
Jorge Martínez: “Cuando le renovaron el contrato a Almirón, inmediatamente tuvo un cambio de actitud”
El expreparador de arqueros de Colo Colo entrega detalles desconocidos de su salida del club y revela la tensión que se vivía en el Cacique durante la última etapa con el DT argentino, con quien su relación se fue deteriorando hasta el punto de no dirigirse la palabra.
Dos semanas antes de que Colo Colo despidiera a Jorge Almirón, fue desvinculado el preparador de arqueros Jorge Martínez. El profesional se había quedado en el Cacique tras la salida de Gustavo Quinteros y se integró al nuevo cuerpo técnico del exentrenador de Boca Juniors. Sin embargo, la relación se fue desgastando a nivel muy duros, según confiesa. En esta entrevista, el oriundo de San Antonio relata cómo fueron esos difíciles últimos meses que vivió en el Monumental.
¿Cómo se produce su salida?
Me llama Daniel Morón a la oficina. Me dice que necesitaba conversar conmigo. No me dijo el tema. Nos juntamos y me comenta la situación de mi despido, que a mí me parece injustificado. Me nombra cosas que habían pasado con un arquero, con un compañero del cuerpo técnico, me habla de un proyecto que presenté, que me habían pedido Aníbal Mosa y Alejandro Paul... Más encima, el día anterior supuestamente se sabía que me iban a despedir, pero igual tuve que hacer la práctica y después de que terminó me despidieron. Innecesario.
¿En qué consistía este proyecto?
Me habían pedido preparar un proyecto que abarcara desde el primer equipo a todas las categorías menores para presentarlo al directorio, pero al final no hubo respuesta de la gerencia deportiva. Entonces no entiendo qué pasó.
Usted tenía una relación cercana con Morón. ¿Se sintió decepcionado?
Sí. No lo tomé de buena manera, obviamente por la amistad que tenemos de muchos años con Daniel. Alcancé a estar con él en la Selección y cuando hice mi práctica en Colo Colo hace 23 años. Siempre habíamos tenido una muy buena relación y obviamente me sentí un poco defraudado. Además, yo le comenté que había algunas situaciones que estaban pasando y él no se dio cuenta.
¿Qué situaciones hubo?
Hubo una falta de respeto de un jugador... A mí me gusta mucho marcar el tema de la disciplina, porque estuve en lugares de élite, como la Selección y Católica, y nunca me tocó ver algo así.
¿Y esa falta de respeto fue de un jugador joven?
Sí. Yo estoy acostumbrado a subir arqueros de la Sub 17 y la Sub 20, y en este caso subimos a uno de la 20. Entonces, le consulté cuáles eran los aspectos qué él creía que tenía que mejorar y me respondió que ninguno. Yo le comenté lo que había que mejorar y para qué le voy a decir lo que me respondió; es irreproducible.
¿Cambió la actitud de Almirón cuando le renovaron el contrato?
No soy nadie para decirlo, pero creo que el profe inmediatamente tuvo un cambio de actitud ahí. No solamente con los que componíamos el cuerpo técnico, sino que con los demás colaboradores y con los jugadores. Se notó inmediatamente al otro día, cuando él llegó de otra forma. Tomó otra postura ante los jugadores y ante el cuerpo técnico. Me parece que eso fue una de las cosas que no le hizo bien a la institución.
¿Cómo se transformó Almirón ahí?
Me pareció un lider muy autoritario en ese momento y no democrático. Me hubiese gustado que fuera más democrático en sus decisiones.
Y después vino lo de su frustrado despido...
Todos sabemos que lo despidieron públicamente, entonces era muy incómoda la situación. Era incómodo para todos estarlo escuchando. Ya no era lo mismo de antes, uno lo notaba en los jugadores, lo notaba en todos. Era una relación desgastada.
¿Es verdad que en los últimos meses terminó relegado a la tribuna?
Efectivamente fue así. Fue una decisión del profe Jorge Almirón, quien prefiere llevar ahí a la persona que ve las cargas físicas, en este caso un compañero que también era institucional, y no llevarme a mí. Me parece que son situaciones muy personales que se empiezan a generar con él, porque quería mostrar su trabajo y termina poniéndome mal con el entrenador, por justificar su trabajo. Entonces ahí Jorge decide mandarme a la tribuna.
¿Usted le pidió explicaciones por la decisión?
Sí, le pedí una explicación. Entonces, nos sentamos a conversar, y me dice: “Jorge, te pido disculpas, vas a volver”, y vuelvo con Racing allá en Argentina. Después de eso, estoy tres partidos más y de nuevo me manda a la tribuna. Yo sentí que lo único que mi compañero quería era validarse con su trabajo, porque en muchos partidos y situaciones Almirón se dejó guiar mucho por el tema de los recorridos. Yo lo viví in situ. Hubo jugadores, como Vidal y Pavez, que fueron sustituidos por un tema de recorrido. Y a mí me parece que el fútbol no es solo un tema de recorridos, sobre todo en los puestos donde les toca estar a ellos, y más con la experiencia que tienen como jugadores de jerarquía.
¿A quién se refiere? ¿Quién es esa persona?
Prefiero no mencionarlo, porque no es relavante en el área técnica. Nunca fue a la banca en toda su carrera. Solo con Almirón.
¿Cómo era su relación con Almirón?
Al comienzo, muy buena. Conseguimos el título del 2024 y salimos un par de veces a comer, pero luego la relación se fue desgastando a medida que este compañero que mencionaba fue comentándole cosas. Al final yo ni siquiera quería entrar a las charlas. A veces pasaba que una hora y media antes del partido no sabía qué arquero iba a jugar. Era algo insólito y que nunca viví en mis 25 años de carrera.
¿Y cómo se llevaba con el plantel?
La relación siempre fue buena. En un momento se habló de que tuve un conflicto con dos jugadores, pero fue una situación muy a la pasada. Nada de insultos ni manotazos, sino que fue porque cayó un balón a un costado y yo no lo tiré inmediatamente, porque llevaba unos materiales y ahí se molestaron estos jugadores, pero es algo que quedó en la cancha. No es algo para justificar un despido ni mucho menos.
¿Conversaba con el cuerpo técnico?
Llegaba en las mañanas, y como soy un tipo decente, llegaba a la mesa y saludaba a todos de mano. Me contestaban por cumplir, pero era muy engorroso porque muchas veces sentí que me hacían el vacío. Era para la Ley Karin... Llegaba a mi trabajo por muchos meses y no tenía ganas de ir por lo que estaba viviendo. Obviamente, siempre quise estar en Colo Colo desde chico y seguía desempeñando mi trabajo de buena manera, pero sin la motivación del comienzo, porque era frustrante llegar a concentrar y que, a la hora del desayuno, almuerzo o cena, no poder conversar con nadie en la mesa. Era como estar sentado solo; todos conversaban y a mí no me dirigían la palabra.
¿Le comunicó a la dirigencia esa situación?
Sí, se lo comenté en algún momento a Daniel. Cuando jugamos con Real Valladolid, Morón me dice que me quede en Santiago porque tengo que hacer el calentamiento al otro día, que se iba a quedar el profe Almirón y que nos ponían una van a las 6.30 de la tarde para ir al partido con O’Higgins en San Fernando. Me quedé para ver el debut de Eduardo Villanueva y ahí me dice Daniel que el técnico había solicitado al preparador de arqueros de las divisiones menores para ese partido con Valladolid. Entonces, de nuevo me tuve que ir a mirar el partido y ver a Villanueva para tener una evaluación más certera de él en cancha, porque obviamente no es lo mismo verlo en televisión, y de nuevo fui relegado.

¿Pudo conversar con Aníbal Mosa?
De Aníbal siempre voy a estar agradecido, al igual que de la institución, de los dos bloques, y también del Club Social. Pero me hubiese gustado conversar con él y escuchar de él por qué me fui de Colo Colo.
También se habló de Brayan Cortés. ¿Cómo fue su relación con él?
A Brayan lo entrené de forma particular por muchos años, al igual que a De Paul, sobre todo en pandemia cuando Brayan estaba en Colo Colo y Tuto en la U. Siempre tuvimos una relación de trabajo. Obviamente fuera de Colo Colo tenía más libertades. Pero en todos los equipos en que estuve fui un tipo exigente. Con Matías Dituro tuvimos la valla menos batida y fue elegido el mejor arquero del campeonato. Brayan en cuatro ocasiones fue la valla menos batida del campeonato y, junto con Fernando, estuvo en la Selección en dos fechas FIFA. Es algo inédito que un club mande a sus dos arqueros a la Selección.
Usted pudo partir con Gustavo Quinteros a Vélez, pero optó por seguir en Colo Colo. ¿Por qué se quedó?
Con Gustavo siempre tuvimos una muy buena relación, pero me quise quedar en el proyecto del profe Almirón, porque entendíamos que el 2025 era el del centenario, algo histórico y muy importante para la institución y todos los colocolinos.
¿Imaginó que el centenario iba a ser así como fue?
No, la verdad que no. Yo creo que después de lo que pasó con los hinchas en el partido con Fortaleza, se ensució todo el Centenario y luego muchas cosas vinieron después.
¿Cómo ve la llegada de Fernando Ortiz?
Ojalá le pueda ir bien, no se le puede medir por un partido. Viene llegando y necesita poder plasmar su idea de juego. Para eso necesita tiempo.
¿Le gustaría dar el salto al extranjero?
Uno siempre se proyecta en el plano internacional. He trabajado en más de 10 equipos ininterrumpidamente en los últimos 25 años. Partí en el 2000 con Juan Páez en San Antonio Unido. Ahora que estoy libre, me estoy entrenando en la playa para estar físicamente bien y poder interactuar con los arqueros en los trabajos. En un futuro me encantaría volver a Colo Colo. También me gustaría estar en un equipo grande o en la Selección, porque uno siempre quiere estar en los grandes porque se maneja un nivel de élite. A mí me gusta la excelencia.

¿Está la opción de volver a trabajar con Gustavo Quinteros?
Gustavo ya conoce el desempeño que tengo con los arqueros y siempre uno se proyecta. Él es un técnico de renombre, de mucha jerarquía y que maneja camarines. Donde va sale campeón y me extraña mucho que no esté en Europa. Su próximo salto debe ser hacia allá, hacia una selección grande o a la de Chile. Me gustaría mucho verlo en la Selección en el futuro.
¿Está abocado a algún proyecto personal?
Estoy abriendo una academia en el Estadio Palestino junto a Felipe Tapia, preparador de arqueros con 17 años de experiencia. Abriremos el 7 de octubre y la idea es formar arqueros integrales, como muchos que hemos formado desde los ocho o nueve años. La idea también es buscar arqueros altos, con pase comunitario o doble nacionalidad, para futuras ventas a Europa. De hecho, hoy en día trabajamos con dos arqueros que son seleccionados.
¿Qué arquero chileno le gusta en la actualidad?
Me gustan los tipos que manejan conceptos tácticos, con lectura, con asistencias. Yo los llamo arqueros pensantes. Es el caso de Thomas Gillier, Vicente Reyes y Vicente Bernedo, que además tienen el biotipo de arquero europeo. También, se preocupan mucho de su cuidado personal, nunca están con sobrepeso, sino que todo lo contrario. Son jugadores que no se molestan y que aceptan los consejos. Son tipos que trabajan duro. Yo siempre llegaba a las 7.30 de la mañama y a veces me iba a las 12 de la noche del Monumental, porque siempre me quedaba armando videos de los entrenamientos, los que guardé en mis discos duros para tenerlos en los registros.
¿Cree que en Chile falta profesionalizar a los arqueros?
Sí, porque es un puesto muy importante. Es fundamental y acá en Chile no se le toma la importancia ni se le da la relevancia que merece. Como dice Claudio Bravo, a quien conocí cuando hice mi práctica, todo pasa por el tema de la cabeza. Si el tipo no es fuerte de cabeza, es imposible. Claudio tenía disciplina y una claridad de objetivos; él siempre supo dónde iba a llegar. Si me pregunta, uno de los que tiene esa mentalidad es Eduardo Villanueva, que va a ser el recambio de Colo Colo por muchos años más. Ahora, obviamente, no hay que olvidarse de que lo primero es atajar, pero también hay que jugar bien con los pies y manejar otros conceptos, sobre todo tácticos.
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