Mercados y guerra: las monedas de la región aguantan, mientras crece el fantasma de la inflación ante un conflicto prolongado en Ucrania

Unidades de las Fuerzas Armadas rusas ingresan a la región de Kiev, Ucrania, en esta captura de pantalla obtenida el 3 de marzo de 2022. Ministerio de Defensa de Rusia/ REUTERS

Desde el inicio del conflicto, el dólar index se ha fortalecido 2,8% frente a una canasta de monedas, pero las divisas de países productores de commodities no se han visto tan afectadas. Así, el peso chileno se ha depreciado 2,3% frente al dólar y el real de Brasil un 1,38%, mientras que el peso colombiano y el sol peruano suben 2,64% y 0,35%, respectivamente. En contraste, el Euro cae 3,51% y la libra esterlina 3,15%.


A casi dos semanas desde que se iniciara el conflicto bélico en Ucrania, los pronósticos respecto de la duración de la invasión rusa empiezan a cambiar. Si en un principio se estimaba una guerra relámpago, hoy en día hay quienes sostienen que el conflicto podría alargarse. Y en ese caso, los efectos para los mercados alrededor del mundo podrían ser peores a los vistos hasta ahora.

Según Luis Felipe Alarcón, economista jefe de EuroAmerica, en caso de extenderse, “mientras los precios de commodities permanezcan altos, el peso chileno debiese mantenerse a raya, tal como hasta ahora” , y apunta que “ha estado entre $790 y $810. Si se eterniza esto debiese irse al techo de ese rango, pero insisto, va a depender mucho de que ocurra con el cobre. Si miras las monedas de países productores de materias primas, en general no han tenido un mal desempeño”.

Pero el impacto se sentiría más sobre la inflación. A su juicio, esta “puede ser muchísima más alta por el shock de oferta que implica un conflicto como el actual y mas aún si se alarga”.

Sergio Lehman, economista jefe de BCI, dice que “en caso de una guerra larga, las presiones sobre precios de combustibles y alimentos no van a ceder. Se podrían incluso acentuar. Los efectos sobre el crecimiento global serían entonces más prolongados. En consecuencia, los efectos sobre inflación serían más prolongados, al tiempo que los inversionistas mantendrían posiciones en instrumentos de refugio. Eso llevaría a tasas de largo plazo en países desarrollados contenidas. En Chile, también veríamos incrementos en precios y un tipo de cambio presionado al alza”.

Para Klaus Kaepmfe, director regional de Portafolio Solutions en Credicorp Capital Chile, en caso de que la guerra se prolongue, se producirá “una ralentización de las subidas de tasas el primer semestre por parte de la Fed, pues habrá mucha más inflación y será más persistente”, puesto que “el petróleo, en vez de bajar en el segundo trimestre como pensábamos, se mantendrá alto”.

Desde el inicio del conflicto, el dólar index se ha fortalecido 2,8% frente a una canasta de monedas, pero las divisas de países productores de commodities no se han visto tan afectadas. Así, el peso chileno se ha depreciado 2,3% frente al dólar y el real de Brasil un 1,38%, mientras que el peso colombiano y el sol peruano suben 2,64% y 0,35%, respectivamente. En contraste, el euro cae 3,51% y la libra esterlina 3,15%.

De hecho, el petróleo Brent- de referencia para Europa- ha llegado a tocar los US$140 por barril, mientras que el precio del cobre, junto con otras materias primas, anotan fuertes alzas en el año, marcando precios máximos históricos.

A juicio de Kaepmfe, “el tema de las cadenas productivas es más grave en la medida que aumenta la duración. Normalmente los inventarios amortiguan el golpe inicial, pero el que se alargue genera un impacto exponencial, no lineal en los precios”.

En esa línea, Francisco Simian, economista Jefe de la plataforma de inversiones globales Altafid, sostiene que “el conflicto ya está poniendo presión sobre las cadenas de logística globales de una serie de productos, como el petróleo, varios tipos de grano (cuyos precios se han disparado en anticipación de una cosecha mucho menos productiva en Ucrania), los fertilizantes (Rusia es el mayor exportador mundial) y algunos metales, como el aluminio y el níquel (que ha alcanzado sus mayores precios en más de una década). Mayores costos impactarán de manera distinta a diferentes empresas, pero si hay un impacto significativo en la inflación, esto podría llevar a los bancos centrales a reevaluar sus políticas de ajuste”.

Respecto de la renta variable, Simian dice que “en términos muy generales, esta incertidumbre es mala para la renta variable, con la excepción de sectores específicos que han visto sus valoraciones crecer, como algunos grandes proveedores de armamento y empresas de ciberseguridad”.

Desde el inicio del conflicto, el índice MSCI Emergente ha caído 8,2%, el MSCI Desarrollado pierde 3,1%, mientras que Latinoamérica, continente productor de distintos commodities, cede 0,01%.

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