo que nos eligió, eso falta todavía en el juramento. No hay una presión al Ejecutivo. Es instalar un debate político sobre temas que nos parecen urgentes. Si uno acepta que el Parlamento tiene que declararse en hibernación... ese es otro tema.

¿No le parece que se terminó poniendo en tensión si el Senado iba o no a respetar la institucionalidad democrática, como plantearon algunos?

Esa fue una posición absolutamente extrema. Se caricaturiza como que aquí alguien está instalando el desmoronamiento de la democracia, a ese extremo se llegó. Aquí se hiló en otras esferas, en relación, por ejemplo, al proceso constituyente. La derecha hilvanó un poquito fino para sacar algunas ventajitas.

Parlamentarios de su sector, que rechazaron la admisibilidad, apuntaron al riesgo de que una eventual mayoría circunstancial se salte la nueva Constitución. ¿Cómo lo ve?

Ese es un falso debate, instalado por los parlamentarios de derecha, que están por el “rechazo”.

Pero también lo plantearon senadores de su sector.

Eso ya es especular al infinito. Al final tendríamos que eliminar toda la reglamentación que tenemos para el debate de admisibilidades. Muchas veces se esconde bajo un manto de inadmisibilidades la resistencia a abordar materias. Aquí el gobierno lo que ha dicho es que el posnatal es caro, vale 100 millones de dólares, esa es la verdad de la milanesa, más que un tema de constitucionalidad. Cien millones de dólares que el gobierno no quiere entregar, ese es el fondo. Decir que esto desmorona la democracia es un extremo. El debate es supersimple, el gobierno quiere proteger o no a las mujeres extendiendo el posnatal en la pandemia: no quiere.

¿Qué le parecieron las alternativas que se propusieron en la Comisión de Trabajo, como la licencia Covid o una ley interpretativa?

Llevar de nuevo a las trabajadoras a que se financien ellas mismas la expansión del posnatal con sus fondos del seguro de cesantía es someterlas a un deterioro de sus ingresos. Se podría haber buscado una salida un poco más digna. La licencia maternal Covid puede ser un acto administrativo, no requiere ley. Me parece una buena idea.

¿Le pareció bien que los negociadores de su sector hayan aceptado incorporar la propuesta del gobierno en esta materia en el plan de emergencia?

Me enteré por la prensa, cuando leí las bases del marco de entendimiento, que se había incorporado ese punto. Entiendo que no había reconocimiento que eso resolviera el tema del posnatal.

Usted ha sido crítica de la estrategia sanitaria del gobierno. ¿Ve con buenos ojos la llegada de Paris?

Es una buena señal del Presidente buscar, a través del cambio de ministro, reorientar la estrategia sanitaria que ha mostrado malos resultados. Ha habido una estrategia del contagio por rebaño que ha fracasado y además estamos con medidas económicas y sociales muy tardías.

Se ha empezado a hablar de una acusación constitucional al exministro Mañalich. ¿Es el momento?

El momento actual es para dedicarnos por entero a combatir la pandemia y perfeccionar al máximo la estrategia sanitaria. Si más adelante una investigación da como resultado que hay responsabilidades, se hará.

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