Política

Radio Duna celebra 30 años: la fórmula que marcó época

El 27 de octubre de 1995 radio Duna inició sus transmisiones con una propuesta de música seleccionada, conversación, humor e información que le aseguró un lugar destacado en los oídos de generaciones de chilenos. Así fueron sus inicios.

A veces una gota puede anunciar una tormenta. Pero esta vez fue algo más sutil, y permanente. Fue una gota -o, para ser más precisos, el sonido de una gota- la que anunció a quienes sintonizaron el 89.7 FM de Santiago ese 27 de octubre de 1995 el nacimiento de una nueva radio y, para muchos, de una nueva manera de relacionarse con el medio en general. “Duna, abre el silencio”, anunció la voz característica del locutor Jorge Stipicic antes de dar espacio para que los más grandes de la historia advirtieran que no era una tormenta la que venía en camino. La canción Here comes the sun inauguró el aire de la flamante radio como una declaración de principios que adelantaba parte de lo que sería su ADN musical: junto a los Beatles convivirían en su parrilla los grandes clásicos de aquella música que se agrupaba bajo el rótulo de “adulto joven” o “adulto contemporáneo”.

El proyecto de Duna tenía a ese grupo demográfico no solo en el foco de su dedicada curatoría musical; toda su propuesta editorial lo hacía. En un contexto radial donde las estaciones informativas y las de entretención encontraban pocos cruces -y que ya había sido sacudido dos años antes en su segmento juvenil con el fenómeno de Rock&Pop- Duna proponía al público mayor una mezcla de música seleccionada con información que no quedaba limitada a boletines noticiosos, sino que desarrollaba una conversación en torno a la actualidad. Una fórmula inusual y delicada, como el sonido de una gota.

Hija ilustre de sus tiempos

Podría no haber sido así, pero las circunstancias fueron tales que Duna tomó en cierto sentido la posta de la radio que había ocupado el 89.7 FM antes que ella. Radio Galaxia había muerto entre deudas y la traición de la impopularidad constatada en las encuestas, pero a lo largo de sus 20 años anteriores marcó una época y a una generación de jóvenes que la alzó como una de las favoritas del segmento a mediados de los años 80. Inicialmente propiedad de radio Minería, Galaxia había pasado a manos de Radio Chilena en 1991. Pero los malos resultados de la radio juvenil terminaron convenciendo a sus nuevos dueños de liquidar el proyecto, sembrando de paso la semilla de lo que sería Duna.

Seducidos por la idea de crear una radio, el empresario Felipe Lamarca insistió a su mujer, la ejecutiva Anita Holuigue, dedicada a la asesoría de marcas, que desarrollaran un proyecto. “Era un mundo demasiado desconocido para mí”, recuerda hoy la fundadora de Duna. “Empecé a buscar, a preguntar por gente que sí supiera del tema”, dice. Por recomendaciones de sus contactos, uno a uno fue reclutando al núcleo original de la radio. Así llegó, por ejemplo, el reputado ingeniero de sonido Alejandro “Caco” Lyon.

Fue él el de la idea de la gota como logo de sonido de la nueva radio.

En sus incansables conversaciones y consultas, Holuigue se convenció de que el público objetivo debía ser el adulto contemporáneo (en cierto sentido, aquellos que cuando jóvenes escucharon o habrían escuchado Galaxia)

A través de “Caco” Lyon llegaron Chicao Texeira -quien ideó la programación musical-, y los locutores Jorge Stipicic y Santiago Ramírez. “En esos días mi labor era hacer la continuidad entre canciones, o entre tandas”, recuerda Ramírez, quien hasta hoy se mantiene como la voz institucional de Duna y quien unos años después del debut reemplazaría a Texeira como director de programación, cuando este decidió volver a Brasil. “Chicao tenía una cosa fantástica que nosotros nos encargamos de profundizar después: reaccionaba a lo que estaba pasando en el entorno.

Por ejemplo, si se ponía a llover, inmediatamente reaccionaba y programaba “It’s raining again”. Subía corriendo y decía “pega este: Have you ever seen the rain”, y así. Junto a Ramón (Bustos, radiocontrolador que continúa en Duna) armábamos especiales temáticos según la contingencia, las estaciones del año, etcétera”, comenta Ramírez. “La música desde un principio era como buscada con pinzas, según el horario, el tipo de público al que reflejaba la radio, o al que quería llegar en ese momento, y eso le dio un impulso enorme a la programación”, recuerda Alejandro “Caco” Lyon.

Junto a Ramón Bustos, también se mantienen hasta el día de hoy los radiocontroladores Mauricio Alarcón y Juan Carlos Solorza.

Por contradicción o por adhesión

Paralelamente, otra pieza clave del inicio había sido reclutada: Felipe Lamarca había sumado a Nicolás Vergara, entonces en radio Monumental, para hacerse cargo de un ingrediente clave en el mix: la actualidad. “Me dijo: la gente necesita formarse opinión”, recuerda hoy Vergara sobre la primera conversación con el empresario. “Y yo le agregué: claro, por contradicción o adhesión. Es decir, podía estar o no de acuerdo con lo que escuchaba, pero escuchaba una opinión, no una pretendida neutralidad”. Fue la declaración de principios con el que se inició uno de los programas más clásicos de Duna -y que continúa hasta hoy-, “Hablemos en Off”, con las voces de Vergara y del periodista Nicolás González. En el viaje del auditor que Duna contemplaba para su público la tarde estaba hecha para distraerse, relajarse. Terminó agregándose otro verbo, el reírse, cuando tras una reunión con una oficina de inversiones buscando aliados para la nueva radio Anita Holuigue recibió una sugerencia; un ejecutivo le dijo que su hermano, un comediante de cierto renombre con su grupo humorístico musical Fresco y Natural después del Postre y el programa de televisión “Medio Mundo”, quería hacer radio. La llegada de Felipe Izquierdo junto a Nicolás Larraín en “A todos nos pasa lo mismo” marcaría una era no solo en Duna, aunque Holuigue admite que no siempre la hacían reír: “Esos me sacaban canas verdes”, recuerda en relación a los reclamos que recibía por el estilo irreverente del programa.

La conversación del día en Duna estaba planeada así: entre comentarios de actualidad, canciones cuidadosamente seleccionadas, humor y, al final del día, el análisis más reposado en un programa que aún marca la presencia actual de Duna en el dial chileno: “Terapia Chilensis”.

“Por eso yo creo en la radio, y creo en la radio en el futuro de la radio también”, reflexiona hoy Anita Holuigue, quien en 2005 vendió radio Duna a Copesa (consorcio que también es propietario de La Tercera). “Porque la gente nació para vivir en comunidad. Oímos lo mismo, lo comentamos, lo queremos compartir, queremos opinar. La radio es una instancia donde compartes lo que escuchas, contrastas puntos de vista. Por eso le veo larga vida”.

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