Kast-Jara: los temas y fantasmas que incomodaron sus campañas
Durante la extensa campaña, la candidata oficialista tuvo que lidiar con su militancia en un Partido Comunista que no ha logrado renovarse y su relación con el gobierno. El líder de la oposición, en tanto, debió hacerlo con su fórmula para expulsar migrantes ilegales y el anuncio de que iba a recortar U$ 6 mil millones.

“Es irresponsable, además de indeseable, la propuesta de recortar 6.000 millones de dólares de gasto que algunos han levantado sin decir de dónde pretenden hacerlo. ¿Acaso van a echar abajo beneficios sociales? Es imposible recortar 6.000 millones de dólares sin afectar derechos sociales como la PGU".
Corría septiembre y en el comando de José Antonio Kast se respiraba cierto alivio. Desde el 22 de agosto -día en que el abanderado dio a conocer su programa- venían lidiando con las críticas de diversos economistas por considerar inviable la reducción de 6.000 millones de dólares en apenas 18 meses.
La iniciativa había terminado por convertirse en un complejo flanco para la campaña.
Pero a finales de septiembre, las Fiestas Patrias habían logrado calmar las aguas. Eso hasta el martes 30, día en que el Presidente Boric -durante la cadena nacional para el Presupuesto 2026- arremetió contra la propuesta.
“Fue un combo al mentón”, comenta un parlamentario republicano. La decisión unánime fue cuestionar al Jefe del Estado por intervencionismo en la campaña, cosa que hizo el propio Kast.
El diagnóstico a nivel político es que independientemente del episodio, el problema sigue sin abordarse. Porque, a pesar de que Jorge Quiroz, coordinador económico del comando, flexibilizó la postura diciendo que “aquí no hay fetiches ni cosas inamovibles”, lo cierto es que hasta ahora no se ha cambiado ni una coma, por lo que el cumplimiento de esa propuesta y el cómo se va a llevar a cabo va a estar en la mira política si Kast llega al gobierno.
Expulsión de migrantes ilegales
Otra de las propuestas controvertidas -que marcaron la campaña- fue la decisión de Kast de expulsar a los 336 mil migrantes que se encuentran en Chile en situación ilegal. Pero sin precisar con exactitud cómo lo hará. Por ahora la estrategia ha sido la presión, “invitándolos” a abandonar voluntariamente el país antes del 11 de marzo, bajo la advertencia de que si no lo hacen perderán los derechos sociales y serán expulsados.
De acuerdo a los cálculos del abanderado republicano, “con un avión de 100 personas, uno podría hacer viajes chárter de 100 millones de pesos (unos 106.000 dólares) por avión, y esas mismas personas van a colaborar a pagar su pasaje de salida”.
Lo que se le rebate es que el envío de un avión al día con 100 personas cada uno implicaría un período de tiempo de por lo menos nueve años; que no todos los migrantes tienen los recursos para pagar y que, además, hay resistencia de los países en tránsito o de destino para recibirlos.
El asunto no es fácil. Y una muestra de ello es que en la casona de Presidente Errázuriz ya hay preocupación de que no puedan cumplir con las expectativas.
“Chao Préstamo”
En enero las derechas separaron caminos por la reforma previsional. Republicanos y libertarios hasta ahora no le perdonan a Chile Vamos que haya aprobado la enmienda estrella de Gabriel Boric y, de paso, le haya otorgado un triunfo a la entonces ministra del Trabajo, Jeannette Jara, quien se perfilaba como presidenciable. Hoy la tensión está de regreso por el “Chao Préstamo”, que impulsa Kast y que apunta a poner fin al aporte reembolsable de las personas hacia el Estado de un 1,5% de la cotización adicional.
Renovación Nacional ya tomó distancia. El presidente de ese partido, Rodrigo Galilea, advirtió que “personalmente no lo encuentro una buena idea por razones políticas y por razones económicas prácticas”.
Pero, hasta ahora, Kast no ha dado ninguna señal de cambio de postura. De acuerdo a su visión, la fórmula debe ser reemplazada “por la inversión en instrumentos financieros en condiciones de mercado”, para que todo el aporte de la cotización vaya a las cuentas individuales.
La pregunta que se hacen desde el mundo político y económico es de dónde Kast va a sacar los recursos, y si ello no podría terminar impactando a la PGU, una de las políticas públicas más valoradas por la ciudadanía.
Relación con el Congreso
Otro de los flancos lo abrió en agosto el propio Kast, esta vez con el Poder Legislativo. En el XXI Seminario de Moneda Patria Investments 2025 afirmó que “el Congreso es importante, pero no es tan relevante como ustedes imaginan”, y que “estamos haciendo la revisión de todas las potestades administrativas que tiene el Estado, de todas las leyes que tienen sanciones incluidas que nadie aplica”.
Sus palabras trizaron la relación con el Congreso, en medio de la campaña parlamentaria. La lectura política que hicieron especialmente sus detractores fue que iba a gobernar por decreto, saltándose a ese poder del Estado.
En el comando hacen ver que el diseño para frenar las críticas apuntó en dos sentidos: desmentir de inmediato esas interpretaciones, cosa que hizo el propio Kast, y denunciar que detrás de ellas había una campaña de desprestigio en contra del abanderado.
Junto a estos episodios -que pueden impactar a un eventual gobierno de Kast- figuran otros. El más grave fue el asunto de los bots en contra de Evelyn Matthei, seguido de las fricciones con Chile Vamos, el silencio frente al tema de los indultos a los presos de Punta Peuco; el revuelo que provocó la columna sobre los Parásitos del asesor estratégico Cristián Valenzuela; el uso de un vidrio blindado y las denuncias en contra del coordinador económico Jorge Quiroz, por sus presuntos vínculos con casos de colusión (farmacias y pollos) y el haber conducido bajo los efectos del alcohol en 2014.
La pesada mochila del PC, el gobierno y el sueldo vital
Como todos los días, el lunes 30 de junio Jeannette Jara despertó a las 6.30 horas. Llevaba pocas horas como candidata presidencial única del oficialismo tras ganar las elecciones primarias con un sorpresivo 60% (825.456 votos). Sin perder tiempo, comenzó a pensar sus primeros movimientos, de cara a la primera vuelta del 16 de noviembre, frente a una derecha en alza y como favorita.
Alrededor de las 8.30 horas, la exministra del Trabajo y antigua militante del Partido Comunista llamó Ricardo Lagos Weber (PPD), para pedirle que se sumara a su nueva campaña y le ayudara a convocar al mundo del Socialismo Democrático, en aquel momento muy golpeado por la derrota de su candidata, Carolina Tohá.
Sorprendido por la llamada y consciente de que Tohá se tomaría un buen tiempo para procesar su derrota, el senador aceptó el reto. Jara le pidió, eso sí, que no oficializara su incorporación hasta tener más claro el nuevo escenario en que comenzaría a moverse.
Tras cartón, Jara llamó al diputado Eric Aedo (DC), un sorpresivo aliado, que la apoyó tempranamente -lo que para muchos de sus cercanos le habría costado su reelección- para pedirle que también se sumara a su campaña, pese a que su partido aún no decidía su postura oficial.
No todos aceptaron la invitación de la flamante candidata oficialista. El actual ministro de Economía y Energía, Álvaro García, por ejemplo, se negó a integrarse a su equipo programático, al igual que otros destacados colegas suyos.
Jara se demoró varias semanas hasta poder anunciar su nuevo comando, tiempo que coincidió con una seguidilla de “autogoles” que debilitaron el arranque de su campaña. Incluso, hizo que algunos dudaran de su preparación para enfrentar un desafío que, al igual que a Gabriel Boric, en 2021, le había llegado de golpe y porrazo.
Tras pasar a segunda vuelta en el primer lugar, pero con una votación mucho menor de la esperada, Jara volvió a sentir una sensación de abandono, pero volvió a tomar el teléfono para pedirles personalmente a los parlamentarios electos y otras autoridades que se sumaran a su equipo, entre ellas, los senadores Vlado Mirosevic (Partido Liberal) y Paulina Vodanovic, quien asumió la dirección de la campaña al balotaje.
Si bien logró poner a todo el Socialismo Democrático y una buena parte de la DC tras ella, hubo figuras, entre ellas el expresidente Eduardo Frei, que se negaron a respaldarla. Y otro grupo que, si bien aseguró que jamás votaría por la derecha, nunca le dio un respaldo explícito, como el exministro de Hacienda Mario Marcel.
Su traumático desmarque del PC
Jara aprovechó el largo feriado de Fiestas Patrias para descansar (llevaba varios meses a un ritmo de trabajo muy fuerte) y para hacer un balance y tomar algunas definiciones junto a su círculo de mayor confianza. El 18 de septiembre había confirmado su asistencia al tedeum, pero finalmente no llegó.
La administradora pública y abogada regresó pisando fuerte y decidida a marcar un punto de inflexión con el presidente de su partido, Lautaro Carmona. El lunes 22 grabó una entrevista con Pedro Carcuro -la cual se transmitió el miércoles 24- donde acusó “falta de fraternidad” de Carmona y Daniel Jadue durante la campaña.
En los meses anteriores, Carmona había reaccionado al desmarque de su “compañera” del PC a través de un agresivo torpedeo en diferentes temas que pusieron a Jara en aprietos y favorecieron la estrategia de sus pares de la derecha, entre ellos, la insistencia de inscribir la candidatura a diputado de Jadue -quien finalmente terminó fuera de la papeleta por sus problemas judiciales-.
El fantasma de pertenecer, desde los 14 años, a un partido que hasta hoy se declara “marxista y leninista” continuó persiguiendo a Jara.
Buscando fidelizar con las bases, Carmona habló de impulsar un nuevo proceso constituyente, revisar el acuerdo Codelco-SQM y criticó duramente la gestión de Marcel.
Lo que más complicó a Jara fue la postura de su partido en defensa del régimen cubano y, en menor medida, al de Nicolás Maduro en Venezuela, temas por los cuales fue consultada insistentemente en todas las entrevistas y debates.
Días antes de las primarias, Jara dijo que en Cuba “sí hay vulneraciones a los derechos humanos”. Días después, la dirección del PC le envió un mensaje en que le señalaban que, en su congreso de enero, el partido había fijado su postura de defensa irrestricta y apoyo al régimen de Miguel Díaz-Canel contra una política exterior “antiimperialista y pro-BRICS”, que ella debía respetar en su calidad de militante y del comité central.
Cuando ya parecía que las diferencias en temas de política exterior se habían agotado, este martes, los dichos de Jara contra la líder opositora venezolana María Corina Machado -que esta semana recibió el Premio Nobel de la Paz- volvieron a agitar las aguas de su comando.
“Yo no la conozco, solo sé lo que llega por TV y sé que ha tenido intentonas golpistas (…)”, dijo la candidata durante el debate de Anatel, produciendo un cruce de opiniones entre las distintas almas que hoy conviven en el oficialismo.
La “candidata del continuismo”
Otro flanco que Jara mantuvo abierto durante los ocho meses y medio que estuvo en campaña -primarias, primera y segunda vuelta- fue ser motejada como la candidata “continuista” del actual gobierno que Kast repitió una y otra vez.
Si bien la exministra buscó instalar la idea de que “Chile no se cae a pedazos” -defendiendo el discurso de la estabilización del país implantado por Boric tras el período posestallido y pospandemia- sabía que el apoyo al gobierno -que bordea entre un 25% y un 30%- no le alcanzaba.
Tenía que salir a “romper huevos”, como dijo el exministro Enrique Correa en una entrevista en Ex-Ante el 27 de julio. “Ella tiene a su favor su carisma y muchas chilenas se sienten como ella, pero eso tiene un límite. Necesita romper más huevos para hacer la tortilla. Las fuerzas políticas dan saltos cuando dan sorpresas, sorpresas consistentes”.
Jara empezó a tomar distancia de la actual administración y criticó el actuar de algunos ministros. Su juicio más bullado fue a la lentitud con que el ministro de Vivienda, Carlos Montes (PS), enfrentó la reconstrucción tras el megaincendio en Viña del Mar.
Sus argumentos, sin embargo, chocaban con el protagonismo -y rol clave- que ella había tenido en el gabinete de Boric -entre marzo de 2022 y abril de 2025-, con logros emblemáticos como la Ley de 40 Horas laborales y la reforma de pensiones. Tal como se lo enrostró el republicano en el debate del martes pasado, también había sido parte del comité político en La Moneda, instancia donde semanalmente se decidía la hoja de ruta del gobierno.
Así como Jara sacó lustre a sus logros como secretaria de Estado, también debió enfrentar duras críticas de la oposición por su responsabilidad en las altas tasas de desempleo, especialmente en mujeres.
Sus propuestas económicas fueron un problema permanente para la exministra. Desde la inclusión de la propuesta de nacionalización del cobre y del litio que fue incluida en su programa inicial, a las diferencias en el oficialismo en torno a la idea de llegar a un salario vital de $ 750 mil.
Pero, sin duda, el principal flanco abierto de Jara fue la crisis de inseguridad que le permitió a Kast, con una promesa de “mano dura”, penetrar en los estratos sociales más bajos -C3, D y E- y exreductos históricos de la izquierda.
“La gran visión de Kast fue dejar a un lado la batalla cultural e instalar que haría ”un gobierno de emergencia, que tenía que ver esencialmente con el tema de la seguridad, la migración ilegal y la economía”, señala el director de Criteria, Cristián Valdivieso.
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